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Joven mató a patadas a su tío tras feroz disputa por alcohol

El imputado confesó la agresión contra su pariente, en un altercado registrado en el sector playa de isla Teuquelín. El sujeto fue detenido por personal del OS-9 de Carabineros y fue formalizado por homicidio simple. Quedó en prisión.
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Pedro Bárcena González

La evidencia policial recabada por expertos del OS-9 de Carabineros de Puerto Montt, como también los datos derivados de la autopsia y la propia confesión del imputado, permitieron encausar una investigación por un crimen perpetrado en la apartada isla Teuquelín, comuna de Quinchao. Pasaron casi tres meses para esclarecer la dinámica de un delito, en que nuevamente el alcohol se convirtió en un factor gatillante.

El hallazgo en el sector playa de la ínsula del cadáver de Sixto Peranchiguay Unquén (63) estuvo envuelto en un manto de dudas. El 12 de diciembre pasado los vecinos del lugar encontraron al vecino inerte, quien presentaba múltiples hematomas. Las causas de su deceso y eventuales responsabilidades parecían lejanas. Eso hasta la evacuación de las pericias tanatológicas.

El médico forense Jesús Blanco corroboró la presencia de estas lesiones externas, como también contusiones internas en el cuerpo, propias de una golpiza de proporciones. Es más, concluyó que la víctima perdió la vida por un traumatismo encéfalo craneal cerrado, compatible a un homicidio.

Con el peso de este informe se activaron las diligencias, las cuales fueron instruidas a personal especializado de la policía uniformada. Un trabajo de inteligencia que incluyó el análisis de los datos recabados por la Sección de Investigaciones Policiales (SIP) de Achao, pero que requirió de pesquisas en terreno.

Despliegue

Un equipo del OS-9 se constituyó en Teuquelín el jueves para culminar su trabajo. Un estudio geográfico del lugar y el sitio del suceso abrió paso a un verdadero censo de los 17 habitantes de este territorio. Justamente, estas declaraciones permitieron corroborar las hipótesis que se manejaban.

Así lo confirmó el capitán Ricardo Díaz, jefe de esta unidad policial, quien reconoció el complejo despliegue "en una zona distante", donde ya existía un sospechoso.

Tras el análisis de contexto del caso, los peritos se concentraron en la base testimonial para dar en la clave. "Tomamos diversas declaraciones que permitieron situar a cada lugareño ese día de los hechos", apuntó el oficial. Ahí apareció la misma persona que manejaban como presunto autor del crimen: el sobrino del occiso.

El sujeto de iniciales M.G.P.U. (33) vivía con la víctima desde el 23 de junio del año pasado y compartían su afición desmedida por el alcohol. Como especificó el jefe policial, "el joven se fue de la isla tras el crimen". Su destino fue Caguach, hasta donde llegaron los peritos, quienes corroboraron sus sospechas.

"La persona al ser abordada dio cuenta de su intención de cooperar con la investigación", afirmó Díaz, ante lo cual fue remitida hasta la Subcomisaría de Achao, donde entregó su testimonio en presencia del fiscal asistente de Quinchao, Cristian Mena, quien con el peso de los antecedentes solicitó una orden de detención que se concretó alrededor de las 22 horas de esa jornada.

El imputado fue puesto a disposición del Juzgado de Garantía, Letras y Familia de Quinchao, donde ayer se acreditó la legalidad del procedimiento policial y la aprehensión. El primer paso antes de ser formalizado por homicidio simple.

En la audiencia poco se observaron los signos de arrepentimiento que declaró. Sí fueron evidentes las huellas que ha dejado el alcohol en su cuerpo. Un vicio que compartía con su tío y que se transformó en el verdadero detonante de la tragedia.

Detalles

Como expuso el persecutor en la sesión judicial, M.G.P.U. en su confesión dio cuenta que la noche del crimen se encontraba tomando vino con su pariente. "Al acabarse (el vino) se me puso violento y me pegó un palo por la espalda... así que tomé una plancha de zinc y lo pinché -en la zona baja del glúteo- y le pegué unas patadas hasta que quedó en la arena", expuso el abogado sobre este testimonio, que se convirtió en una de las bases probatorias en estos albores de la investigación.

Especial valor se dio a los detalles que aportó este chilote al momento de entregar su versión de los hechos. "Relató la dinámica de los hechos con precisión, un escenario que solo el autor de estas lesiones podía saber", expresó el jurista.

Asimismo, el representante del Ministerio Público argumentó que los propios vecinos del sector sospechaban de este joven, quien había notificado la desaparición de su tío, cuando en realidad se encontraba fallecido. Todos tenían sus coartadas, salvo el imputado.

"Con el empadronamiento a los isleños, todos dieron cuenta qué habían hecho ese día del homicidio, mientras que por los intervinientes en esta situación nadie sabía qué realizaron", explicó Mena.

Bajo este contexto, sumando el categórico informe forense que describe huellas de violencia extrema atribuibles a terceras personas, afirmando una muerte por homicidio, el fiscal se creó la convicción de la autoría de este joven en el delito. Y no solamente eso, estos mismos detalles sustentaron su solicitud de prisión preventiva al considerar al sujeto un peligro para la seguridad de la sociedad.

Por su parte, el defensor Claudio Herrera discrepó con respecto a esta cautelar, señalando que "faltan antecedentes sobre la participación de mi representado. No hay testigos presenciales del hecho y solo se le vincula por su propia versión, cuando la intervención en un hecho no puede descansar solo en su declaración".

A su vez, el abogado cuestionó el procedimiento abordado al momento de su aprehensión, ya que el isleño renunció a todos sus derechos, "siendo una persona carente de alfabetización completa y con clara presencia de alcohol", aristas que pudieron influir en su confesión. Es más, para acreditar el segundo punto, el profesional solicitó que se realizaran pruebas respiratorias y sanguíneas al isleño para medir su graduación alcohólica al salir de la audiencia.

El jurista invocó el arresto domiciliario total como precautoria. Sin embargo, el magistrado Hernán Mancilla acogió los postulados del persecutor para decretar la privación de libertad.

Dictamen

En su particular forma, el sentenciador enfatizó que este caso se trata "de una clara muerte por intervención de terceros", siendo el imputado el autor. "Confesó el hecho y prestó una declaración circunstanciada y creíble en cuanto a los hechos y motivos", acotó el juez, sumando que se trató "de una situación típica de pelea entre ebrios donde la víctima se va de este mundo y el hechor queda con el arrepentimiento".

Es más, el titular del tribunal valoró el testimonio del imputado, recalcando que su declaración "fue para desahogar su conciencia", agregando que constituye un peligro para la sociedad, al verse involucrado en un delito "grave", que implica "penas máximas" y que "impactan a la comunidad". Incluso, ponderó el juicio de la gente en su decisión: "La comunidad no comprendería que dejemos libre al imputado".

"Relató la dinámica de los hechos con precisión, lo que solo el autor de estas lesiones podía saber".

Cristian Mena, fiscal."

"Confesó el hecho y prestó una declaración circunstanciada y creíble en cuanto a los hechos y motivos".

Hernán Mancilla,, juez de Quinchao."

Teoría

El defensor Claudio Herrera indicó que ninguna lesión de la víctima tuvo el carácter de mortales. "Estimar que hubo intención homicida es una aseveración desprovista de todo elemento investigativo, tanto es así que en lugar de dirigir la acción con elemento cortante (trozo de zinc) hacia zonas vitales lo hace hacia aquellas que no detentan tal característica (extremidades)", aclaró. Por ello, arguye la configuración de un homicidio preterintencional; es decir, que el imputado solo tuvo la intención de lesionar, pero que por otras causas se provoca la muerte. "Vamos a proponer a la fiscalía una serie de diligencias partiendo por una nueva necropsia y una fijación fotográfica de la versión de mi cliente", acotó.

120 días se decretaron para el desarrollo de la investigación por este homicidio simple.

63 años tenía la víctima, quien vivía junto a su agresor en la isla Teuquelín.