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Sergio Leclerc, el poeta chilote al final (o comienzo) del camino

Hace casi tres décadas reside en Quellón este vate que no solamente se dedica a escribir, también defiende el rol de sus pares frente a la comunidad e incluso ha "bautizado" a nuevos autores más allá de la Isla Grande.
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Ricardo Mundaca Izquierdo

En una linda casa en Punta de Lapas, a escasos metros del final o inicio de la Ruta Panamericana, vive un personaje singular de la ciudad de Quellón: Sergio Leclerc Fritz, escritor y pintor. Radicado en la comuna hace casi 27 años, llegó a estas tierras insulares buscando tranquilidad y paz espiritual. Padre de cuatro hijas, una de ellas fallecida, todas hacen su vida fuera de la Isla Grande.

Vino al mundo en Santiago el 19 junio de 1947, descendiente de franceses, alemanes y vascos. Cursó sus estudios básicos en la Escuela Experimental El Salto de la capital. "Un colegio muy bueno, donde dentro del mismo teníamos médicos, dentista, músicos, literatura. Creo que estuve en un buen colegio", asegura el poeta. Luego de sus estudios secundarios, cursó Medio Ambiente en la Universidad de la Frontera.

Cuenta que salió de Santiago por 1970 y antes de recalar en la Isla Grande de Chiloé estuvo viviendo en Valparaíso y Concepción. "Acá, esta tierra a mí me tomó y no me puedo ir. Es algo que usted sale de acá y como que lo tiran con un cordelito para acá de nuevo. Yo no lo creía, es algo mágico", confiesa.

De sus tiempos iniciales en Quellón rememora que se dedicaba a hacer letreros y traía ropa para vender en la zona. Relata que "por mi lógica del medio ambiente no podría haber entregado mi vida a las salmoneras, era algo que me podría herir para siempre".

Subraya el vate que esta tierra es especial para el arte, para escribir, para pintar. Así la ensalza: "La mejor parte que he visto en Chile. Los paisajes tremendos, la gente... Me gustó la pureza de la gente, me gusta lo básico. Es algo mágico, la poesía flota acá, en el mar, en las playas, en las calles. Chiloé entero es como otro país".

En cuanto a su obra, menciona que ha escrito y publicado 15 libros, pero en su computador tiene material guardado como para otros 40. Agrega que "tengo poemas en voz, en disco con imágenes he hecho unos 15 también".

Todos sus libros editados son de poesía, pero acota que tiene en mente publicar este año dos libros de cuentos, uno que se titulará "Mi perro y yo", del que dice está "dirigido al medio ambiente, al amor a los animales y para recordar nuestra juventud". El otro texto se llama "Contingente del 66", "donde describo en forma bien amena todo lo que es haber hecho el servicio militar en esos tiempos", comparte.

Cartagena

En el contexto de la asociatividad con sus pares, relata que le planteó al presidente del Círculo de Poetas y Escritores de Quellón, Fernando Astete, respecto a su intención de formar una agrupación similar en la zona central, específicamente en el balneario de Cartagena, Región de Valparaíso, recibiendo el consentimiento.

"Antes de eso hicimos un bautismo poético, que es netamente chilote, lo creamos acá en Quellón y es inédito en el mundo. Es algo muy especial, solo para poetas", confiesa, al tiempo que detalla la experiencia en la tierra de Vicente Huidobro: "Llegamos allá e hicimos el bautismo. Estuvimos un mes preparando las cosas y lo logramos hacer sin la ayuda de nadie. Cada uno de nosotros se puso con su dinero y pudimos hacer algo que nunca se había hecho en ese lugar".

Explica el vecino quellonino que su intención no es resaltar a los artistas muertos. "De ellos se aprovechan organizaciones que mantienen una forma de ganar vida y dinero con los poetas muertos. En cambio, a los poetas vivos nadie los ampara y andan disgregados. Algunos no tienen ni para comer. El poeta entrega su trabajo a la humanidad, sea bueno o malo, da lo mismo. Esos poetas necesitan la ayuda del Estado o de alguien, pero nunca la van a recibir", denuncia.

La mentada sociedad de poetas vivos nació en Cartagena, en la caleta San Pedro. El bautismo se realizó el 12 de febrero, a las 6 de la tarde. "Tuve el honor de bautizar aproximadamente a 14 poetas, un buen número. Ahí tomaron su nombre poético, declamaron un poema inédito, fue muy emocionante, místico. Cuando se fueron a tirar las botellas con los poemas inéditos al mar, tomé una caracola gigante y toqué un sonido que es de mar también. Fue muy especial para la gente que estaba ahí", evoca.

Leclerc aclara que las botellas conteniendo los poemas de los iniciados no fueron tiradas al mar por ellos, quienes tampoco se embarcaron, sino que se llevaron en un bote que se adentró en el océano para posteriormente ser arrojadas a las aguas. Finalmente los poetas bautizados bebieron un vasito de vino añejo y quedó sellada su iniciación.

A la ceremonia, por tener carácter local, concurrieron vates de San Antonio, Cartagena y de El Quisco. Resalta este artista insular que en Quellón esta ceremonia se ha hecho varias veces. "La idea salió de acá", recalca orgulloso y añade que los literatos quelloninos fueron todos bautizados en el Hito Cero de Punta de Lapas.

Un tema insoslayable para un autor es en qué se inspira. Algunos, dice este creador, "lo hacen en una cosa, en algo. Para mí la fuente de inspiración es el universo entero. No podría dejar de lado el mar, a una mamá o un hijo, un perro, algún pájaro. Todo es fuente que da motivo para escribir. Está todo vivo en el universo".

Pendientes

Las letras son parte del acervo cultural de la ciudad del sur de la Isla, incluso existe cerca de su casa el Paseo de Los Poetas. Habla este residente que "ahora se sacó el paseo y la Municipalidad (de Quellón) se comprometió a hacerlo de concreto, de una forma mucho mejor, ya que era de madera y se podían quebrar los palitos y podría pasar algo". "Eso va a ser un aporte importante y contribuirá al turismo", vislumbra.

Un proyecto de extensión cultural que no ha podido ver la luz es un café literario. Leclerc atesora esta idea y cree que lo va a sacar adelante. Está decidido a hacerlo. Otro proyecto que tiene en carpeta "es recorrer las islas, recorrer Chiloé e ir al norte algún día con el círculo", suma.

"Para mí la cultura es amplia. La pintura, el ballet, las películas antiguas, la historia, es tremendo lo que se puede agregar a la cultura para llevarla a la comunidad, a las islas, desamparadas totalmente de la cultura, al campo", expone.

Su mensaje es claro: "A una guagüita hay que empezar a darle leche de a poquitito. Hay que lograr crear las instancias para que a la gente le guste (la cultura), crear los valores".

Menciona el vate que ha recorrido escuelas con el círculo quellonino llevando poesía y que, los alumnos, según sus palabras, "quedaron en otra; hicimos declamaciones poéticas y fue algo que sorprendió a profesores y alumnos".

Este hombre es un artista multifacético. Otra arista de su talento pasa por la pintura. "Me gusta mucho la pintura, desde niño", enuncia. En su casa tiene algunas de sus creaciones, pero confiesa que tiene intenciones de exponer una treintena de cuadros que dejó en Cartagena y que en el pasado exhibió en Santiago y La Serena. También está en su horizonte un viaje a Alemania, el que espera concretar a la brevedad.

"Es algo mágico, la poesía flota acá, en el mar, en las playas, en las calles. Chiloé entero es como otro país".

"Mi vieja Barca"

Un día dibujé tu nombre

al costado de mi barca,

y como lucía cuando ella,

esbelta,

mostraba tu nombre

como si fuera su alma.

Hoy ya duerme

entre la arena y las olas.

Sé que también te has ido,

tan lejos,

como duerme mi barca

Camino sobre la arena,

con tu amor que aún me acompaña,

recordando mi vieja barca

cuando lucía tu nombre,

tu nombre con letras blancas.

"Para mí la cultura es amplia. La pintura, el ballet, las películas antiguas, la historia, es tremendo lo que se puede agregar a la cultura para llevarla a la comunidad..."

El artista

Sergio Leclerc Fritz es parte del Círculo de Poetas y Escritores de Quellón, entidad que componen 18 integrantes, de los cuales 12 son poetas. Cuenta que por estos días están preparando un viaje al Muelle de las Almas, cerca del Parque Nacional Chiloé. "La idea es llevar poesía referente a las almas a ese muelle. Declamar ahí y estar en un ámbito poético en ese lugar. Después hacer algo para nosotros y pasar un día de relajo", consigna.

Vivir en Punta de Lapas, al término o principio de la Panamericana, no le es indiferente. "Me dice mucho porque aquí hay como un espíritu. Un espíritu de isla y la poesía está impregnada en todas partes, es algo precioso", sentencia.