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Relatos salvajes, la clave para descifrar un confuso crimen

Comenzó ayer el juicio oral por el asesinato de calle Lillo, en plena costanera de Castro, en el cual se determinará la responsabilidad de dos sujetos, aunque existiría un tercer involucrado que no fue indagado.
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Pedro Bárcena González

Impactantes, desgarradores y fiel reflejo de la violencia juvenil de estos días. Así pueden resumirse los antecedentes que emanan en la fase cúlmine del caso vinculado al sangriento ataque a un joven y su tío, en plena costanera de Castro. Una riña que finalizó con una persona fallecida y otra que logró eludir a la muerte, siendo acusados dos "amigos" de ocasión quienes arriesgan 19 años de cárcel, cuya responsabilidad se dilucidará por medio de diversa prueba pericial, pero principalmente con el análisis de verdaderos relatos salvajes de los intervinientes y testigos.

Después de intensas pesquisas y procedimientos cuestionados llegó a juicio la causa por el deceso de Roberto Candia Prado (23) y las lesiones sufridas por Danilo Mardones Aguayo (34), la fatídica madrugada del 20 de junio del 2015, a pasos de la Feria Lillo, en plena costanera castreña.

Desde ayer se estudia por parte de la sala presidida para la magistrado Loreto Yáñez del Tribunal Oral en lo Penal de la capital chilota la participación del maestro de cocina de 22 años, de iniciales I.R.B.C., como también la del castreño individualizado como D.E.B.V. (21), en los delitos de homicidio consumado y frustrado, en perjuicio de estos familiares.

Tal como se vislumbró en las otras etapas de la indagatoria, las versiones de los sujetos que se plegaron en esta pelea, juegan un rol fundamental para esclarecer lo sucedido.

Rencillas

De acuerdo a lo señalado por el menor de los imputados, rencillas con Danilo Mardones por un presunto robo de una chaqueta llevaron a una pelea entre ambos, que derivó en un mortal desenlace.

"Bajamos a la feria Lillo y nos pusimos a pelear. Él saca su cinturón y yo hago lo mismo, en eso me pega y caigo al suelo, tras lo cual me alejo", aseveró el isleño, aclarando que no tuvo interacción con la persona que finalmente falleció.

Posteriormente, resaltó que se trasladan hasta su domicilio en el sector alto de la ciudad, siendo acompañados por el verdadero personaje de la discordia, un adolescente con el que conocieron esa noche y al que asocian como el responsable de las fatales estocadas.

Es más, D.E.B.V. aseguró que este menor que no había visto antes mostró en su domicilio el celular y dinero sustraído a la víctima.

Mucho más explicito fue el mayor de los acusados, quien se encuentra en prisión preventiva desde el momento de los hechos. Detalló que su compañero de juerga tuvo el enfrentamiento con Mardones, "era un mano a mano", recalcó, hasta que buscó "separarlos", instante en que supuestamente recibió un golpe.

"Ahí saqué un cuchillo y le pego una puñalada debajo de la axila y otra en el glúteo, entonces (Danilo) cae al suelo", afirmó el joven, explicando que no interaccionó con la otra víctima. "Se me acercó el sobrino de este y le mostré el cuchillo así que arrancó", apuntó, sumando que salió en persecución de Candia este adolescente que los acompañaba esa jornada, empuñando un arma blanca, quien una vez que se juntaron le reveló tácitamente que acuchilló al comerciante: "Vámonos que quedó la media cagá".

En el sector de Ten Ten confesó el imputado haber arrojado el cuchillo que encontró en la zona de pescadería de la feria y que empleó para atacar al mayor de los ofendidos.

Asimismo, el sujeto sostuvo que la policía lo obligó a inculparse, en otro episodio de este caso que está en veremos y bajo un manto nebuloso. Manifestó que los detectives "me pegaron y me decían 'tú fuiste el que lo mataste'... yo no iba a decir nada, guardar silencio, conozco mis derechos, pero me siguieron golpeando hasta me pusieron corriente en los testículos, me torturaron y obligaron a firmar una declaración".

Más allá de estas graves acusaciones que incluso motivaron una investigación penal que finalmente fue archivada y que también fue conocida por el Instituto Nacional de Derechos Humanos, el fiscal de esta causa, Javier Calisto, se aferró a los antecedentes que entregó primeramente I.R.B.C., con relación a numerosas estocadas contra el sobreviviente -sufrió seis heridas en total- y su accionar contra el fallecido.

Es más, en sus alegatos el persecutor expresó que este acusado "utilizó el arma blanca en múltiples ocasiones y con ánimo homicida", contra Mardones, quien solo se salva "por la pericia médica". De la misma forma contra su sobrino, "provocándole una lesión en la zona abdominal y otra torácica" que finalmente le causan la muerte.

El abogado reconoció que clave dentro de la línea indagatoria del Ministerio Público es el testimonio de la víctima que resultó con vida, quien se espera que hoy pase a estrado. Aclaró que los datos que entrega son decidores en la intervención de ambos acusados, tanto como del autor directo de las mortales cuchilladas, como del coimputado "quien facilita los medios para que se concrete este delito", reveló.

Derecho

La querellante Flavia Núñez, del Centro de Apoyo a Víctimas, se plegó a la acusación fiscal y comentó que estas agresiones "atentaron con el derecho más valorado de las personas, como es la vida".

Por su parte, el defensor Nelson Troncoso insistió en que su representado, el joven que se encuentra preso enfrentando este juicio, "no tuvo participación en los hechos", más allá que sea inculpado por el otro acusado. Resaltó que solo reconoce las agresiones contra Mardones, las cuales "no configurarían un homicidio frustrado". Además, cuestionó los procedimientos policiales, que calificó como "incompletos" y "fuera de contexto".

Y en el punto que sustenta su postura, la fuente asocia responsabilidad en este tercer sujeto, el adolescente de iniciales G.V.F., en este sangriento caso. Es más, criticó que "la Fiscalía no lo ha buscado, pese a que existen testigos presenciales que lo involucran".

También busca un veredicto absolutorio Claudio Herrera, quien defiende al menor de los imputados, quien se encuentra con cautelares en el medio libre. "Nunca proporcionó los medios para una agresión con arma blanca, tampoco interactuó con Candia Prado", especificó, agregando que la indagatoria presenta errores de congruencia en base a numerosas infracciones de garantía por los procedimientos policiales.

En resumen, un complejo debate en base a versiones de los involucrados en esta feroz riña, que junto a los antecedentes periciales serán la base de crear convicción en los jueces.

12 años de cárcel piden para los dos acusados por el delito de homicidio consumado.

22 testigos y seis peritos fijaron los acusadores para el juicio oral por este caso.