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Zona Franca para Chiloé

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Lo que está ocurriendo actualmente en nuestra región es sin duda una catástrofe de magnitudes que está repercutiendo directa e indirectamente a toda la población local.

En primer lugar con extrañeza se visualiza el actuar del gobierno quien no ha dado muestras claras de querer investigar las causas y establecer los respectivos responsables -mediante entidades externas- sobre los daños medioambientales que se han producido en la fauna marina, contradicciones entre las declaraciones de las entidades, entre otros. Prueba de ello es que se difuminan presuntas ideas que bordean desde el mito hasta evidencias que han sido transmitidas de voz en voz. Por otro lado, establecer inmediatamente un bono sin claridad de futuro agudiza aún más la crisis.

Las familias que se ven afectadas directamente están ante un escenario de incertidumbre tremendo y con impotencia esperan una medida creativa de parte de este gobierno más allá de la lógica asistencial que algunos tratan de insertar. No cabe la menor duda que la actividad económica del archipiélago lamentablemente está siendo afectada en el empleo formal e informal.

Haciendo un poco de recuerdo, el periódico ancuditano La Cruz del Sur en Enero de 1956 señalaba en uno de sus titulares: "Grata noticia para el sur de Chile. Presidente de la República firmará Ley de Puerto Libre para Chiloé." En días de profunda crisis e incertidumbre, con consecuencias económicas y medioambientales importantes esperamos que los tomadores de decisiones como, junto con la sociedad civil puedan impulsar una alternativa para el mediano-largo plazo, que sería decretar Chiloé como Zona Franca -para administrar y gestionar franquicias con un régimen de exenciones tributarias y aduaneras- tal como Punta Arenas, que actualmente el 28% de los ingresos brutos percibidos por la concesionaria son pagados al Gobierno Regional, destinándolo en proyectos para la comunidad. Una medida quizás insuficiente, de connotación histórica y transversal que ayudaría a compensar en parte los daños y las dificultades que vivimos, dando un nuevo impulso a la isla de Chiloé.

Columna

Andrés Barrientos,, Director Ejecutivo Fundación Ciudadano Austral