Ricardo Mundaca Izquierdo
Tras 17 días de movilización de los trabajadores de la pesca artesanal, mitilicultores y comunidades indígenas, la rutina en Quellón parece encausarse. A pesar de que aún no se normaliza el abastecimiento de los comercios por vía terrestre, de a poco comienzan a llegar camiones con mercadería que tienen sus centros de distribución insular en Castro. Sigue siendo imperiosa para el sur de la Isla la normalización del suministro de combustibles, incluyendo el gas licuado.
Marco Salas, quien ayer fue uno de los negociadores del acuerdo de 28 puntos que se firmó con el Ejecutivo en Puerto Montt, recalcó que ya no quedan manifestantes en el kilómetro 2, la "zona cero" de este conflicto que avanzó por el resto de la provincia y otras comunas de la región.
A su vez, respecto de lo alcanzado con el ministro coordinador, Luis Felipe Céspedes, analizó que "hemos tratado de hacer lo posible para lograr la mayor cantidad de objetivos; hemos visto que ha sido una movilización bastante difícil, complicada, todavía están nuestros compañeros de Ancud tratando de resolver el conflicto que tienen ellos, que ha sido para todos".
Además, justificó las acciones del mundo movilizado de "salir a la calle" para alcanzar respuesta a sus petitorios.
La rúbrica, como todas las de este movimiento, se selló en Puerto Montt, hacia donde viajaron los dirigentes y el alcalde Cristian Ojeda a bordo de una aeronave de la Fuerza Aérea de Chile (FACh).
Comunidad
En tanto, desde la comunidad diversos actores evaluaron la paralización. El kinesiólogo Andrés Lorca señaló que "hay un lento regresar a la normalidad y regularidad en las actividades de la ciudad. Se afectó el estado de ánimo de los vecinos y el ritmo de la ciudad se ve ralentizado por la suspensión de clases y la paralización del sector industrial. Los meses venideros serán exigentes para economía local y los síntomas de esta crisis social recién comienzan a sentirse".
Para la vecina Yanina Salazar, ayer "se me fue la preocupación que tenía, ya que mi pareja volvió a trabajar. Estaba preocupada también por mi hija que le estaban faltando los pañales, la comida y uno venía al centro y no se encontraba con nada. Al principio estaba con el paro pero no pensé que iban a ser tantos días. Al final hartas personas salieron perjudicadas".
Para el buzo mariscador Javier Llancalahuén, "el término del conflicto no ha sido muy rentable para personas como yo y otras varias personas. La injusticia muy grande con las ayudas que llegan del norte. Me parece bien el término del paro porque todos tenemos derecho a trabajar y hacer progresar la comuna".