Ejemplo de intregación: tres haitianos trabajan en restorán
Solo tres semanas llevan en Ancud y ya sueñan con proyectos familiares para dejar atrás las condiciones de pobreza en que vivían en Puerto Príncipe, la capital del país más pobre de América.
Un verdadero espíritu de lucha es el que encarnan tres inmigrantes originarios del caribeño país de Haití que desde hace menos de un mes decidieron abrirse paso fuera de su patria y marcar presencia en tierras chilotas.
Hay reportes oficiales que indican en noviembre que en lo que iba del 2016 ingresaron a territorio nacional más 34.400 haitianos en busca de mejores expectativas de vida. Además, la PDI proyecta que para el 2017 llegarán más 48 mil personas de ese país. Eso, sin olvidar que en los últimos tres años la inmigración haitiana creció 731%.
La barrera del idioma y la cultura chilena forman parte de un desafío que asumen estos extranjeros en forma diaria, lejos de su familia y amigos dejados en una zona golpeada casi por historia por la pobreza y las catástrofes naturales.
Solamente este año Haití fue castigado por la furia del huracán Matthew y hace casi siete años un violento terremoto dejó literalmente en el suelo a la excolonia francesa, matando entre 100 mil a 160 mil personas, aunque el gobierno local llegó a hablar hasta de 316 mil fallecidos.
En el caso de esta historia, los tres migrantes proceden de Puerto Príncipe, la capital, quienes abrazan un profundo drama a partir del instante en que evaluaron ya hace unos cinco meses abandonar su país para salir en busca de mejores expectativas de vida, aterrizando primero en Santiago.
Con una visa de turista los caribeños tuvieron su primera odisea nada menos que en la comuna de La Pintana para trabajar como obreros de la construcción y percibiendo una cifra inferior a un sueldo mínimo.
La disposición y nexos familiares de una comerciante del rubro gastronómico de Ancud les abrieron una nueva esperanza y oportunidad para insertarse ahora en la comunidad chilota, sin antes sortear una serie de trabas burocráticas vinculadas con la obtención de su residencia definitiva en Chile y el Archipiélago.
Mientras van en busca de asentarse en forma legal y lejos de las fiscalizaciones policiales de la PDI, estos tres trabajadores, entre ellos un contador de profesión, se dedican a la realización de diferentes labores en el restorán que los acogió.
Acababan de retornar de nuevas diligencias en la Oficina de Extranjería de la Gobernación Provincial de Chiloé para un día más de permanencia mientras eran observados con atención por los propios chilotes debido a su condición de raza negra y la barrera idiomática.
Con 25 años de edad, Kenson Elyse relata con un esforzado castellano cómo convirtió a Chile en su destino, aunque explorando otras naciones, sobre todo sudamericanas.
"Busqué en internet muchos países, busqué Chile y me gustó más y por eso elegí venir para acá (…), llegamos juntos porque nos conocemos desde Haití", comenta el extranjero sobre el trío.
El haitiano menciona que en Puerto Príncipe no tenía una fuente de trabajo estable debido a la precariedad y escasas posibilidades de desarrollo y crecimiento del país más pobre de toda América.
Agrega que allá "la vida es muy difícil porque hay que encontrar un trabajo, ya que cuando se termina la universidad (el título) lo tiene que aprobar el parlamento; para los médicos, abogados e ingenieros es más fácil, a los otros les cuesta mucho, y trabajamos en lo que nos ofrezcan aunque hayamos estudiado".
Mucho más adaptado con el español es Elie Hazael Dominique (32), de profesión contador, quien aceptó el reto de conquistar el Archipiélago para dejar en el pasado una vida difícil desde un punto de vista social y económico.
No obstante, el joven ya trabaja para ahorrar dinero e ir a visitar a su familia que quedó en Puerto Príncipe dando su propia lucha por salir adelante y sepultar las condiciones de pobreza enquistada en esa nación del Caribe.
Cuenta que "busqué Chile porque pienso que voy a tener menor trabajo (…); los primeros meses lo pasamos mal, muchos problemas, tengo muchos proyectos, quiero volver a Haití a ver a mi familia y traer a mi hermano gemelo".
Gestiones
El masivo ingreso de inmigrantes de los últimos años, principalmente de Haití, motivó a la comerciante gastronómica Rosa Bahamonde a realizar las gestiones legales para contar con tres residentes en Ancud.
La propietaria del restorán Donde La Corita, situado en el Mercado Municipal, junto a su esposo decidieron entregar la oportunidad a tres personas para trabajar y así forjar sus vidas en esta comuna de Chiloé. Todo en medio del debate nacional de si endurecer o no las restricciones al ingreso de inmigrantes y de expulsarlos cuando delinquen.
Cuenta que el ingreso desde Santiago a Ancud se concretó gracias al contacto con un familiar que vive en la capital nacional, quien facilitó que estas tres personas llegaran a la zona norte de Chiloé, donde cumplen ya poco más de tres semanas.
"Démosle la oportunidad de traer a tres personas a trabajar que vivan con nosotros y, después de un tiempo, si se adaptan que ellos mismos vean y decidan su futuro, por mientras mi meta es ayudarlos, que ellos tengan su residencia y que puedan traer sus familias", revela la emprendedora.
Acota que los primeros cinco meses que los haitianos vivieron en Santiago fueron víctimas del abuso y descriterio con aquellas personas que trataron, siendo blanco de estafas.
Bahamonde menciona que "ellos no lo pasaron bien, en Santiago la gente se aprovechó de ellos y, como digo, no porque sean inmigrantes no son seres humanos y necesitan tratos dignos".
"Ellos, de corazón, son unas personas muy agradecidas, por todo te agradecen, yo no tengo ningún problema con los colores, tengo tres hijos adoptivos, así que feliz", sostiene Rosa.
SITUACIÓN
Con un contrato de trabajo y con los trámites de residencia en marcha están en estos momentos los inmigrantes de la isla La Española, donde está Haití, compartiendo con República Dominicana. Ellos cuentan con una visa de turista y han encontrado en Ancud un espacio donde trabajar e insertarse socialmente en la comunidad chilota.
Por lo anterior, es que se canalizaron las consultas tanto en la Inspección Comunal del Trabajo de Ancud como en la Oficina de Extranjería de la Gobernación Provincial de Chiloé. En febrero de 2017 ya podrían contar con una visa de trabajo, quedando anulando el documento de turista.
La principal exigencia para que Kenson, Elie y Aniluz acceden a vivir en Chile es mantener un empleo estable por 12 meses como mínimo antes de contar con la cédula nacional y una visa de residencia permanente en el país.
"Busqué en internet muchos países y busqué Chile y me gustó".
Kenson Elyse., residente haitiano."
"Los primeros meses lo pasamos mal, muchos problemas".
Elie Hazael Dominique,
haitiano radicado en Ancud."
"Ellos son unas personas muy agradecidas, todo te lo agradecen".
Rosa Bahamonde "La Corita", le da trabajo tres haitianos, en el norte de la provincia."
5 meses llevan estos inmigrantes desde que llegaron a Chile desde su país.
34 mil haitianos han ingresado solo durante el 2016 al territorio nacional.