Chiloé aparece en la geografía planetaria hace unos 17.000 años. Durante la mayor parte del tiempo fuimos un paraíso natural y libre. Por ahí por 1500 llegaron los españoles y en 1826, un invento recién creado, llamado Chile, nos "anexa" a su territorio, anexión que comienza a configurar un "notable abandono de deberes", sobre todo en los últimos 35-40 años, donde el novel país chileno toma una serie de medidas para imponer y luego afianzar un sistema político-económico que nos está devastando.

La reciente rebelión chilota del siglo, si dejó algo claro, es que ese sentimiento de abandono sigue vivo. Como no sentirlo, si el estado de nuestra salud y educación es tan precario que vulnera derechos humanos fundamentales. Como no sentirlo, si desde que nos imponen el sistema capitalista, vía schock emocional, hemos sido testigos del abuso y contaminación salmonera, del oculto avance de las concesiones mineras, de la inexistente conectividad interna o "barrial" en que vive nuestra ruralidad, museo vivo de la chilotidad; o el inconsciente apoyo político al Puente Chacao que sin consulta, sin estudios de impactos, sin rentabilidad social, sin consulta indígena debida y acusado de ilegal y vínculos corruptos, recibe 360 mil millones de pesos para no resolver ninguna necesidad básica. ¿Qué opinarán nuestros habitantes de las más de 40 islas que forman parte del archipiélago? Ahí sí que el abandono se hace carne día a día.

Sin ser historiador, ni que esto sea un asunto personal contra nada ni nadie, tenemos que decir las cosas como son: este archipiélago chilote tiene todo para alcanzar gran calidad de vida, en armonía con lo social, ambiental, cultural y económico. Si no lo hemos logrado aún es por la pésima labor de autoridades políticas, quienes contando con recursos no realizan las labores que constitución, leyes o contratos asignan. Por esta razón, hemos decidido hacer un juicio social y declararlos a todos en ¡notable abandono de deberes!