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Los Antipani, familia williche que batalla por su cultura

Hugo y Sandra cuentan como desde niños fueron forjados en las tradiciones ancestrales de su pueblo en la comuna de Quellón. Hoy enseñan este legado en busca de mantenerlo vigente y esperando el merecido reconocimiento del Estado.
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Ricardo Mundaca I.

La familia Antipani es ampliamente conocida en Quellón, específicamente en el sector de Kompu (así, con K), territorio ancestral de sus antepasados, donde ellos viven, mismo que ellos pretenden mantener en el recuerdo de su gente a través de la música, del arte, del lenguaje, del turismo y la educación.

Los hermanos Antipani, Sandra y Hugo, son dos exponentes de la fidelidad y amor por sus orígenes; de su lucha por mantener en alto su lengua y sus tradiciones. Su música y su entorno. Son williches orgullosos de la madre tierra que los vio nacer.

Ambos crecieron y dieron sus primeros pasos escolares en la Escuela G-1008 de esa localidad. Sandra partió al Rayen Mapu (ex C-40) a realizar su enseñanza media, y Hugo lo hizo en el Liceo Escuela Normal Rural Experimental de Ancud.

Hoy en día Sandra Antipani (42), profesora básica, trabaja como directora del Colegio Mon Mapu de Quellón. Su hermano mayor, Hugo Antipani Oyarzo (45), también es docente y realiza clases de lengua y cultura indígena en cuatro establecimientos de la comuna. Él mismo relata que aprendió la lengua williche en la escuela básica, con José Santos Lincomán, histórico y recordado lonko de la zona que enseñaba en ese establecimiento. Ambos se apuran en decir "fue profesor nuestro por allá en los 80".

Orígenes

Cuentan que la familia se estableció en el lugar hace mucho tiempo, desde la época de sus bisabuelos paternos. Por el lado de la madre sus antepasados llegaron desde Rauco. Guardan vivo el recuerdo de su Kompu infantil en los años 70.

"En la escuela habían muchos niños cuando estudiábamos, cerca de 120, hoy apenas 39", relata Hugo. "Venían desde Natri, Chanco, Chaildad, Chadmo y Pureo, como no había octavo básico en las escuelas llegaban todos acá. La escuela del lugar la construyeron los papás, no el Estado", señala orgullosa Sandra.

Hugo apunta que en esos años "la carretera era de ripio, angostita, no había luz eléctrica y los dos buses que habían salían en la mañana hacia Castro y volvían en la tarde, como cinco horas se demoraban".

La música les viene de siempre y tal como comenta el educador "yo aprendí a tocar guitarra a los 5 años. Aprendí solo, escuchando a Los Remeros de Kompu, quienes ensayaban en nuestra casa, los hijos de Santos Lincomán. Mi papá era padrino del conjunto, yo era niñito y los miraba como tocaban". A esa experiencia se sumó Irene, otra hermana, y junto a Hugo tocaban a dúo.

En la conversación tercia Sandra para señalar que "Hugo tiene un oído espectacular. Escucha una nota en la guitarra y sabe hasta la cuerda que la emitió. Yo aprendí después mirándolos a ellos. Siempre habían instrumentos en la casa. Un acordeón viejo por ahí, una guitarrita que le regalo la madrina a Hugo, entonces una aprendía imitando a los hermanos, por tratar de hacer lo mismo".

En la escuela de la localidad se difundía bastante la música. "Los coros, el tema folclórico, las presentaciones de los profesores y eso complementaba lo que se traía de la casa", recuerda la vecina.

"Mi papá tocaba acordeón y guitarra igual. A veces nos obligaban a tocar, cuando venían amigos y le decía que tenía un hijo que tocaba 'El pájaro campana'", señala Hugo. "Como no le creían que yo podía tocar una polca paraguaya les apostaba un cordero y ganaba", cuenta entre risas.

Así se fue formando a mediados de los 80 el conjunto de los Hermanos Antipani, integrado por Hugo, Irene, Sandra y Ramón, hoy ya fallecido. Tocaron incluso en La Moneda una vez, pero su escenario natural estaba en las festividades locales, en familia y con la comunidad. Los instrumentos utilizados eran la guitarra, acordeón, bombo y las cuatro voces de los parientes.

El músico declara que ellos tomaron el relevo de Los Remeros de Kompu, que eran los músicos comunitarios: "Ellos tocaban en todas las ceremonias: religiosas, patronales, indígenas, navidad y año nuevo. Ellos fueron falleciendo y ahora quedamos nosotros. Donde hay que poner música ahí estamos".

Su grupo musical la gente lo conoce como Familia Antipani, lo que no les molesta, pero aclaran, eso sí, que el nombre correcto es el de Hermanos Antipani. El conjunto lo conforman además Rodrigo Pillancari, Francisco y Alejandra Pillancari Antipani, hijos de Sandra. Hasta la fecha no han incursionado en la grabación de algún disco. "No nos interesa. Tenemos cierta forma de ver la música, no como producto comercial", señala Hugo.

El altruismo es su regla. En fiestas solidarias o cuando actúan para la comunidad, jamás cobran. "De hecho, muchas veces nosotros costeamos hasta los traslados, todo. La idea es colaborar y ayudar con nuestras presentaciones", explica Sandra.

En su trayectoria artística han recorrido desde Santiago a Punta Arenas. Se han presentado en innumerables festivales y fiestas costumbristas, en sus ya 30 años de existencia. Al norte del país no han ido nunca a tocar. "No nos conocen por allá", suma la educadora.

"Nosotros tuvimos una buena escuela musical, los Remeros, pero en Kompu siempre han habido buenos músicos, ahora y después. Siempre están saliendo camadas de músicos. Eso es bueno para nuestra comunidad indígena y para el pueblo en general", destaca el artista.

Temática

El repertorio que realizan se basa en composiciones de temática indígena, williche para ser exactos.

"Son temas de Héctor Leiva, Amador Cárdenas y de José Santos Lincomán", cuenta Hugo. Aunque a veces deben interpretar canciones tradicionales chilotas, especialmente cuando los turistas lo piden, pero lo suyo es cantarle a la raíz de su pueblo. Se sienten cómodos cantando indistintamente en williche como en español. "Uno es el lenguaje de la tierra y el otro es el que conoce la gente", complementa él mismo.

Reconocen sentir tristeza al comprobar la perdida de su lengua original. "Es triste. Hacen falta más profesores de lengua indígena, hace falta que los directores de colegio se pongan una mano en el corazón y piensen que están en una comunidad indígena. Acá la educación debería ser en un cincuenta por ciento indígena y el resto chileno", enfatiza.

En cuanto al rol cultural de los Antipani, Sandra comenta que "creo que hacemos un aporte importante, donde debieran hacerse los aportes para preservar o difundir lo que quisiéramos, a los niños. En eso Hugo tiene un papel muy relevante en las escuelas donde trabaja: Kompu, Chadmo Central, Weketrumao y Río Maule".

Además, la fuente enfatiza que ella también lo realiza a través del proyecto educativo que lidera en el Colegio Mon Mapu de Quellón. La educadora señala en tal sentido el esfuerzo que hizo Santos Lincomán en el sector y declara que se sienten herederos del legado del gran lonko de la comunidad Koiwin de Kompu.

La imagen de este hombre en el aula es un enorme recuerdo para Sandra. "Yo recuerdo a José Santos Lincomán con su estampa de viejo bueno, de viejo noble, con su bastón, diciéndome Huguito es mi toqui y tu eres mi secretaria. Yo siempre le ayudaba a escribir en la pizarra. No sé qué quiso decir con esto, pero creo que fue como una orden y tratamos de cumplirla y seguiremos cumpliendo", expresa.

Turismo

Junto a las labores docentes que cumplen los hermanos Antipani y su dedicación a la música, Sandra lidera un emprendimiento turístico familiar muy ligado al entorno donde vive.

"Se trata de una micro empresa de etno-ecoturismo, podría decirse. Igual se puede aportar en difundir nuestra cultura y que no se pierda. Alguien tiene que recordar la forma en que se desarrollaba la vida por acá, como vivían, los lonkos que existieron y compartir una comida de las que aquí se hacían antiguamente", apunta.

Ella misma ve el futuro con cierta tristeza, que atribuye "al sesgo de las autoridades en cuanto al respeto por la cosmovisión del pueblo. Hay premios de consuelo como beneficios, becas, cosas que vienen a conformar a la comunidad. Sin embargo, no hay una reparación por las deudas que hay del Estado chileno, como la entrega de las tierras y el respeto por la territorialidad y la cultura".

A juicio de Hugo Antipani falta "el reconocimiento constitucional a la etnia" y finaliza enviando un potente mensaje a la comunidad.

"Dejen de sentir vergüenza por ser indígenas, no tiene nada de malo, creen que ser indio es una afrenta. Que se sientan orgullosos de su sangre y su raza", concluye.

Sandra remata indicando y pidiendo a las autoridades: "Respeto por la gente y por el entorno, por la naturaleza y la madre tierra, que no lo tienen hasta el momento".

"Tenemos cierta forma de ver la música, no como producto comercial".

Hugo Antipani,, profesor y artista."

"Hacemos un aporte importante, donde debieran hacerse los aportes para preservar o difundir lo que quisiéramos, a los niños".

Sandra Antipani,

músico y profesora"