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Obras son amores

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Recuerdo cuando Julio Gabriel Coddou llegó de su Ancud natal -en agitadas circunstancias- a la Academia Islas al Sur en busca de trabajo en el 2006. La academia que Jaime Márquez, Alejandro Barrientos y yo fundáramos en Castro ya era exitosa y la orquesta era la primera de la provincia. Primero, lo enviamos a la Escuela Aytué a formar un coro con nulo resultado. Posteriormente, lo nombré mi asistente de dirección y profesor de flauta, con el mismo "éxito".

Las "innumerables y graves" razones por las que según Julio Gabriel Coddou -ya que no constan en ningún expediente - fui despedido de la academia las va a tener que probar en breve ante un tribunal, pues el onus probandi dice que "el que afirma debe probar, no así el que niega", y nada sustenta su difamación.

De mi gestión en Islas al Sur tengo pruebas concretas que avalan resultados que este burócrata nunca tuvo: la generación más destacada de alumnos, hoy en la Filarmónica Nacional, en el Teatro Municipal de Santiago, en Austria y un sinfín de instituciones de excelencia, con nombres como Daniel Bahamondes, Karen Villegas, Viviana Angulo, Arianne Guerra, Daniel Alvarado, Camila Márquez, Óscar Mendoza, etcétera.

Asimismo, una innumerable lista de proyectos ganados, entre ellos el piano de cola que se obtuvo por Ley Valdés -instrumento que Julio Gabriel Coddou negó nada menos que a Roberto Bravo en octubre pasado y a mí, siempre- y el FNDR de la orquesta de rabeles.

Esa orquesta luego del término de mi contrato -pues nunca fui "despedido"- Coddou y sus jefes no la llevaron a cabo y a la brevedad va a tener que explicar a Contraloria: uno, ¿dónde están los rabeles?, y dos, ¿por qué nunca llevó a cabo el objetivo del proyecto?

Pronto se harán públicas las recientes manipulaciones que hizo con los apoderados y alumnos al momento de despedir al profesor Rodrigo López Saavedra, de lo que hay registro.

Me decido a contestarle para disipar en la opinión pública esa falsa aura de virtuoso en la que se envuelve, ya que todas mis gestiones en Castro y en Ancud tuvieron y tienen resultados concretos y demostrables.

Mis orquestas tocan, viajan, ganan proyectos y han sido convocadas por la misma Presidenta de la República recientemente.

Con respecto a mi gestión en Castro, poseo registro de todos los proyectos y presentaciones de la orquesta para quien los solicite.

Julio Gabriel Coddou engaña a la gente al decir que la supervisión de una universidad no es necesaria y que solo con el prestigio suyo basta, ya que es una falacia, pues el concurso de un ente técnico calificado es vital a la hora de optimizar recursos fiscales y excelencia académica.

Por todo esto, reafirmo que su gestión ha sido pésima, al punto que la Corporación Municipal de Castro -según sus palabras- "cuadruplicó" su presupuesto. Esto habla de su incapacidad para generar recursos en tiempos tan difíciles para la educación pública.

Una vez más dejo claro que no dirijo el coro de mi papá ni proyectos creados por otros. En buena ley me he abierto y creado espacios producto de mi trabajo y el de mis equipos. Y dejo claro que mi entredicho es solo con usted, no con la Academia Islas al Sur ni con sus jóvenes talentos y apoderados.

Para cualquier otra inquietud que tenga lo puedo atender personalmente el día, la hora y en el lugar que usted elija.

Alfredo Montero Chatruc, director de la Academia de Arte de la Corporación Municipal de Ancud, profesor de piano del Conservatorio Nacional de Música de Buenos Aires y primer ciclo de piano de la Academia de Arte de Barcelona