La esperada cuenta pública era la oportunidad de sincerar el trabajo realizado por el Gobierno y como sería encausado. Lo cierto, que la tercera cuenta de la Presidenta Bachelet no logró dicho propósito.
Afirmar que la obra gruesa está finalizada es negar que tres de sus principales reformas han tenido reveses. La Tributaria debió ser "reformada", no logró la recaudación esperada y estamos creciendo entre el 1 y 2%; la cifra más baja de los últimos 30 años. La Reforma Educacional fue la primera cuestionada por el TC al excluir a alumnos vulnerables de la gratuidad. Hoy en su discurso reconoce que el beneficio no llegará al 70% al término de su período. La Reforma Laboral con un 56% de rechazo en los trabajadores también tuvo un fallo adverso en el tribunal, y para revertirlo el Gobierno opta por un veto que suprime las normas de adaptabilidad; la única posibilidad de dar trabajo a mujeres y jóvenes. Tres ejemplos que explican el 26% de aprobación que tiene la mandataria.
La Presidenta en su discurso comenta la mayor crisis acuícola en Chiloé con medidas de mediano plazo, pero sin hacer alusión a la coyuntura de hoy. Se refiere a la prontitud con que el Gobierno actuó, pero se contrapone a los 18 días que duraron las movilizaciones. Por tercera vez anuncia el Hospital de Quellón y omite el de Ancud. Destaca las universidades de O'Higgins y Aysén y se olvida de Chiloé; un proyecto que ya caminaba, pero que lleva 2 años congelado. ¿Será porque es del ex presidente Piñera?
Ministros y oficialistas destacaron el tono conciliador y convocante de este 21 de mayo, en que la mandataria pidió retomar el crecimiento y estrechar las confianzas, pero el mensaje fue opacado por los graves disturbios en Valparaíso, que dan cuenta que el combate a la delincuencia -otra preocupación ciudadana- no está en el centro de la agenda del Gobierno. Lo cierto es que la cuenta pública tuvo poco para Chile y nada nuevo para Chiloé.
Columna
Alejandro Santana Tirachini,, diputado por Chiloé y Palena