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Domitila Cuyul, Tesoro Humano Vivo: "Nadie me ha venido a ver"

La premiada maestra de paz del mundo huilliche agradece los reconocimientos que ha logrado en el último tiempo, pero lamenta que los chilotes se estén olvidando de ella, sobre todo cuando la salud muchas veces no la acompaña.
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Ricardo Mundaca Izquierdo

Poder conversar con Domitila Cuyul, maestra de paz del pueblo huilliche y declarada por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA) Tesoro Humano Vivo en el 2014, debido a su labor por la mantención de las manifestaciones culturales del patrimonio inmaterial de las comunidades, es un privilegio. La anciana mujer, referente cultural de su pueblo, nació en Aituy el 3 de noviembre de 1927.

Llegamos hasta su casa en la apacible zona de Chaildad, a 30 kilómetros de Quellón urbano y a tres del cruce desde la Ruta 5 Sur. Allí, entre las banderas de su etnia y la chilena flameando al viento, está enclavado su hogar. Fuimos en su búsqueda para compartir un momento, queríamos saber cómo estaba y en qué ocupa su tiempo por estos días.

Nos recibe en el predio un perro poco amistoso y una parvada de pollitos que corren detrás de una gallina. En la puerta nos espera Juan Cuyul, nieto de la maestra de paz que nos da la bienvenida. Un poco avergonzados por llegar a romper la quietud de Domitila, entramos a su hogar, una sencilla casa de madera, con muy poco mobiliario.

Junto a una cocina a leña encendida permanentemente encontramos a la premiada chilota. A sus casi 90 años, se ve pequeña y frágil sentada ahí, tomando una agüita medicinal para sus achaques. "Estoy tomando estos pastitos de campo, porque son mucho mejores que los que me dan en los hospitales", enunció.

Comenta que está mal de salud: "Me colocaron dos inyecciones para evitar, dicen, el frío del invierno. Otra me la pusieron en el brazo y casi me mató… Sí, pasé ratos casi de desmayo, no sé cuántos días sin comer, agüita tomaba en la mañana porque no admitía comida mi estómago".

Destaca que al menos está recuperando su voz. "Ya me sale el habla, estuve cerrada de garganta, para qué le cuento todo lo que pasé", nos dice.

última salida

Producto del fuerte resfriado que la ha tenido a mal traer lleva más de un mes sin poder salir de la casa. "No salgo para fuera nada", confiesa. Cuenta que la última vez que dejó su domicilio fue el 4 de marzo. "Fui a hacer una gran ceremonia en Lelbún (comuna de Queilen) de dos comunidades que están unidas. Fue muy bonita la ceremonia, habían tres delegados de las comunidades huilliche del norte, de Santiago, por ahí".

Domitila no oculta su desazón por una suerte de abandono en que se encuentra estos días. "No viene nadie, nadie me ha venido a ver. Me da pena, yo pienso mucho mi vida, más lo que paso sola. Ya no tengo más quien me acompañe", revela.

Ahí, con la mirada fija en la cocina calentando el ambiente, continúa la anciana y hace un reproche. "Mi comunidad no me ayuda en nada, no sé cuántas personas nomás hay que son buena gente. Vienen a ayudarme cuando hago mis cosas un día antes, y vienen a trabajar todo en lo que hay que hacer, pero de ahí en más, no", menciona.

Agrega la autoridad ancestral: "Que en la comunidad algunos no me miran bien, en mi misma comunidad. No creerán en mí, por eso lo hacen. No creen en las cosas que hago".

En una suerte de descargo añade que "mi trabajo es muy sagrado. No es por hablar de más pero estuvimos en Semana Santa, mi trabajo es valioso y parece que mi Dios escucha lo que yo le pido".

las ceremonias

Cuyul rememora que comenzó con esta labor a los 12 años de edad, época en que hizo su primera ceremonia. Repasa sus obligaciones como maestra de paz ahondando que "mi trabajo es hacer las ceremonias, las siembras de mariscos en la playa, bendiciones de casas nuevas, bautismo de guaguas. Trabajo de muchas maneras cuando estoy sana, ahora no puedo hacer nada".

Suma que para San Juan, 24 de junio, su mundo indígena recibe el Wetripantu o Wechipantü, el Año Nuevo que dice debe celebrar su pueblo, y que para el 25 de diciembre festeja el nacimiento de Jesús, prueba del sincretismo cultural que se vive en la zona.

Guarda buenos recuerdos de cuando fue declarada como Tesoro Humano Vivo en La Moneda, en una ceremonia encabezada por Michelle Bachalet: "Anduve muy feliz. Fui a conversar con la Presidenta y estuvimos un largo rato juntas. Es muy buena persona".

En aquella oportunidad recibió un aporte económico de 3 millones de pesos de parte del CNCA. Además, a contar del año pasado, tras gestión de la Gobernación Provincial de Chiloé, tiene una pensión de gracia equivalente en tres ingresos mínimos no remuneracionales.

Domitila lamenta no tener a más familia cerca y recalca que eso la entristece. Expresa que su nieto, con el que comparte el hogar, es quien se preocupa de ella. "A Juanito lo crecí yo de chiquitito, desde que vino al mundo lo recibí yo. Su madre nunca lo desamparó, pero claro que ella trabajaba y éramos pobres por esos años, y yo no niego mi pobreza. Así que ella era la única que trabajaba y compraba las cosas para la casa", evidencia.

Acota con tristeza que tuvo dos hijos varones: "La mala suerte mía que uno se murió. Dios me lo llevó y qué le voy a hacer yo. Eso me arruinó la vida porque perder un hijo no es una gracia".

La maestra de paz, Tesoro Humano Vivo del CNCA y también Mujer del Año 2014, según los lectores del Diario La Estrella de Chiloé, vive modestamente. Con la pensión del Estado cubre sus gastos. "Compro mis cosas y también estoy pagándole a una mujer que me viene a atender porque no soy capaz de hacer nada, casi. Ella viene día por medio a trabajar y tengo que pagarle", agrega.

Domitila Cuyul insiste en la falta de compañía de parte de los chilotes: "A veces estoy triste, lloro mi 'solitud', creo que de haber vivido mi hijo que murió no estaría tan sola. De mi vivir no tengo nada que decir, porque faltas casi no tengo, tengo todas mis cosas. Me causa tristeza vivir sola y enferma. Todavía clamo que Dios me dé salud".

"Pasé ratos casi de desmayo, no sé cuántos días sin comer, agüita tomaba en la mañana porque no admitía comida mi estómago".

Domitila Cuyul,, maestra de paz."

"Me da pena, yo pienso mucho mi vida, más lo que paso sola. Ya no tengo más quien me acompañe".

Domitila Cuyul,

maestra de paz."