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Añosas cárceles de Castro y Ancud pasan la prueba de fuego con el sismo

192 reos fueron evacuados. Los protocolos de actuación se cumplieron.
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Pedro Bárcena González

Construidas en 1975 y 1979, las cárceles de Castro y Ancud, respectivamente, se las han arreglado para potenciar su infraestructura que con el paso de las décadas se ve debilitada. Y no solo eso, el hacinamiento también juega en contra, en especial para enfrentar alguna emergencia.

Por ello, los simulacros efectuados todo el año juegan un rol importante para el despliegue ante estas alerta. Sin embargo, no se aproximan a lo que es una contingencia real. Y el domingo pasado fue un ejemplo de esto, una verdadera prueba de fuego al accionar interno.

A pesar de los temores y factores extraordinarios que se vivieron para el terremoto, las unidades penales aprobaron. Así lo destacaron los alcaides de estos recintos, quienes valoraron el actuar de sus funcionarios, como de los reclusos.

Escenario

El capitán Carlos Olavarría, titular del Centro de Detención Preventiva (CDP) castreño, recalcó que se cumplieron con todos los protocolos y se puso en práctica lo aprendido durante los ejercicios preventivos en este sismo, que los encontró en pleno horario de visitas.

A los 119 internos que permanecían en el establecimiento ubicado en pleno centro de la capital chilota, se sumó más de un centenar de familiares, muchos de los cuales entraron en pánico con el fuerte remezón.

"Algunos parientes de los internos corrieron y se pusieron a llorar, mostraron algo de descontrol, pero debo destacar el comportamiento de la población penal que fue loable. No generaron problemas y cooperaron. Incluso, 12 reos que habían organizado las actividades de Navidad para ese momento ayudaron a calmar a la gente", aclaró el oficial.

El jefe de Gendarmería detalló que la construcción no sufrió daños y que el despliegue realizado incluyó el cierre perimetral del recinto en la línea de fuego, la información de la alerta y la evacuación de los internos al gimnasio de la unidad.

"Se constituyó Carabineros y la Policía de Investigaciones. Además, estuvimos coordinados con el nivel regional y se procedió a desalojar a las visitas, quienes en todo momento estuvieron informadas de la condición de sus parientes (reclusos)", aseveró el alcaide.

Asimismo, la fuente recalcó que se cumplió con el régimen de actuación y de haberse confirmado la alarma de tsunami o de registrarse un movimiento telúrico de mayor magnitud que hubiese generado daños estructurales, estaban las condiciones para llevar a cabo una evacuación masiva, en este caso al gimnasio de la Escuela Luis Uribe Díaz.

Tan positiva fue la evaluación que las actividades programadas para la tarde del domingo no se suspendieron. Las visitas a los condenados se realizaron normalmente. Un escenario que se repitió en Ancud.

Servicios

De acuerdo al jefe de esa unidad, capitán Gonzalo González, los servicios se mantuvieron tras plasmar los protocolos de actuación.

"El sismo se dio al término del horario de las visitas de la mañana, por eso se adelantó unos minutos el término de estas para desalojar a los parientes de los internos, quienes fueron remitidos al patio techado como medida de control y para el conteo correspondiente", afirmó el oficial.

73 reos permanecían en el CDP ancuditano, quienes pese al susto no registraron problemas de salud. "Se les explicó cómo deben actuar si ocurría otro evento similar, pero no se suspendieron las visitas de la tarde", explicó el gendarme, destacando que la efectividad de los simulacros plasmados este año "nos sirvieron para actuar de una forma más ordenada, rápida y eficaz", concluyó.

Reacciones

Los familiares de los reos fueron los más preocupados con el sismo. Ayer en Castro se cumplió con otra jornada de visitas y los parientes de los reclusos coincidieron que fue una experiencia difícil. "Habían juegos inflables para los niños y otras actividades, pero con el terremoto todos corrían. Por suerte, no pasó a mayores", dijo una joven, quien fue a ver a su pareja imputada por un robo.