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Cultivando la pasión del teatro en los niños del sur de Chiloé

Poco más de 16 meses lleva en la provincia la actriz Mónica Díaz, quien en este corto lapso ha logrado forjar una huella artística en casi un centenar de estudiantes de Quellón. Un trabajo incesante y valorado por la comunidad.
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R. Mundaca

Mudarse a Chiloé para enseñar técnicas de actuación a niños de la comuna de Quellón y de paso ejercer la carrera que se ama, es lo que mejor describe el momento que vive Mónica Díaz León (37), actriz y comunicadora escénica, quien llegó a la austral comuna hace un año para aportar con su grano de arena al desarrollo de las artes en tierras chilotas. Se vino junto a su pareja para cambiar de estilo de vida.

Hoy la joven tiene una agenda ocupadísima enseñando desde su experiencia a los menores que quieren aprender y desarrollarse en el mundo de la actuación. Sus alumnos, escolares de establecimientos educacionales municipalizados y particulares subvencionados, avanzan a pasos agigantados en técnicas teatrales. Tras el corto tiempo transcurrido los frutos de su trabajo comienzan a verse.

Esta oriunda de Pirque, Región Metropolitana, rememora cómo comenzó todo. "Siempre supe, desde muy chica, que quería ser actriz. Recuerdo que todas las veces que me preguntaban qué pensaba ser cuando grande, mi respuesta era, actriz", confiesa.

Cuenta que cuando era alumna de enseñanza media trataba de integrarse a cuanto curso de teatro apareciera: "En esos años no habían tantos talleres de teatro y los pocos que habían como que no terminaban. Empezaban y algo pasaba, el profesor se iba, por ejemplo, y sería todo".

Una vez egresada del colegio, su meta era ingresar a la Academia de Teatro de Fernando González, alma máter de insignes actores chilenos, lo que no fue posible.

"No sé si pequé de inocente, pero me fui de vacaciones y cuando volví, y quise dar los exámenes para uno de los 20 cupos, ya se habían completado", recalca.

Formación

Tras ese desaguisado se matriculó en la escuela de teatro del DuocUC, lugar desde donde egresó. Expresa Mónica a su primer profesor, el desaparecido actor Rodolfo Bravo, "era un papá para todos nosotros. De hecho tengo su foto en mi billetera… ¡vaya que me enseñó ese profesor! Fue un maestro, grande. Con él me enamoré aún más del teatro", agrega quien resultara a la postre la mejor alumna de su promoción el 2002.

Tras salir de la escuela, parte con su promoción a Barcelona, España, donde pasa una temporada en la academia del afamado Berti Tovías, con clases intensivas donde aprendió la metodología de Jacques Lecoq, maestro francés de actuación y referente del teatro gestual. "Aprendimos clown, melodrama, drama, comedia, una montonera de líneas", agrega.

En cuanto egresó de la carrera se transformó en ayudante del actor y profesor Gabriel Prieto, en el mismo DuocUC. Luego se fue a la Universidad Santo Tomás y posteriormente a la Bolivariana, donde comenzó de lleno su carrera docente hasta el 2008.

Sin embargo, su veta como actriz quedó un tanto relegada, realizando tan solo algunas obras, entre las que se cuentan La Cantante Calva, Frenia, El Gran Teatro del Mundo, El Secreto de Chile, y ahora último, en Quellón, ENA Morada.

Además, la dirección teatral ha sido parte de su vida. "He dirigido muchas obras, tanto en la Santo Tomás, como la Bolivariana y el Duoc UC. También en empresas, como Aguas Andinas, en centros culturales", explica. Más de 20 obras ha dirigido esta actriz y profesora.

Arribo

Tomada la decisión de emigrar, e instalada en el Archipiélago, llegaron a Quellón en marzo del 2016. "Recorrí varios colegios hasta que en abril me dieron el vamos en algunos. Empecé mi taller trabajando como hormiguita y quería ser conocida por mi trabajo. El inicio fue en el Paulo Freire y la escuela Alla Kintuy. El San Agustín también me abrió las puertas. De ahí al Politécnico", detalla.

Mónica logró su meta de continuar en la docencia. Así llega a instruir a niños y jóvenes de nueve establecimientos educacionales de la comuna. Sus talleres de teatro funcionan en los Liceos Paulo Freire y Politécnico, Colegio San Agustín, en el Internado de la ciudad y las escuelas Alla Kintuy, San Antonio y Artística de Molulco.

Como si fuera poco, también armó talleres en las escuelas de Yelcho y Huelpún, ambas en la isla Cailín. Todo este trajín la tienen con una agenda copada, pero feliz por los resultados obtenidos en tan poco tiempo.

En el festival de teatro organizado en la comuna el año pasado, las obras "Mama Rosa", puesta en escena por el taller del Liceo Paulo Freire, y "Los Papeleros", interpretada por los alumnos del Politécnico, obtuvieron el primer y segundo lugar respectivamente.

Ambas representaciones fueron dirigidas por Mónica Díaz y también se presentaron en funciones abiertas al público de la ciudad.

"En un año se logró esto. Los chiquillos están súper motivados por las obras, y eso que además del taller deben estudiar mucho y sacarse buenas notas. Para hacer un taller de teatro, o hay que motivarlos mucho, o les tiene que gustar mucho la dinámica, o la exposición ante el público, como para que se den estos resultados", señala la actriz.

Respecto a la técnica de actuación que aplica, la profesora añade que les enseña a sus alumnos bajo la metodología de Sanford Meisner, actor y profesor de interpretación estadounidense.

"Aplico su método en los chicos para buscar la verdad, la verdad, la verdad, la verdad artística, que te crean lo que estás diciendo", enfatiza. Comenta que en esos ejercicios a veces los muchachos lloran al ponerse en el lugar del personaje. "Estos chiquillos de verdad son maravillosos, ha sido un descubrimiento", suma la comunicadora escénica.

La cantidad de alumnos en estos talleres electivos se empina en los 90, entre niños y jóvenes, de básica y media, urbanos, rurales e isleños.

La profesional señala que "con uno de ellos que siga estudiando teatro para hacer del arte su vida, me siento feliz. Y eso ya pasó con una alumna del Politécnico que me comentó hace unos días que quería estudiar teatro".

Motivando a los muchachos sala por sala, esta actriz recluta a quienes darán vida a los talleres, apelando a los resultados en las obras presentadas por los alumnos antiguos, y la soltura y desplante que le dará a los más tímidos, Mónica está marcando una huella importante en la vida personal de sus alumnos y en el futuro del teatro en la comuna, provincia, región o el país. Su trabajo en la zona ha sido un aporte a la cultura.

Desafíos

Por lo pronto esta comunicadora escénica está llena de trabajo y proyectos. En su horizonte se visualiza un documental, relacionado con el teatro y con lo que se está haciendo a nivel teatral en Quellón.

"Por ejemplo, en mis talleres tengo niños Asperguer y quiero demostrar que el teatro puede cambiar la vida de las personas", apunta.

En la misma línea cultural, Mónica Díaz quiere explorar en la radio con un programa de rescate de tesoros humanos vivos de Quellón y uno de conversación de temas actuales. Continuará con sus talleres escolares y se apresta para hacer uno con mujeres adultas mayores.

Los desafíos personales de esta profesional están ligados al desarrollo cultural de los jóvenes. Igual cree que va a tener que bajar el volumen de trabajo el próximo año, pero para cumplir uno de sus anhelos, tener un hijo.

Quiere convertirse en madre y ese será uno de los papeles más importantes que tendrá que desempeñar.

"Siempre supe, desde muy chica, que quería ser actriz".

Mónica Díaz,, comunicadora escénica."