Al rescate del legado histórico y arquitectónico de Ancud
Casa Pedersen tiene una data que se acerca a los 160 años de antigüedad y que se levanta en la calle Lord Cochrane como mudo testigo del paso del tiempo en la ciudad del río Pudeto.
En calle Lord Cochrane se alza silenciosa una de las construcciones habitacionales más antiguas de las que se tenga registro y que representa la génesis del casco histórico de Ancud.
Casa Pedersen se impone desde lo alto frente a la bahía presentando un legado arquitectónico que se remonta a unos 160 años en forma aproximada y de acuerdo a los archivos heredados por esta familia de origen noruego.
Leif Pedersen Larsen y Julia Flaig Weis habrían llegado durante la segunda mitad del siglo XIX procedentes desde Europa en busca de nuevos horizontes sin imaginar que su colonización en tierras chilotas dejaría un estilo de edificación que perdura hasta nuestros días.
Un oficio ligado a la maestranza o trabajos en metalúrgica llevó a este inmigrante a forjar su vida en este territorio insular y que a través de los años recuerdan con nostalgia sus herederos.
"Según lo que decía mi padre que falleció hace 15 años, se supone que tendría 160 años más o menos, puede ser un poco menos, pero menos de 160 años no tiene", afirma de entrada Julia Pedersen, nieta de los fundadores de esta casa y última descendiente.
Las paredes y amplias dependencias interiores dejan en evidencia el estilo de construcción en maderas nativas siendo replicada en otros inmuebles del radio urbano que le han dado un sello de identidad a la ciudad del río Pudeto.
En este aspecto la comerciante ligada al rubro de la repostería explica que "lo único que se ha hecho nuevo fue este agregado hace 15 años, de allí todo lo otro se conserva igual".
Convencida de que sus abuelos paternos fueron los artífices de su casa habitación, la ancuditana no duda en destacar las principales características de edificación que dieron la base para soportar el crudo paso del tiempo y las catástrofes naturales como el terremoto y tsunami del 22 de mayo de 1960.
La comerciante sostiene que "la casa tiene dos dormitorios, baño, cocina, comedor y arriba hay cuatro piezas más, son nueve piezas en total". A pesar de algunos cambios, sus divisiones interiores resaltan por la altura de cada pieza de 3,80 metros ostentando como verdaderas reliquias el primer teléfono y una radio a tubo marca Philips que luce con orgullo en la sala principal.
Una de las pruebas más latentes de su permanencia a través del tiempo dice relación con los recordados edificios de la antigua aduana portuaria y un hotel que se conectaban a escasos metros con un muelle y paseo construido en madera donde hoy se levanta el muelle y rompeolas de Ancud.
Catastro
Un levantamiento fotográfico financiado por el municipio local permitió a la arquitecta Macarena Almonacid junto al fotógrafo Carlos Herrera, realizar a finales de 2015 un catastro de las viviendas que conforman el llamado casco histórico de la ciudad y que se plasmó en el diseño de cuatro pendones que reseñan la historia arquitectónica de estos edificios.
"El proyecto surge de poner en valor una serie de edificaciones de madera de principios del siglo XX que están algunas en cierto riesgo de desaparecer y otras también en muy buen estado que hay que rescatar", sostiene la profesional.
La arquitecta precisó que en el caso de la casa Pedersen responde a un estilo neoclásico, que "si bien tiene una incidencia en la cultura europea fue adaptada también a nivel local, por lo tanto rescata elementos de la cultura clásica y las reinterpreta con elementos propios de la arquitectura propia de Chiloé".
El llamado estilo neoclásico que se remonta a principios del siglo XIX responde a una corriente arquitectónica imperante en Chile y que alcanzó a las actuales iglesias patrimoniales chilotas.
"Distintos elementos van a ir adaptándose en cada vivienda, en el caso de la vivienda Pedersen, si bien es un neoclásico más primario que el resto podemos partir diciendo que hubo una incidencia europea pero también varias incidencias chilotas", apunta Macarena Almonacid.
Como contraste a su antigua data aparece igual de imponente y atractiva la vivienda que alberga al restorán Capri cercana al año 1950 y que se emplaza en la esquina de las calles Eleuterio Ramírez con Mocopulli.
Expresa que "esta casa responde a un movimiento modernista, que es otra tipología arquitectónica que también tiene elementos propios de la arquitectura de Chiloé, pero reinterpretándolo con la arquitectura moderna".
El diagnóstico del proyecto permitió establecer la existencia de viviendas en franco deterioro como de una excelente conservación, casas en venta y deshabitadas siendo pesquisadas en el trabajo de rescate visual.
Realidad
Carlos Herrera, quien fotografió estos verdaderos monumentos habitacionales, revela que en su labor exploradora encontró aspectos asociados a la conciencia de los propietarios respecto al lugar en que habitan.
"Las casas están deterioradas, hay varias con este xilófago que se come la madera, si no la arreglan ahora, la casa se va a caer de aquí a cinco años, por fuera se ven paradas, pero por dentro es otra cosa", asegura Herrera.
Cerca de 70 casas quedaron registradas por el lente del profesional y que buscan ser presentadas a través de una itinerancia por las escuelas de la comuna. Una forma de colocar en valor el rico legado arquitectónico e histórico heredado por las primeras familias que colonizaron el Ancud de antaño y que apunta a perpetuarse en las nuevas generaciones.
"Se supone que la casa tendría 160 años".
Julia Pedersen,, propietaria de la casa Pedersen en Ancud.
"El proyecto surge de poner en valor una serie de edificaciones de principios del siglo XX".
Macarena Almonacid,
arquitecta ancuditana.