En Quellón sueñan con tener su propia 'serie mundial' de béisbol
Un joven busca plasmar toda la pasión que siente por este deporte a los más pequeños, quienes cada día se están interesando en practicar la disciplina. Cuentan con escasos implementos y esperan la colaboración para despegar.
Si hay un deporte que genera pasión e ingresos multimillonarios en Estados Unidos y en casi todos los países en la cuenca del Mar Caribe, sin duda, es el béisbol. Esta disciplina que se ve mucho en películas tiene miles de seguidores en Chile también, aunque su difusión no es masiva.
Las ciudades del norte del país, como Arica, Iquique, Antofagasta y Tocopilla, practican este deporte en forma intensa. Clásicos son algunos partidos entre selecciones de estas comunas en los campeonatos nacionales que se realizan todos los años. Hacia el sur esta práctica se extendió a Concepción en la década de los ochenta. Algo se mueve también en Temuco y Puerto Montt.
Entre los jugadores de las localidades del Norte Grande y Santiago sale el contingente que forma las selecciones nacionales de la disciplina para competir internacionalmente, aunque sin mayor difusión o interés por parte de los medios. La capital al menos cuenta con ligas de adultos y menores, más un activo torneo de sóftbol (versión más recreativa y suave del béisbol) de damas y varones. Además, tienen un parque de cuatro canchas de pasto para la práctica de este popular juego norteamericano en el complejo deportivo del Estadio Nacional.
Cientos de niños, jóvenes, hombres, mujeres, entre los que se incluyen miembros de colonias residentes de países donde esta disciplina es el deporte rey: cubanos, dominicanos, venezolanos, estadounidenses, japoneses, llegan cada fin de semana a practicar este juego. Hasta ahí todo bien, normal dentro de los parámetros en que se mueve este deporte en modo chilensis.
Hace un par de meses un joven y entusiasta quellonino, admirador del béisbol, tuvo la idea de comenzar a practicarlo en la comuna. Partió solo, sin un lugar apropiado para ello, con más ganas que conocimientos y con más empeño que implementos, Dorian Nauto Bórquez, 35 años, se lanzó tras su quimera beisbolística en tierras insulares.
Génesis
Dorian declara haber nacido en Castro, para posteriormente vivir en Coyhaique y terminar en Quellón hace ya más de 10 años. De oficio panadero, actualmente ejerce como comerciante ambulante.
Relata sobre su acercamiento a este deporte que "yo estudiaba internado en una escuela que queda entre Coyhaique y Aysén, la Escuela F-10, en El Balseo. Ahí jugábamos siempre al tombo (probablemente proviene del deporte de bate y pelota del siglo 19 denominado town ball, el que era muy popular en casi todo Chile hace algunas décadas). Allá lo jugábamos con pelota de trapo y con la mano, pero nunca tuve la oportunidad de jugar béisbol en forma regular. Imposible allá en la Patagonia".
Continúa indicando que "siempre me ha gustado el béisbol, desde pequeño, incluso cuando vine de chico a Quellón intenté armar algo con los niños de mi barrio, pero terminábamos jugando al tombo".
Señala el joven que con la llegada de internet fue conociendo más acerca del deporte, lo que le ha servido para irse formando en la disciplina, instruirse en la reglamentación y técnicas propias del juego. Definitivamente es un autodidacta.
Es tal el ímpetu de Dorian que compró de su propio bolsillo algunos elementos: un bate, unos guantes de práctica y unas pocas pelotas. Casi todo en regular estado o inapropiado para practicar el deporte. Demás está decir que los elementos de esta disciplina no son baratos y en el mercado deportivo es casi nula la existencia de material, salvo algunas imitaciones y sucedáneos de los verdaderos.
Esta nueva iniciativa lleva un par de meses. Dorian se puso a reclutar gente para poder practicar el béisbol. Jugaba solo y comenzaron a acercarse los niños. Luego habló con los padres para pedirles autorización. También creó una página de Facebook y salió a repartir volantes. Así ha llegado a juntar a una docena de niños, algunas niñitas también, entre 6 y 13 años, que entre la curiosidad y las ganas, van comenzando a recorrer el difícil camino de los "deportes no tradicionales en Chile".
Se juntan en una cancha de tierra, al final de la calle El Pudú, en la población Francisco Coloane, los domingos a partir de las 14 horas, gracias a la buena voluntad del presidente de la junta de vecinos. Allí practican estos noveles beisbolistas, que por ganas no se quedan. Las condiciones no son las adecuadas, pero la persistencia y dedicación de Nauto son conmovedoras, a prueba de balas, y así contagia su entusiasmo a los pequeños.
Fanáticos
Encontramos en el lugar de entrenamiento a Jonathan Pérez, 11 años, ataviado con los rudimentarios implementos deportivos practicando junto a su amigo Manuel Quinchalef, de 13 años. Ambos son alumnos de la Escuela Alla Kintuy y vienen del sector del puente Soto.
Jonathan relata la forma como llegó al béisbol: "Encontré al tío (Dorian) abajo jugando con los chicos de la playa, en el estero Quellón". Manuel agrega que "nunca había jugado, lo había visto por la tele nomás", pero está interesado en aprender un nuevo deporte.
Jonathan, por su parte, dice que el béisbol es "bakán" y le gustaría que más niños practicaran. Manuel afirma que quiere seguir en esto porque le fascina. Ambos expresan que sus padres les autorizan a que entrenen y que participen. El deseo más próximo de Jonathan es poder enfrentarse a otro equipo en un partido de verdad. Manuel, en tanto, se inclina por tener una cancha mejor y formar pronto un equipo. Por ahora solamente se queda con internet y el espacio de la calle El Pudú para aprender.
Por esas casualidades de la vida uno de los volantes cayó en manos de Ángela Mardones, avecindada en Quellón hace unos años y activa jugadora de sóftbol en Santiago hasta que se trasladó a la comuna. Ella juega en la posición de short stop (parador corto) y era inamovible en su ex equipo, Fénix, y de la selección metropolitana. Ha jugado varios campeonatos de liga y nacionales. Se acercó a uno de los entrenamientos y desde entonces colabora en los mismos, enseñando, corrigiendo y aportando con algunos implementos de su propiedad para las prácticas dominicales.
Ángela comenta que "me parece notable el esfuerzo que hacen estos chicos y, en particular, Dorian. Su perseverancia es tremenda y voy a colaborar en lo que pueda para intentar masificar este lindo deporte acá en la Isla".
De hecho, la jugadora contactó a sus compañeras en Santiago y están haciendo una campaña entre los equipos capitalinos para recolectar material de juego e implementos a fin de donarlos al incipiente colectivo beisbolero insular.
Semilla
Así se plantó la primera semilla de este deporte, que es practicado por millones de seres humanos alrededor del globo. En Estados Unidos es una industria gigante que mueve billones de dólares y una competencia que dura 9 meses en dos grandes ligas: la Americana y la Nacional. Al final de la temporada juegan los ganadores de cada una la famosa Serie Mundial, en la que se dirime al que denominan "campeón mundial".
El béisbol nunca la ha tenido fácil en Chile y Chiloé no es la excepción. Quién sabe si esto cambia con un empujoncito, con más almas caritativas, con niños que se interesen, con papás que se involucren y con autoridades que faciliten quizás un lugar para practicar organizadamente el deporte.
Estos chicos buscan cumplir su sueño y Dorian Nauto lucha para alcanzar esa quimera de expandir este deporte a través de la Isla Grande de Chiloé. Él pide la oportunidad. Su mensaje es claro: "Tenemos que crear más opciones deportivas y sacar a los niños del sedentarismo". Tiene toda la razón.
"Cuando vine de chico a Quellón intenté armar algo con los niños de mi barrio".
Dorian Nauto,, impulsor de esta disciplina.