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Escarbando cenizas: a 10 años de gran tragedia en Valparaíso

Recientemente se cumplió una década del fatal accidente que destrozó el casco histórico de la ciudad y dejó una marca indeleble en la memoria de los porteños. Sobreviviente de la explosión relata su traumática experiencia.
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Matías Valenzuela

Es uno de los desastres más destructivos que haya golpeado a Valparaíso, lo que ya es mucho decir. La tragedia de la calle Serrano cumplió una década en la memoria colectiva de la ciudad puerto, y la actual imagen del lugar donde se desencadenó el fuego aún deja entrever el abandono y desesperanza que golpeó a las víctimas y sus familiares.

Decenas de personas se vieron implicadas -directa o indirectamente- en ese fatal 3 de febrero de 2007 en el que una fuga de gas desencadenó una tragedia indeleble para la urbe. Diez años después, en el mismo lugar, los familiares de las víctimas realizaron una emotiva y sencilla ceremonia para recordar a los caídos, lanzando globos blancos hacia el cielo, en los que escribieron sus deseos para Valparaíso.

Entre ellos estaba Marcos Ayala, vocero de las familias implicadas en la emergencia, y un protagonista de este relato, pues él sufrió por partida doble, ya que perdió a Aldo y Margot, su hermano y madre, respectivamente.

"Sí, fue bastante emotivo, en diez años han pasado muchas cosas y hay bastante pena todavía y recuerdos en realidad, por la tarea de sobrellevar lo que pasó allí", comenta el porteño de 44 años, quien por una circunstancia digna de una película hollywoodense, rozó la muerte y vivió para contarlo.

"Yo estaba allí, no morí de milagro nomás. Estábamos durmiendo, habíamos estado toda la noche con gente de Bomberos, Carabineros y Gas Valpo; nos fuimos a acostar un rato y sentimos la explosión. Desperté cerca de la altura de la galería Serrano todo quemado", evoca Ayala adentrándose en esos confusos recuerdos.

Entre las llamas, escombros y las partículas en el aire, un severamente lesionado Marcos recibía la atención de los primeros equipos asistenciales que acudieron a la zona de la explosión.

Fue derivado al Hospital Carlos Van Buren y luego reasignado al Hospital Naval por haber sufrido cortes, fracturas y quemaduras. Mientras pasaba eso, en paralelo las fuerzas policiales buscaban a los 30 desparecidos entre los escombros de los edificios, hasta que encontraron a los familiares de Marcos.

"Al tercer día en que estaba en el hospital, mi otro hermano me avisó que habían encontrado parte del cuerpo de mi hermano y de mi mamá. Ni siquiera pude ir al funeral de ellos, fueron muchos años en que estuve shockeado porque no aceptaba que habían muerto. Me costó aceptarlo emocionalmente", precisa el sobreviviente, quien ocho años después, junto con las familias afectadas, ganaron su pulseada contra Chilquinta y Gas Valpo, logrando un millonario acuerdo reparatorio luego del acuerdo de la Fiscalía.

Cicatriz

Hasta hoy se puede sentir el abandono del lugar, un vacío que nunca ha podido ser llenado. La animita de los caídos es un oasis entre la basura y delincuencia que atestó al sector donde se ubicaban las propiedades destruidas.

A propósito de esta lúgubre imagen, Marcos Ayala se enfrenta semanalmente a esta triste fotografía, ya que visita el lugar cada siete días.

"Yo creo que el 3 de febrero la calle desapareció, han pasado distintos alcaldes y nunca se pudo levantar. Se murió la calle Serrano, murió el comercio, la gente se fue del lugar, ahora se adueñaron del terreno un club que lo tiene de estacionamiento, hay un monolito abandonado que nadie cuida. Solamente la animita queda en pie, y se volvió casi milagrosa para la gente, lo que da un poco de fe para las personas, así que eso para nosotros como familia es igual reconfortante", se lamenta el hombre, quien hace el llamado a que se reviva la calle para que pierda ese aire de desesperanza al caminar sobre ella.

"Yo creo que deberían hacer un memorial en ese terreno, expropiar quizás, hacer algo para honrar el recuerdo de los fallecidos y al mismo tiempo darle un impulso comercial al sector para que ese eje tan abandonado y lleno de drogas deje de estar así. Hay que cuidar Valparaíso", comenta Marcos con la voz apagada.

La calle Serrano es parte del casco histórico de Valparaíso, el que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el 2003, dos años después que lograran el mismo reconocimiento mundial las iglesias de Chiloé.