AFP, más allá de nuestras fronteras
Existe preocupación respecto a nuestras pensiones. Independiente que tan cerca o lejos estemos de la edad de jubilación, es irremediable que ese plazo llegará (salvo el hecho inevitable de la muerte). Probablemente es uno de los temas que mayor interés despierta en quienes trabajamos de manera dependiente, ya que podemos observar como nuestros amigos, parientes o conocidos, que se jubilan luego de toda una vida de trabajo, reciben alrededor de un tercio de su salario acostumbrado.
No es Chile el único país que debate sobre esto, también en Europa esta situación causa temor, más aún considerando que el último informe OCDE señala la existencia de una tendencia a la baja en el monto de las jubilaciones, sin perjuicio de que ellos se encuentran en una situación mucho más ventajosa que nosotros.
En España se han encendido las alarmas, ya que a la actual jubilación que representa un 80% de la remuneración, según previsiones que la OCDE al 2060 cada trabajador (recién jubilado) obtendrá como pensión un promedio de 49,6% de su sueldo. No podemos dejar de considerar que el sistema de pensiones español, a diferencia del nuestro, es financiado de manera pública, siendo un país desarrollado y con ingresos per cápita mayores que el nuestro, pero con una carga impositiva más elevada.
En principio, eliminando los componentes macroeconómicos, podríamos señalar que no existe mayor diferencia en el financiamiento público o privado (o mixto) en cuanto a sus beneficios, ya que ninguno de ellos cumple con el objetivo por el cual ha sido creado; esto es asegurar un ingreso que permita una subsistencia digna para nuestros años de descanso.
No existe fórmula mágica para superar el problema. Se deben analizar las soluciones que diversas legislaciones han ideado, su aplicación, diferencias económicas y los resultados obtenidos, para luego estudiar una eventual adaptación a nuestra realidad.
Columna
Patricio Valdés, académico de la, Facultad de Derecho, Universidad Central