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El Monteaguilino: "Quiero ser el huaso más cotizado de Chile"

José Sepúlveda, nombre real del popular personaje del campo que se hizo famoso en el Festival de Viña, repasa los hitos de su carrera. Hoy se apronta a cumplir 30 años de trayectoria, se luce en la TV como productor y animador, y está soltero.
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Manuel Muñoz González

Laja fue el último destino para una de sus presentaciones el reciente fin de semana, con su espectáculo "Pachanga Campesina". Un salto que se pegó José Sepúlveda, pues hace pocos días había llevado sus canciones, guarachas y rancheras a Chañaral y El Salado, en el norte de Chile.

Al hablar de José Sepúlveda, puede que no le parezca un nombre tan familiar, pero si le mencionamos a "El Monteaguilino", de seguro otro gallo empezó a cantar, y el clásico "Caballito de Metal", con su inolvidable "el tren, su chiqui-chiqui-cha...", probablemente haya comenzado a resonar en su mente.

En eso anda por estos días el mítico autor de aquella guaracha, la que irrumpió en el Festival de Viña del Mar en 1988, y que hoy, a 28 años de haber sonado por primera vez tras la presentación de Antonio Vodanovic, se ha vuelto un verdadero himno del folclor criollo. "La tocan en el supermercado, en la televisión, los colegios. Todavía me llaman para pedírmela, más que un himno, es como una canción de fogata, como el 'Gorro de Lana'. Usted donde va la escucha, eso me da mucho orgullo y ganas de seguir adelante", dice Sepúlveda.

A sus 50 años, "El Monteaguilino" sigue feliz haciendo lo suyo en cuánto escenario lo inviten. Y no lo hace solo, sino junto al resto de quienes componen su particular grupo: Los Gotas de Ácido. "Llevamos como cinco años juntos. Les puse así porque un día fuimos a actuar y se tomaron y se comieron todo, arrasaron con todo", recuerda entre risas.

Su grupo hoy lo componen un acordeonista, un bajista, el guitarrista Antonio Parra, uno de sus músicos más antiguos, y sus hermanos Jaime Sepúlveda, que toca el tormento, y Carlos Sepúlveda, el güiro. Con ellos recorre el país de norte a sur con sus espectáculos de folclor.

Del pueblo a la TV

El presente de "El Monteaguilino" también lo tiene inserto en la televisión, donde desde hace cinco años se luce con su programa "Revolviendo el Gallinero" de UCV-TV, espacio folclórico que se emite cada sábado desde las 19.30 horas. "Estamos en horario prime, para un programa de folclor está demasiado bien. Acá soy el productor musical y general, y es un programa que trata de grupos folclóricos de diferentes lugares, cantores populares. Por el set han pasado grandes artistas, como los Huasos Quincheros, René Inostroza, Lalo Vilches, el Clavel. Es el único programa de folclor en la TV chilena", resalta.

En viña un día

Pero esto de la televisión no es nuevo, sino que viene desde que apareció en aquel escenario de la Quinta Vergara entonando su conocida guaracha. "Ahí comienza mi carrera de forma pública, o de forma oficial. De ahí golpeamos muchas puertas de diferentes canales, estuve en varios programas como el Festiva de la Una, Chilenazo, Martes 13, Viva el Lunes, desde el '88 en adelante empezó mi carrera profesional", reconoce, asumiendo que aquella participación en Viña fue su trampolín artístico.

Una presentación que llegó casi de casualidad, al igual que su "Caballito de Metal", canción que en principio iba a ser una ranchera, pero terminó siendo una entretenida y pegajosa guaracha. "Me acuerdo que un día allá en el pueblo llegué donde un amigo, Titín Molina, esa canción iba a ser una ranchera, no una guaracha, yo empecé a cacarear porque cantaba desde antes, iba cantando y él le iba dando el ritmo. Ahí se transformó en guaracha", revela.

Y así pasó del campo al Festival de Viña del Mar. "Ahí yo le dije a mi amigo que podríamos mandarla a Viña, a ver qué pasa. Yo en ese tiempo no sabía de composición, nada, era un bruto de la música. Hoy tengo a mi haber 70 canciones, grupos que han grabado mis canciones, tengo cuecas, guarachas", enfatiza.

"Caballito de metal" no ganó la competencia, pero se hizo popular y le dio el puntapié inicial a la carrera de Sepúlveda. Una carrera que no ha parado, y en la cual ha debido reinventarse para no quedar obsoleto. "La gracia es que la gente se acuerda todavía de esa canción. Pero igual nos hemos reinventado con un show dinámico, hacemos rancheras, guarachas, cumbias, chamalé, algo que muchas veces se desconoce, pero cuando vamos a actuar, la gente nos saca al escenario tres, cuatro veces", subraya.

Su despegue musical llevó al Monteaguilino a cuánto escenario hay en Chile, incluso en algún momento se le abrieron las puertas en el extranjero. "He estado en Miami tres veces, una vez estuve con Myriam Hernández, fui reconocido en Miami con honores. Me acuerdo que fui a un evento en el Parque Tamiami, yo era el invitado de piedra, porque iba Myriam, estaba Lucho Barrios, yo era como un relleno. Iba para actuar 15 minutos no más, pero estuve una hora 20, salí como tres veces al escenario, terminé robándole protagonismo a la Myriam sin querer", confidencia.

Deuda pendiente

El Monteaguilino dice sentirse feliz con lo que ha conseguido, pues nunca pensó que desde su aparición en Viña vendría el despegue. "Yo fui a participar no más, como un artista más. Igual tenía eso en mente de que podía conseguir algo, tenía habilidades para eso, pero no pensé que iba a ser tanto", dice con sinceridad.

Pero, asegura, le falta algo para que el día del retiro sea en grande. Y una de esas "deudas pendientes" en su carrera tiene que ver con un escenario en particular, el Festival del Huaso de Olmué. "Me gustaría ir algún día. Nunca me han invitado. Teniendo todos los premios, el Copihue de Oro, hartos reconocimientos, pero no sé qué pasa", lamenta.

Lo mismo le ocurre en su tierra, pues nunca lo han invitado a participar en algún evento en su tierra de origen. "Habiendo tanta fiesta campesina, en Monte Águila, Cabrero, y nunca me han llevado. He estado en La Pampilla, una fiesta para cien mil personas, me tocó actuar detrás de Prince Royce y nos fue bien. No digo que es por mi gente de Monte Águila, sino por quienes organizan los eventos, la verdad no tengo idea por qué nunca me han invitado a algo por allá", apunta.

Pero no se aflige. Tampoco se aproblema por estar soltero. Al contrario. "Soy un solterón empedernido. Quiero ser el huaso más cotizado de Chile. Una vez me tomé una foto con el Puma Rodríguez, ahí yo dije 'soy el Tigre de Rosas', porque vivo en calle Rosas en Santiago. Soy el Playboy de las Ojotas", afirma.

Mientras, El Monteaguilino sigue en lo suyo, y se apronta a cumplir tres décadas de carrera, los que espera festejar a lo grande. "El próximo año cumplimos 30 años, y partimos desde enero celebrando. Vamos a programar presentaciones y queremos armar un almuerzo en Santiago para unas 200 personas", expresa.

"La gracia es que la gente se acuerda todavía de esa canción ('Caballito de Metal'). Pero igual nos hemos reinventado"

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