Las luces y sombras
Pasarán los años y el penal de Francisco "El Gato" Silva seguirá en el tope de nuestros grandes momentos deportivos. De ahí nacerán comentarios para alabar la gran atajada de Bravo; la oportuna salvada de Funes Mori cuando Sánchez celebraba; la apresurada segunda amarilla a Marcelo Díaz; la vulgar patada del inconsciente Rojo a Vidal, y un infinito etcétera.
Mientras de esto hablamos, se eleva la voz pidiendo que este torneo se repita cada cuatro años. Habrá que ver lo positivo y lo negativo. Adelantemos ese análisis.
En lo favorable: el público asistente. Fueron sobre 1,5 millones los espectadores (promedio sobre 46 mil personas para 32 juegos) y los ingresos -por venta de entradas- debieran superar los US$ 60 millones. Cifras muy superiores a las que se obtienen en Sudamérica.
Segundo: la audiencia televisiva récord: sobre 100 millones de telespectadores. En el mundo: sobre 1,5 billones para los 160 países que transmitieron.
La calidad de estadios; otro positivo. También: hotelería, canchas de entrenamiento, transporte y la posibilidad de que los jugadores caminaran por las ciudades sin sentir el acoso de los fanáticos.
Gran plus la seguridad. Impecable tanto adentro como fuera del estadio. No se conoció de problemas. A lo más una fanática que quiso abrazar a Messi. Gran diferencia con la Eurocopa.
Otro punto a favor: la planificación. Con antelación se sabía que a Chile vs. Colombia lo amenazaba una tormenta. Los organizadores reaccionaron (aunque aún no entiendo porque no adelantaron el juego) tomaron las medidas y dieron un ejemplo de como enfrentar una crisis: compraron unos 50 escobillones para que voluntarios sacaran el agua. ¡Notable¡
Vamos a la otra cara de la moneda. El mayor déficit: la transmisión televisiva. Pobrísima. Inentendible tanto despliegue de cámaras si se usaban en contadas ocasiones. Lo de la final fue dramático. Mientras veíamos hinchas hacerse selfies con balones que caían a la tribuna, nos quedábamos esperando la repetición de acciones que hacen del fútbol el deporte más emocionante de la tierra. Malísima dirección. Aquí olvidaron la audiencia global.
El césped también al debe. No en las 10 sedes, pero si en aquellas que lo instalaron para el evento. Como muchos son recintos cerrados, la ausencia de sol y viento impide que el pasto crezca y se mantenga verde, por lo que lo instalan 4 ó 5 días antes del evento. Y no "pega" generando que el balón no ruede parejo, afectando su control.
Las dimensiones de la cancha es otro tema a considerar. Al ser un torneo internacional, se debe jugar en campo de 105 metros por 68. Estas dimensiones son mayores que las de fútbol americano, terreno habitual de estos estadios. Y es así como la distancia entre los anuncios publicitarios y la línea lateral es mínima (lo mismo en los lanzamientos de esquina). Así se explica la grave lesión del argentino Lavezzi.
Finalmente, la pasividad y frialdad de los norteamericanos. Inmersos en su mundo, no les altera que la fiesta del fútbol continental llegue a su casa. Fue más bien una invitación a los millones de emigrantes latinoamericanos.
Son algunos de los temas a debatir, cuando ya se empiezan a levantar voces para repetir el evento el 2020, mientras en Chile la Roja de Todos nos sigue inundando de alegría.
"Pasarán los años y el penal de Francisco "El Gato" Silva seguirá en el tope de nuestros grandes momentos".