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Venciendo el silencio: creando conexión con el mundo del sordo

Contador de profesión radicado en Quellón lucha por los derechos de las personas que no pueden oír, difundiendo a todo el que quiere la lengua de señas, para así destrabar grandes barreras, entregar dignidad y fomentar la inclusión.
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Ricardo Mundaca Izquierdo

Para Robinson Hernández Aguilera (52), un santiaguino que se radicó en Quellón hace tres años, la comunicación con quienes no oyen ni hablan es una forma de vida. Una cruzada que emprendió junto a su esposa, María Eugenia Frugone, que lo tiene en la comuna austral de Chiloé aportando un granito de arena en la reparación de una deuda que tenemos como sociedad con los que sufren discapacidad auditiva.

Hernández es de profesión contador, pero actualmente se desempeña como intérprete en lenguaje de señas, inscrito en el Registro Civil e Identificación como intérprete y facilitador de lengua de señas en Chile. "He estado dedicado por 32 años a ayudar a las personas con discapacidad, esa ha sido mi orientación". Aclara que junto con ayudar a las personas sordas, usen o no el lenguaje de señas en el país, también lo hace con las personas no videntes con el sistema de lectura Braille.

El hombre señala que dirige una empresa la cual se dedica a realizar capacitaciones en idiomas. "Principalmente nos ha tocado realizar en el lenguaje de señas", afirma. Asimismo, explica que en la actualidad trabaja junto a su esposa en varios proyectos educativos: "Trabajamos diversos proyectos en paralelo. En la Escuela de Formación de Carabineros de Ancud, anteriormente en la Prefectura en Castro y ahora en la Sexta Comisaría de Quellón".

Esta relación con la policía uniformada está orientada a capacitar personal de la institución que tenga dentro de sus tareas controles en la población. "En diciembre finalizamos un curso para seis personas, cinco de las cuales son uniformados. La idea es enseñarle la lengua de señas puesto que la mayoría de ellos deben hacer controles sociales, de identidad, lectura de derechos, etcétera. Ahora estamos a punto de hacer la certificación y entregarles un certificado de expertiz. Esta certificación la hace una persona sorda, a través de una prueba de conocimientos, no la hacemos nosotros", expone.

Capacitaciones

La historia de capacitaciones que han hecho en Quellón incluye trabajos para profesionales del PIE (Programa de Integración Escolar) de la Escuela Eulogia Bórquez Pérez, en el cual participaron también un sicólogo y una fonoaudióloga de esa misma iniciativa pero de la Escuela Alla Kintuy el año 2015.

En la actualidad están a la espera de respuesta sobre un proyecto que le presentaron recientemente al administrador municipal de Quellón. "Nuestra idea es hacer una capacitación abierta de ocho horas a todas las personas, dirigida a los sordos, de tal manera que podamos enseñarle lengua de señas y enseñar las 10 señas más usadas en Chile", menciona.

Este curso estaría dirigido también a las familias de los discapacitados auditivamente "para que tengan comunicación entre ellos. Ese es el gran problema que existe, los sordos tienen poca comunicación con su familia en cosas más profundas", señala el intérprete.

El gran reto de este hombre y su esposa apunta a lograr una mayor inclusión de la gente con esta discapacidad. Al respecto, indica que lo que persiguen es "inclusión integral, que la persona tenga la capacidad individual de hacer trámites, compras, etcétera. Para eso debemos crear un puente entre ambos mundos".

Para lograrlo añade que primeramente se debe capacitar al sordo en su lenguaje de señas. "En Quellón existe una deficiencia en el uso de la lengua de señas, ellos no la usan, porque no se exige en la comunidad", reconoce.

Robinson piensa paliar este déficit a través de un libro que están produciendo. "Un libro que sea de uso práctico. Nosotros tenemos una estructura para crear un libro con las 300 señas más usadas en Chile. Un manual pequeño, formato de bolsillo, que se use como una guía, igual que las usadas por los turistas, pero con fotografías de tal manera que el usuario vea la imagen, la explicación, la mecánica de la seña, el origen de la seña, una explicación de la misma".

Explica que una vez publicado este libro el fin sería entregárselo a las instituciones públicas para que sirva como puente.

El facilitador de lenguaje suma que el proyecto del libro va a ser realidad, independiente de quienes ayuden en su financiamiento. "Nosotros creemos que por un asunto cultural y de lealtad, le presentamos el proyecto a la municipalidad. Si su respuesta es negativa, buscaremos otra opción y medios para financiarlo", vislumbra.

Los gestores de la iniciativa se encuentran a la espera de concretar otro proyecto en ciernes a través del Servicio Nacional de la Discapacidad (Senadis) y la Oficina Municipal de Intermediación Laboral (OMIL).

La empresa que dirige Hernández, Coencoxx (Conocimientos y Enseñanza en Comunicación de Expertos), tiene catastrada la población discapacitada auditivamente en la comuna de Quellón. "Tenemos una lista, a través de una encuesta que se hizo, de 24 sordos individualizados, incluyendo a los dos sordos que viven en Melinka", cuenta la fuente, añadiendo que en la provincia de Chiloé tienen un registro de 300 personas con esta discapacidad.

El matrimonio Hernández-Frugone lleva 20 años casados, los mismos que han permanecido en esta actividad trabajando con sordos. Los esposos han recorrido el país entero y diversos países, conviviendo con ellos, recopilando lo que estos hablan y hacen para llegar a tener la experiencia que hoy ostentan.

El sistema que ocupan en sus capacitaciones es una creación del mismo Robinson, que abarca la gramática gestual y que tiene registro de propiedad intelectual, denominado Medricec (Mano, espacio, dirección, rostro, intensidad, entorno, contexto). Con él capacitan a las personas que quieran ser intérpretes.

Casos

La empresa vuelca su trabajo social en 14 personas sordas de Quellón, a las cuales capacitan y enseñan gratuitamente. Uno de los beneficiados es Alejandro Manquemilla (35), sordomudo, artesano tallador y discípulo de Noly Almonacid.

Hernández señala que el creador hace unos años no sabía manejarse con la lengua de señas. "Él necesitaba un idioma para comunicarse con la sociedad y ahora sabe hacerlo", consigna.

El acercamiento de Manquemilla al lenguaje de señas fue recién el 2010 "cuando dos amigos me visitaron en la casa y me mostraron videos", le explica al intérprete.

En un diálogo de señas con su profesor, el artesano comunica que "antes, cuando no sabía lengua de señas estaba solo. Después de aprenderla, tengo buenos amigos. He aprendido a conversar con ellos en esta lengua, a comunicarme y que me presten atención. Me ha hecho feliz y me ha fortalecido como persona el aprender cosas".

Hoy puede entenderse incluso con su jefe, el famoso Noly Almonacid, que algo entiende de este lenguaje y que pone de su parte para comunicarse con su discípulo.

"Nuestra idea es hacer una capacitación abierta".

Roberto Hernández,

intérprete de señas."

"Antes, cuando no sabía lengua de señas estaba solo. Después de aprenderla, tengo buenos amigos (...). Me ha hecho feliz y me ha fortalecido como persona el aprender cosas"

Alejando Manquemilla,

vecino sordo de Quellón"

"Nosotros tenemos una estructura para crear un libro con las 300 señas más usadas en Chile".

Roberto Hernández,

intérprete de señas."