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Quellón: ultraje a niñas revela cruda realidad de vulneración

Operario salmonero es acusado de dos casos de abuso sexual reiterado y uno de violación, en perjuicio de su hija y dos sobrinas, todo dentro de un entorno de violencia, secretismo y desprotección. El juicio en su contra concluye hoy.
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Pedro Bárcena González

La espiral de abusos, vulneración y hasta fragilidad social existente en muchos hogares de la provincia queda al descubierto al analizar los macabros detalles de la acusación contra un operario salmonero por múltiples ultrajes contra su hija y dos sobrinas.

Quellón nuevamente es el epicentro de este flagelo que se repite prendiendo una alerta no solo por los delitos sexuales que confesó el sujeto, sino también por la ineficacia de un sistema protector y la falta de redes de apoyo.

El trabajador de iniciales E.F.B.C. (51) arriesga una pena de 15 años de cárcel por su responsabilidad en una serie de aberrantes ataques, perpetrados al interior de su vivienda en la población Aytué de la comuna del sur de la Isla.

Por una parte, se le imputan los abusos reiterados contra dos primitas, que apenas tenían 7 y 9 años al momento de los hechos, que se habrían extendido entre el año 2014 y marzo del 2015. También se le sindica como el autor de las sistemáticas violaciones contra la menor de estas niñas.

La hija del avecindado en Quellón igual aparece como víctima en esta causa, al describir tocaciones que habría sufrido en el baño del hogar que compartían cuando solamente tenía 8 años.

Común

Una dinámica calificada por la fiscal Karen Rosas como "lamentable, pero más común de lo esperado", en la cual se reiteran factores típicos de estos ilícitos.

La persecutora habla de la "seducción y manipulación" ejercida por el acusado contra las afectadas que están dentro de su entorno de confianza y cercanía. Si bien no se constatan mayores amenazas, el círculo de silencio que retardó la develación "se posibilita por el afecto entre los intervinientes y la intención de no romper la estabilidad familiar", acotó.

Por cerca de un año y medio vivieron las pequeñas dentro de este calvario. No podían despertar y reaccionar ante las agresiones. Lo ocultaban todo hasta que revelaron lo sucedido a sus madres. De inmediato, en esa sombría tarde del 1 de junio del 2015 se estampó una denuncia en Carabineros de Quellón que inició el proceso indagatorio, la posterior detención del operario y su comparecencia en el juicio.

Tal como explicó la abogada en la audiencia que comenzó ayer en el Tribunal Oral en lo Penal de Castro, el testimonio de las niñas -programado para esta jornada- y la versión aportada por sus progenitoras, los policías que abordaron el caso y los peritos "acreditarán el delito, la participación del acusado y todo el impacto emocional y daño sufrido por las víctimas", especificó.

Pero eso no es todo. La misma declaración de las madres de la menores dejó en evidencia un verdadero drama familiar marcado por la violencia sexual y las secuelas arraigadas en el tiempo.

"Siempre dudé de él (el imputado), ya que me abusó cuando tenía como 12 años... nunca le dije esto a mi papá y por eso perdí mi infancia", indicó la mamá de una de las afectadas, añadiendo que estos supuestos flagelos no los denunció y le provocaron una depresión severa que hasta la mantuvieron internada en el Hospital Augusto Riffart de Castro.

Además, la joven señaló en estrado que el acusado ya había sido denunciado por el ultraje contra su hijo mayor, pero más allá que este caso no terminó en una condena, sus temores aumentaban con respecto a que sus niñas pudiesen convertirse en víctimas. Y no estaba equivocada.

"Empecé a ver conductas extrañas en mi hija hasta que me contó que junto a su prima habían recibido tocaciones de este sujeto en el baño, cuando visitaban su casa", recalcó la mujer.

Separación

Estos dichos fueron ratificados por la ex pareja del operario, quien relató que "me separé de él porque le hacía tocaciones a mi hijo mayor... pero fue absuelto y nos reencontramos hasta que pasó esto". Agregó que "mis sobrinas reconocen los abusos dentro del baño y, una semana después que contaran esto, habló mi hija que le pasaba lo mismo".

Más allá que ambas vecinas no entregaran fechas específicas de las supuestas agresiones y no fueran testigos presenciales de las mismas, su versión constituye una de las bases probatorias que contextualiza los hechos, le entrega credibilidad a la declaración de las menores y desvirtúa la presunción de inocencia del operario pesquero.

Bajo este escenario y considerando la escueta confesión del acusado, quien pese a no reconocer tocaciones directas en los genitales de las menores abusadas pero sí la violación de una de ellas, las partes litigantes liberaron cerca de una decena de testigos y peritos. Sus posturas están bien definidas y la prueba que termina de exponerse hoy es la suficiente para sustentar sus hipótesis.

Atenuantes

El defensor Rodrigo Rojas reconoció que inicialmente su representante negó su responsabilidad en los hechos y que posteriormente guardó silencio. Sin embargo, al llegar al juicio oral tomó la postura de confesar.

"Estos hechos son difíciles de asimilar. En todo el tiempo en que mi cliente ha estado en prisión preventiva ha pasado por este proceso hasta llegar a admitir los hechos", apuntó el jurista. Por ello, solicitó a la sala presidida por el magistrado Cristian Rojas "reconocer este atrevimiento" y acreditar la atenuante de colaboración sustancial.

La idea del profesional es conseguir la pena menos gravosa posible, para lo cual también tiene a su favor la aminorante de irreprochable conducta anterior.

Junto con finalizar durante esta jornada la etapa probatoria, se esperan los alegatos de clausura y el veredicto de los sentenciadores por este aberrante caso de agresiones sexuales múltiples.

"Con una personalidad seductora y manipuladora, el acusado accede a las menores".

Karen Rosas,, fiscal de Quellón."

Modificatorias

Con la poco sustanciosa y descritiva confesión del acusado se abren nuevas aristas en este juicio. La defensa buscará atenuar la condena, mientras que el Ministerio Público intentará desvirtuar este testimonio, argumentando que la prueba expuesta es suficientemente contundente para acreditar por sí sola la existencia de los delitos y la participación del operario pesquero. La colaboración sustancial estará en análisis y se cotejará con la agravante que invocó la fiscal Karen Rosas, relacionada al parentesco (hija) de una de las víctimas dentro de este caso.

"Siempre dudé de él (el imputado), ya que me abusó cuando tenía como unos 12 años".

Madre de una de las, víctimas de esta causa."

15 años de cárcel arriesga el imputado por esta causa, quien se encuentra preso.

2014 comenzaron los ataques contra las menores que reconoció el sujeto.