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Quemchi se vistió de luto en el funeral de querida "Tamy"

Miles de personas acudieron a entregar su última despedida a Tamara Aylín Zúñiga Alvarado, quien pereció en un incendio ocurrido la madrugada del miércoles en la comuna de Quemchi.
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Eduardo Burgos Sepúlveda - Luis Contreras Villarroel

Más de 4 mil personas acompañaron en su última despedida a la querida Tamara Aylín Zúñiga Alvarado (11), conocida por sus cercanos como "Tamy", quien murió en el incendio ocurrido la madrugada del miércoles 13 en la localidad de Puerto Fernández de la comuna de Quemchi.

Prácticamente todo el sector y su vecina área urbana asistieron al funeral de la escolar. El oficio religioso se celebró en un gimnasio de propiedad del padre de la niña, Gerardo Zúñiga, ubicado a pocos metros de la vivienda donde la menor pereció, en el cruce de las rutas W-135 y W-35.

Pese a que se dispusieron medio millar de sillas para hacer frente a la masiva llegada de vecinos y visitantes que querían honrar a la pequeña alumna del sexto año básico del Colegio Santa Ana, el número de asistentes fue ampliamente superado, con un arribo constante de personas que no paró ni un momento durante toda la ceremonia dirigida por el párroco de la Parroquia San José de Quemchi, Luis Angulo.

Rostros tristes abarrotaban el recinto, tanto de grandes como de chicos, caras de incredulidad ante tan grande tragedia, ya que la pequeña era muy querida en su comunidad educativa y su familia ampliamente conocida y valorada tanto en Quemchi como en Ancud, de donde es originaria la madre de Tamara, Cristina Alvarado.

Quienes no pudieron asistir a la actividad o se quedaron fuera del gimnasio, la siguieron por Radio Coloane, que transmitió en directo la eucaristía que se extendió por cerca de 2 horas.

"Llamaste a tu presencia a Tamara, en la flor de su vida, escucha nuestros ruegos y concédenos la gracia de participar de la vida eterna de esta niña", rezaba el padre Angulo en una homilía cargada de dolor y pesar, en la que el propio sacerdote reconoció varias veces quedarse sin palabras para expresarse acerca de la situación que le toca vivir a la familia Zúñiga Alvarado.

El religioso recordó una historia sucedida en Valparaíso años atrás, en que una menor de edad fue violada, asesinada y arrojada a un acantilado, relatando que "me acuerdo que el obispo de Valparaíso fue a ver a la familia y cuando él salió le preguntó un periodista '¿qué le dijo usted a la familia?' y el obispo le dijo 'nada, ninguna cosa, solamente le di un gran abrazo y un beso'", resumiendo sus sentimientos acerca de la amarga despedida que le correspondió oficiar.

El mismo cura reconoció que el obispo de Chiloé, Juan María Agurto, visitó al padre de la víctima para entregarle palabras de consuelo. "Yo le dije (al jefe diocesano) 'no sé qué les voy a decir mañana' y él me dijo 'no les digas nada, estate con ellos simplemente' y cuando veníamos subiendo con 'Quinino' (Gerardo Zúñiga, el padre de Tamara) yo le dije que estuviera tranquilo porque estaba lleno de gente en todas las calles, yo no sé contarlos, pero esta es la voz de Dios, dejémoslo que hable", agregó el párroco de su conversación con el deudo.

Ya el viernes el pueblo había demostrado de qué forma acompañaría a la pequeña Tamara en su funeral, puesto que cerca de una veintena de vehículos acompañó a su padre a retirar el cuerpo de la menor al Servicio Médico Legal de Ancud, donde se le realizó la autopsia. Más de 60 autos los esperaron en el cruce de Degañ, desde donde avanzaron en caravana hasta el gimnasio en que se realizó el velorio de la joven víctima y posterior oficio fúnebre.

Carta

Uno de los momentos más emotivos de la ceremonia religiosa fue la lectura de una carta de una de las profesoras de "Tamy", la cual en algunos pasajes decía "su repentina e inesperada muerte nos ha dejado paralizados y aturdidos", añadiendo: "Dios, te pedimos que Tamara nos siga acompañando, como intercesora, ayudándonos mientras recorremos el terreno de la vida, especialmente a sus desconsolados padres, hermanito y demás familiares".

Añadía la misiva: "Querida Tamara: no es fácil aceptar tu partida, eras un ser amado y precioso y las lágrimas expresan nuestro hondo sentir, la profunda aflicción y tristeza de nuestro corazón".

A la salida de la misa, el féretro de la niña avanzó entre aplausos de los asistentes y fuera del recinto fue cubierto de pétalos de rosas que arrojaba la gente al pasar en señal de cariño, a la par de decenas de globos que volaron al cielo soltados por sus compañeros de escuela, dando paso a una larga caravana de vehículos que literalmente unió el Cementerio de Quemchi con el gimnasio.

El padre de Tamara partió a Santiago luego del funeral de la niña, a ver al resto de su familia: su esposa y su hijo Gabriel, de 8 años, quienes permanecen internados en la Clínica Indisa por las graves quemaduras que ambos sufrieron en el incendio.

De acuerdo a la información proporcionada por familiares, el hermanito de "Tamy" ayer se presentaba estable dentro de su gravedad y se estaban realizando los exámenes para someterlo a una cirugía. Mientras tanto, la madre, Cristina Alvarado, despertó recién este sábado de su estado de inconsciencia que mantenía desde el miércoles.

"Querida Tamara: no es fácil aceptar tu partida, eras un ser amado y precioso y las lágrimas expresan nuestro hondo sentir".

Carta a Tamara,, leída en la misa fúnebre.