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Desabastecimiento estuvo al acecho en la provincia

El servicio de transporte también sufrió los efectos de la alerta.
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María Eugenia Núñez - y Nelson Soto Asencio

El movimiento telúrico generó caos, lo que se vio graficado en el temor por el desabastecimiento, lo que siempre golpea a Chiloé con estas emergencias.

En Ancud, cientos de vecinos se agolparon en las bencineras, incluso en medio de la alerta de tsunami. A pesar de esta situación no hubo accidentes de tránsito, pero el enorme flujo de clientes llevó a algunas gasolineras a cerrar.

En Castro, las largas filas de vehículos alrededor de las bencineras fue parte de la jornada. Desde la Copec de calle San Martín, se informó que los conductores trataron en lo posible de llenar su estanque, destacando que a pesar de la emergencia se respetaron las filas.

"Yo vine porque no quiero quedarme sin bencina en el caso de otro sismo, más aún porque no vivo cerca del centro y hay que moverse rápido", dijo el joven conductor Pablo Manríquez.

Otro hecho que llamó la atención fue que los pescadores de la caleta de Fátima en la comuna de Ancud, rápidamente subieron sus lanchas de la playa hacia un terreno una vez que sintió el movimiento, todo con el objetivo de salvar sus herramientas de trabajo.

También quedó en evidencia la necesidad de contar con agua en los lugares de concentración de gente. Y no solo para asegurar un suministro, también para consumo inmediato por las largas caminatas emprendidas por los pobladores.

Viajes

Tras el terremoto, Buses Cruz del Sur evacuó a trabajadores y clientes de sus terminales de Ancud y Quellón y suspendió las salidas de buses y el paso del transbordador en Chacao, las que se retomaron hasta que se levantó la alarma de tsunami.

"El servicio a Quellón está suspendido, lo restableceremos una vez que se arregle la ruta", dijo Álex Cárdenas, administrador de Cruz del Sur, oficina Castro.

Reapertura de iglesia tuvo zarpazos telúricos

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Daños menores se registraron milagrosamente en el templo San Francisco de la ciudad de Castro.

Fue en plena misa cuando el terremoto se hizo sentir, sin embargo y pese a la emergencia, los fieles continuaron en la eucaristía.

"Estábamos celebrando la misa de Navidad, tras la fumigación que se hizo y en la proclamación del evangelio se sintió un fuerte movimiento, la gente se angustió porque el edificio se movió harto, pero a pesar de sus años la iglesia resistió bastante bien el sismo y los daños son menores, un vitral y un santito", puntualizó el sacerdote Julio Campos.


Extranjeros temieron lo peor con el sismo

Muy nerviosa, la comunidad extranjera residente en Castro se reunió en calle Luis Espinoza a esperar las indicaciones de la autoridad para evacuar a un lugar más seguro.

"Estamos muy asustados, ha sido todo muy terrible porque en nuestros países no se mueve la tierra así, estamos acá en la calle muy nerviosos, muchos salimos con lo puesto nomás de nuestras casas", expuso la dominicana Valentina Olivos.

Colombianos, ecuatorianos, haitianos, peruanos y dominicanos, son parte de los extranjeros que viven en este sector de la ciudad.

"Aquí nos juntamos con todos los amigos, vivimos muchos extranjeros en este lugar y aquí estamos dándonos apoyo entre todos, esperando que pase todo esto y podamos estar más tranquilos porque la verdad es que estamos muy nerviosos", concluyó.