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La vida, golpe a golpe, de José Luis "Pancora" Velásquez

Su carrera la ha forjado a punta de esfuerzo y sacrificio. Reconoce que sufrió bullying cuando era escolar y que hoy no se conforma con destacar en el ámbito nacional, sin dejar de lado el adiestramiento que realiza a nuevos talentos.
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Ricardo Mundaca Izquierdo

José Luis Velázquez Cárdenas llegó al mundo, a la ciudad de Castro particularmente, el 21 de junio de 1989. Está próximo a cumplir 27 años, de los cuales lleva más de la mitad de su vida peleando, dando y recibiendo golpes. No podía ser de otra forma si decidió hace un buen tiempo dedicarse profesionalmente al deporte que lo apasiona, el box. Su nombre de batalla, "Pancora".

El origen del apodo lo explica este vecino de Quellón: "Cuando era chico jugaba a la pelota y me colocaba muy rojo. También porque mi mamá me llegó a buscar una tarde para que me entrara y dejara de jugar a la pelota. Yo le dije que no iba a ir, y ella me dice 'no, Pancora'". Desde ese minuto el apelativo quedó instaurado y no ha podido sacudírselo, pero confiesa que a él no le gusta.

El joven, como otros tantos a lo largo del país, no puede dedicarse en un cien por ciento a la actividad deportiva porque lisa y llanamente no genera ingresos suficientes. Por el contrario, le da más gastos que otra cosa. Por tal motivo debe recurrir a otros trabajos que le permitan llevar sustento a su hogar. En eso juega un rol clave su pareja de hace tres años, María José Soto, quien le ayuda y es el soporte incondicional de José Luis, y que contribuye con sus propios ingresos a mantener a flote el sueño del boxeador.

Junto con estar estudiando para terminar su enseñanza media en el Centro de Educación de Adultos de Quellón, Velásquez desempeña otras actividades alejadas del mundo del cuadrilátero. "Yo trabajo esporádicamente con mi viejo en el tema de la hojalatería, le ayudo y conozco harto de la pega", comparte.

Siempre ligado al boxeo, acota que "actualmente trabajo entrenando a algunas mujeres. Ellas me pagan y con eso me hago unas luquitas. También entrenó con mi grupo, con mi club, que lo formé hace poco y lleva mi nombre, pero que además es cultural y social. Funcionamos en el gimnasio del Estadio Municipal de Quellón". Hasta ese lugar llegan entre cinco y siete alumnos que desembolsan 10 mil pesos mensuales para ser entrenados por esta figura del deporte insular.

En el último tiempo "Pancora" ha desarrollado proyectos autogestionados para mantenerse y mantener la actividad. "Este ultimo año he estado dedicado a hacer cosas. Siempre estoy activo, he hecho eventos y organizado peleas", recalca.

Infancia

Los orígenes de su veta pugilística hay que buscarlos en su infancia. "En el colegio era niño un normal, tranquilo, pero era muy chiquitito de porte. Por eso me empezaron a hacer bullying. Me decían 'enano', y para mí eso era lo peor que me podían decir", consigna.

Relata que así comenzó a enfrascarse en peleas con sus compañeros que lo molestaban. Revela que se puso más agresivo y que tales enfrentamientos eran incluso con estudiantes más grandes. "Cabros con más edad. Siempre me andaba defendiendo porque me molestaban con eso de 'enano, enano'", comparte.

Tras esos episodios de entreveros infantiles, conoció a un joven Héctor Jiménez, quien ya incursionaba en el boxeo amateur y tenía a su haber unas tres peleas en el cuerpo. "Me invitó a entrenar donde él lo hacía, en el muelle. Ahí llegué a entrenar y lo hice como por una semana", dice. En ese lugar se topó con "Trompito" Moreira, un púgil retirado, ya fallecido, y que siempre andaba por ese sector de la ciudad. Él fue quien comenzó a guiarlo en el deporte. "A mí no me gustaba mucho porque andaba siempre borrachito", enuncia.

Al poco tiempo aparece otro personaje clave en el desarrollo boxeril de José: "Seguí con Armando 'Látigo' Velázquez, quien se entusiasmó conmigo porque vio que yo era bueno para los aletazos, así que ofreció entrenarme todas las tardes cuando fuera, y que me iba a ayudar. Comencé a entrenar con él cuando salía de la escuela".

Al cabo de una semana debió cruzar golpes con su amigo Héctor Jiménez. Cuenta el deportista que "nos agarramos a combos y le aforré. Le gané por retiro. No paraba de pegarle". A la sazón José Luis contaba con apenas 13 años, y aquel instante podría decirse que fue su primera victoria deportiva. A pesar de ser en un entrenamiento, su rival circunstancial no la tomó muy bien. "Mi compañero se enojó y me pegó una patada de puro picado", recuerda entre risas.

El sabor de ese pequeño triunfo lo dejó fascinado, y reconoce que le sirvió para soltar la ira que tenía guardada hacía tiempo tras haber sufrido el acoso de sus compañeros que le hacían la vida nada fácil. "Ahí empecé a soñar y me dije que algún día iba a ser un campeón, un grande", recalca.

registros

Velásquez tiene un largo historial de peleas. Siendo amateur protagonizó 66 combates. Manifiesta que en la categoría de 46 kilos, fue campeón infantil en un torneo nacional en Antofagasta, donde concurrió por Castro. Narra que "igual era muy chico, muy flaco, pesé 42 kilos y la categoría era de 46. Me iban a eliminar, ya que se podía estar solo dos kilos debajo de lo permitido. Antes del pesaje me tomé un néctar completo para subir esos kilos que me faltaban".

Una vez metido de lleno en el profesionalismo, el chilote declara haber combatido 15 veces, ocho veces ha resultado vencedor, tres de ellas por nocaut. Su récord contempla dos empates. Sus registros indican que ha perdido cinco veces, pero aclara que han sido "como forastero, algunas injustas. Todas por puntos. Pienso que solo dos de ellas me las ganaron bien, las otras fueron injustas".

Enfatiza el hecho de haber sido muy arriesgado al salir fuera de casa a pelear con apenas dos duelos en el cuerpo, arriesgándose con rivales más avezados y en algunos casos siendo figuras en sus ciudades. Esa, a su juicio, era la única forma que tenía para mostrarse, ya que en Quellón nadie organizaba combates.

Los últimos dos años del deportista lo muestran con una mayor dedicación en su preparación. "He estado más metido en el cuento", cataloga. Producto de lo mismo fue su triunfo sobre el púgil castreño Juan "Zorrito" Oyarzún, con quien disputó la corona por el título de Chile en la categoría gallo el 3 de octubre de 2015.

Tal combate pactado a 10 vueltas tuvo lugar en Gimnasio Fiscal de Quellón, repleto de fanáticos del boxeo, quienes vieron un enfrentamiento duro en sus primeros seis asaltos hasta que José Velásquez encontró una combinación que mandó a la lona a su oponente. Así "Pancora" pasó a la historia y leyenda de la ciudad al obtener un cinturón nacional.

Madrugador

Velásquez tiene un entrenamiento diario que comienza con un trote matutino durante una hora. Luego de correr se repone con leche y avena. Durante el día come fruta. Luego por la tarde prácticas dos horas, lo que suma tres horas diarias. "Siempre me estoy moviendo", subraya. La alimentación de un deportista es clave, y en el caso de un boxeador que tiene que mantenerse en el peso de su categoría aún más.

Menciona que tiene problemas de ansiedad que lo llevan muchas veces a comer más de la cuenta, aunque sentencia que se alimenta de todo pero en pequeñas cantidades, limitando el consumo de sal y azúcar. Señala al respecto que es disciplinado a la hora de disminuir de peso para cumplir con la balanza: "Si debo bajar 8 kilos en la misma cantidad de días, me lo propongo y lo logro".

Se lamenta un poco de la sacrificada vida que llevan los púgiles en provincia, y en especial en Quellón: "No es lo mismo en Santiago. Allá tienen un buen espacio, tienen pega. En cambio, los chilotes somos sacrificados". Se pone como ejemplo y declara que él mismo incluso debe organizarse sus propias peleas, lo que a su juicio lo distrae y le hace perder tiempo valioso. En ese sentido rescata y agradece a sus auspiciadores que le ayudan a sacar adelante la producción de sus combates.

Le gustaría disputar todos los títulos posibles que estén a su alcance, como el del llamado Mundo Hispano, pero lamenta que todo pasa por dinero para organizarlo. También está en su horizonte la defensa del título de Chile en la categoría gallo.

Reconoce el peleador chilote que al único púgil que admira, por los reportajes que ha visto, es a Martín Vargas. "Me gustaba su boxeo frontal, como el que quiero tener yo. Un boxeador que va para adelante y gane las peleas fácil", argumenta.

Por de pronto José tiene la mente puesta en sus próximos desafíos. El primero es la pelea por el título chileno en categoría súper gallo contra el osornino Robinson "Ray" Laviñanza, duelo que se realizará en la ciudad del Rahue el 8 de julio, el cuarto duelo entre ambos.

Y en cuanto a sus proyecciones fuera del cuadrilátero, por supuesto que piensa en la familia. José Luis Velásquez quiere un hijo. Eso sí, "cuando tenga mi propia casita", concluye.

"(En el colegio) Me decían 'enano', y para mí eso era lo peor que me podían decir".

"Si debo bajar 8 kilos en la misma cantidad de días, me lo propongo y lo logro".