A los que nos gusta el deporte como el fútbol, no nos dejamos de sorprender lo que pasó con la ANFP. Cuesta creer que el señor Jadue que vive días veraniegos de playa en Miami haya hecho tanto daño a un país futbolizado como el nuestro.

La desigualdad en Chile es brutal y sabemos que unas pocas familias de Chile se llevan la mayor parte de la torta y la gente más sacrificada tiene que seguir esperando que algún día cambie este sistema que nos tiene a todos colapsados.

Pero duele también ver la injusticia y la desigualdad en el deporte. Mientras el señor Jadue junto a sus cómplices estafaban al fútbol chileno en millones de dólares, acá en Chiloé y región todavía nos faltan recintos deportivos, como multicanchas techadas, mejorar recintos rurales, gimnasios para el boxeo, karate, voley, atletismo, entre otras disciplinas.

Qué impotencia más grande cuando me llama un joven que necesitaba viajar a una competencia nacional y no tenía recursos. Tenemos que de una vez por todas apostar al deporte formativo, con ministerios que destinen recursos a las regiones, con políticas formativas regionalistas y no centralistas.

Ojalá esos 100 millones que gastó un dirigente para arrendar un avión privado se hubieran ocupado para las escuelas deportivas que muchas veces no tienen ni implementación deportiva.

Mención especial a los que están callados y participaron en la operación para sacar a Mayne-Nicholls o al "Loco" Bielsa.

Estamos en Chile. Acá nadie pagará por el "robo del siglo", mientras los deportistas más necesitados, esforzados y talentosos seguirán esperando sentados.