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Jóvenes buscan transmitir su pasión por la vela a los niños

Pareja llegó desde Santiago para enseñar los secretos del velerismo. Afirman que Chiloé es ideal para este deporte. Estudiantes de Castro conocen esta experiencia con apoyo de la Armada.
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Pedro Bárcena González

Los emprendimientos se iluminan en Chiloé. Muchos logran sacar adelante sus negocios y otros pueden materializar sus sueños en otros ámbitos. Y bien lo puede decir una pareja que llegó hace menos de un año a la Isla que está desarrollando su pasión deportiva, transformándola en una forma de vida a la que está dedicada un cien por ciento.

Se trata de dos jóvenes que arribaron desde Santiago inspirados en enseñar vela, deporte náutico que podría ser intrínseco al Archipiélago considerando sus condiciones naturales y el pasado de nuestros navegantes. Sin embargo, este escenario está muy lejano y solo existen acercamientos actuales con los veleros chilotes que han surgido, con los esfuerzos desplegados por la Marina Quinched o cada dos años con la Regata Chiloé.

Unidos como "compañeros", como les gusta decir, llegaron María Ignacia Berríos (26) y Pablo Salomón (29), quienes han potenciado esta disciplina y la están enfocando en los niños. Bajo esta premisa, ambos trabajan palmo a palmo en cursos y talleres que están cobrando fuerza tanto en Chonchi como en Castro.

El motor que gestó su desembarcó en tierras y mares insulares fue el anhelo de esta joven por plasmar sus conocimientos en esta área. Y bueno, siempre contando con los avatares del destino.

flechazo

Como una verdadera historia de vida califica la "Nacha" su flechazo con el velerismo y el objetivo por extender sus alcances. "Mi papá tiene una escuela de vela en la laguna Esmeralda de Melipilla (Región Metropolitana) hace 35 años. Ahí aprendí a navegar y eso inspiró mi proyecto de título -carrera de diseño integral- de enseñar este deporte a niños que viven cerca de zonas navegables", aclara.

Más allá que sea considerada una práctica elitista por lo costosa y estacionaria, la joven asegura que "se pueden aprovechar los espacios para navegar. Hay más de 200 embalses o lagunas en Chile que están protegidos y que son ideales para esto. Por eso, existe un recurso natural que debemos explotar. En eso estaba enfocado mi proyecto, siempre desde un área social".

La meta de estos diseñadores es lograr el acercamiento masivo de la vela en los menores. Para ello emplean técnicas de enseñanza innovadoras, muy distintas a las ordinarias que complican el acceso a la disciplina. La instrucción que tuvo Berríos en la capital de Francia fue clave para dar sustento a esta idea.

"Por cuatro meses me formé en una escuela de vela en un embalse al sur de París y aprendí allá una forma segura en enseñar este deporte, donde un profesor le hacía clase a 20 alumnos. En Chile siempre es un monitor y un alumno, lo que es muy caro. Pero ahora aprendemos de esta forma, como también sabiendo que se puede navegar todo el año", enfatiza la fuente.

Esto busca poner en práctica en la provincia estos diseñadores, quienes justamente llegaron por una oportunidad laboral en su área profesional. Así lo describe Pablo, explicando que "estábamos aburridos de Santiago y salió la idea de irse a Chiloé. Nos llama el papá de la 'Nacha' y dice que tiene una oferta de trabajo en la Isla. Fue como caído del cielo".

No obstante, poco les duró su despliegue formal en el mundo del trabajo. Las ganas de estar centrados en su pasión deportiva fue mayor. Y las alternativas para desarrollar esto en los mares insulares se abrieron.

Nexos

Primero estos jóvenes se sumaron al Centro Náutico Chiloé, al cual están agradecidos, participando de cursos y talleres. Así comenzaron a extender sus nexos para plasmar en lo concreto sus ansias formativas.

Como recalca María Ignacia, junto a su pareja llegaron con lo justo, sin implementación suficiente para el rodaje de su proyecto de vida. "Por eso, nos unimos a la Marina (Quinched) que tiene los medios y la experiencia en esta disciplina. Es una institución en que se puede confiar, no son dos 'lolos' que llegan desde Santiago, sino que toda la marina nos apoya", acota.

De esta forma han enseñado a más 70 alumnos en estos meses sobre las técnicas de navegación en windsurf, optimist, sunfish y vela mayor con yates. También han realizado cursos de patrón deportivo de bahía y capitán costero. Pequeños desde los 8 años hasta adultos de 65 han recibido estos conocimientos. El entusiasmo no decae.

Escolares

El trabajo se ha concentrado inicialmente en enseñar sobre la clase optimist, que es una embarcación ligera.

Como especifica Salomón, este tipo de nave "está reconocida internacionalmente para introducir a los niños en la vela. Es un velero súper estable, pequeño, simple, que enseña lo básico para usar el viento para avanzar".

Cuatro de estos diseños, dos pertenecientes a la pareja y otro par de la Marina Quinched, están dispuestos para ejecutar la iniciativa más masiva a la que se han sumado estos amantes náuticos. En contacto con la Armada entregan sus conocimientos a casi un centenar de estudiantes de cuatro centros educativos de la capital chilota.

En dos fines de semana alumnos de la Escuela Aytué, el Liceo Galvarino Riveros, como también de los colegios San Crescente y Cahuala Insular, podrán empaparse de las bondades de esta dócil nave y surcar la bahía castreña.

Ya se realizó la primera tanda de clases y se tenía pensado continuar este sábado y domingo, si las condiciones meteorológicas lo permitían. Y la respuesta ha sido sorprendente.

"Se enseña lo básico para usar el viento para avanzar. Hay mucho interés, los niños están felices en probar esto. Eso sí, parten con un poco de miedo, porque está la botavara, que es el palo que cruza el velero y que se viene encima de uno, por eso vamos con cuidado enseñando como maniobrar la embarcación con seguridad y que lo pasen bien, porque ante una experiencia mala en el mar uno no quiere meterse más", sostiene el joven instructor.

Por su parte, María Ignacia encontró en esta experiencia condiciones similares a las que vivió en tierras galas. "Se asemejaba a las clases en Francia, todos estaban abiertos a probar algo nuevo, más allá del miedo, pero todos navegaron", expresa, agregando que ante estos positivos resultados, "la idea es potenciar el contacto con la Armada y toda institución, ya que la consigna es que todos los que tienen ganas de navegar lo hagan, se atrevan porque este deporte para mí es una pasión".

Naval

Estos jóvenes amantes de la vela se vieron beneficiados de la acogida de la Armada, que con motivo de su bicentenario coordinó estas clínicas de optimist en la capital provincial.

Así lo indica el capitán de puerto de Castro, Guido Fuentes, detallando que "todo se enfoca como una iniciativa tendiente a acercar a la comunidad al mar y motivarlos a practicar deportes náuticos".

El capitán de corbeta señaló que el proyecto tiene contemplado que 96 niños reciban los conocimientos de los instructores, comenzando con una parte teórica para luego pasar a la práctica en la bahía castreña.

"Les enseñamos sobre las principales medidas de seguridad, autoprotección en el mar, como también nomenclatura marítima. Se les detalla las partes de las embarcaciones y las diferencias entre las mismas. Después, se suben en estas naves que son pequeñas y precisas para que aprendan. Y todos han andado bien. Muestran aptitudes y en dos horas ya algunos podían hasta atracar sin problemas", acota el oficial.

El objetivo es seguir reforzando los lazos que los chilotes deben tener con el mar. Próximamente se espera ampliar la cobertura a escuelas rurales. Un proyecto que saca aplausos, contando con el apoyo de todos quienes llevan la navegación por las venas.

Alumnos de la escuela aytué lo pasaron excelente


Bianka Vidal, estudiante de sexto básico

"La experiencia fue muy linda. Antes con mi papá me había subido a un bote a vela y él me había enseñado el mar, por lo que no me puse nerviosa en esta oportunidad. Además, los monitores explicaron todo. La seguridad también fue buena, por lo cual todos lo pasamos excelente en esta iniciativa", aseveró.


Roberto Álvarez, alumno de quinto básico

"No conocía la Gobernación Marítima de Castro y tampoco tenía contacto con el mar. Pero todo fue súper claro y aprendimos rápido. Eso sí, lo encontré un poco complicado... igual avancé en el velero. La experiencia fue positiva para todos los compañeros que llegamos y esperamos poder seguir aprendiendo", acotó.


Jonathan Caipillán, educando de séptimo

"No tengo a nadie de mi familia ligado al mar, por eso esta experiencia fue la primera que tengo de este tipo y la encontré bacán. Todos fuimos muy entusiastas y claro que estuvimos nerviosos en un comienzo, pero nos ayudaron con todo. Además, pudimos andar en káyak lo que fue 'mortal'", opinó.


José Paillamán, escolar de 14 años

"Los profesores fueron súper claros y partieron con el tema de la seguridad, del chaleco salvavidas que usamos en todo momento. Nos hablaron de los veleros, como amarrar la vela y desplegarla. Fue difícil andar, pero le puse harto empeño. Además, con esto me dieron más ganas de postular a la Armada", tildó.