Secciones

Alertan por las amenazas que viven los cisnes en Chiloé

Imprudencia de turistas y de algunos residentes en riberas, ataques de perros o de otros animales y la contaminación son algunos de los problemas a los que se ven expuestas estas aves, cuya población insular creció notoriamente tras el desastre ambiental en el río Cruces, Valdivia, en el 2004.
E-mail Compartir

César Cárdenas Ruiz

El Archipiélago de Chiloé se ha ido transformado este siglo en un paraíso para la reproducción del cisne de cuello negro (Cygnus melancoryphus).

Natural de América del Sur, la distribución de esta especie comprende desde Brasil hasta Tierra de Fuego; especialmente durante la primavera y verano cría en Chile. En nuestro territorio insular estas aves acuáticas están presentes en varios sectores, como Caulín, Chacao, San José, Curaco de Vélez, Castro y Chadmo.

Más acuático que otras aves, el cisne pasa la mayor parte del tiempo en el agua. Además, de acuerdo a los datos de distintas observaciones anidan en pequeñas colonias dispersas y en solitario, por lo que este último hallazgo en la zona representa un importante material de estudio.

Diversas aves que habitan en el país son migratorias, vale decir, se instalan en ciertos períodos en algunos lugares para buscar alimentación, anidamiento o para invernar. Sin embargo, la migración de los cisnes de cuello negro es un fenómeno que no plantea teorías definitivas y que está en constante estudio.

En Chiloé, por ejemplo, no se conoce de migraciones actuales, pero sí desarrollan movimientos locales entre uno y otro sector, además que pueden dejar ciertos lugares en invierno y volver en primavera; sin embargo, no son más que desplazamientos según condiciones locales y no globales (migraciones), de acuerdo a los ornitólogos.

En cuanto a los números, actualmente en el Archipiélago existirían unos 1.791 de estos cisnes, contados en una treintena de humedales insulares hace una semana atrás. Ahora bien, para mencionar datos sobre la población promedio, se puede hablar ciertamente de 2 mil a 2 mil 500 aproximadamente.

santuario

Corría el 2004, cuando el Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter, ubicado en las cercanías de Valdivia, en la ahora Región de Los Ríos, recibió la descarga de los residuos de la planta de celulosa Valdivia, propiedad de Celulosa Arauco (Celco). El hecho provocó que entre 300 y mil ejemplares, de un universo de 6 mil que allí habitaban en aquel entonces, murieran o se desplazaran del río Cruces hacia la zona central y al sur del país, a lugares como el lago Budi en La Araucanía y el Archipiélago de Chiloé en Los Lagos.

Fue en este contexto que el Centro de Estudios y Conservación del Patrimonio Natural (Cecpan) comenzó un intenso trabajo de monitoreo, con el objetivo de analizar el desplazamiento de estos plumíferos al interior de la provincia y así averiguar su grado de adaptación en Chiloé, donde ya vivían, pero con menor cantidad de individuos.

"Los cisnes continúan pasando por un proceso de adaptación, al tratar de nidificar en un espacio que es muy complejo desde el punto de vista de los usos que tienen en los sectores, entonces los cisnes han llegado a la costa, al mar en Chiloé y encontraron en el borde costero espacio de repente para poder ocuparlo como área de reproducción", comenta Jorge Valenzuela, jefe de investigación y director del Cecpan.

Amenazas

No obstante, y tal como mencionaba el profesional, la utilización incorrecta de los espacios es un factor que se ha transformado en una real amenaza para estos alados, situación que mantiene alarmados a los especialistas. Lo anterior se puede producir debido a que el cisne cada vez encuentra menos sitios con tranquilidad para nidificar y que a la vez tengan un acceso cercano a su alimento: algas y plantas acuáticas, que en oportunidades complementa con algún insecto u otro invertebrado.

"El uso del borde costero es muy intensivo en Chiloé, entonces hoy día están en esa adaptación. Así han tenido que ir sumándose un montón de problemas a ellos; de hecho, parte del equipo que se dedica a monitorear el jueves fue a Quicaví y se encontró con toneladas de basura en la península de Quicaví, los cisnes hacen la mayoría de sus nidos, y la exposición del sitio es muy alta", esgrimió el biólogo.

Los factores humanos inciden sustancialmente en la lista de riesgos con los que conviven estas colonias. El desconocimiento de las necesidades del cisne en la población en general se constituye en una de las principales amenazas para la reproducción de la especie en la provincia.

Debido a la escasa información que manejan, los turistas que visitan las playas buscan acercarse a los cisnes para tomarles una fotografía o sencillamente observarlos desde una distancia mucho menor, espantandode este modo a los alados, que en definitiva optan por marcharse del lugar, haciendo abandono de sus nidos y dejándolos expuestos para la llegada de otros animales.

La irrupción de perros en los campos, que en la mayoría de los casos son trasladados desde la ciudad a estos sitios para abandonarlos, ha causado serios daños también en la población de estas hermosas aves silvestres que están siendo depredadas por estos mamíferos caninos. A comienzos del presente año se evidenció una aparente disminución de la población de cisnes de la bahía Ten Ten, en la entrada norte de la ciudad de Castro, hecho que se asocia a la acción de canes del sector que estarían atacando a esta especie nativa. Estos elementos han influido profundamente en las expectativas de vida del cisne de cuello negro.

"Cuando se visitan muchas veces por la gente que los va a ver, por curiosidad o porque están transitando, los cisnes dejan los nidos. En ese rato entran otras aves o perros y depredan los nidos, entonces hoy día el estatus de reproducción no es muy esperanzador, porque los cisnes aun cuando se nota que hay muchos, no es así", aclara Valenzuela.

En esta misma línea, el científico agrega que "no hay muchos cisnes, son todos cisnes adultos y como son longevos es una población envejecida".

En resumen, el ambientalista especifica que "las amenazas son básicamente perros, pueden ser asilvestrados o domésticos, que van ahí y matan, tenemos registros de que han matado cisnes, destruyen los huevos. También hemos pillado gente sacándole huevos a los nidos y también depredadores naturales, hay registros de gaviotas que se comen polluelos, los traros también, por lo que te decía, hablamos de sitios que no están bien adaptados, no son sitios de primer orden en temas de nidificación".

COMUNIDAD

Entre Villa Chacao y la ciudad de Ancud se encuentra la bahía de Caulín, distante a 26 kilómetros del centro del mencionado sector urbano, un singular lugar de la costa este de la Isla Grande de Chiloé, que se posiciona como un hábitat para una gran variedad de aves. Su playa se extiende al bajar la marea e invita a los cisnes de cuello negro y otros ejemplares de la avifauna a realizar un alto y descansar en su derrotero migratorio, convirtiendo a esta localidad en uno de los "avepuertos" más importantes de la provincia.

Del mismo modo este lugar se ha establecido como una de las paradas obligadas por los viajeros; situación que si bien es positiva para la industria turística, genera cierta contingencia, por lo que el constante transitar de personas provenientes de otras comunas del país y de otros países del mundo, en toda época del año, ha generado algún grado de inseguridad entre los vecinos, fenómeno que se repite en otras localidades del Archipiélago donde residen aves.

Nos relata Carol Muñoz, pobladora de este lugar, que la comunidad está consciente de aquello. Si bien existen foráneos que respetan el cuidado del medio ambiente, hay otros que sencillamente hacen caso omiso a esto.

"Ocurre que, por ejemplo, pasa un auto y tira la bolsa de basura, no es que el turista llegue, vaya a la playa a pasar el rato, sino que son los automóviles que del mismo vehículo tiran la basura, ese sería uno de los principales problemas porque lo he visto, lo he visto en varias ocasiones", manifiesta.

Pero esta no es la única anomalía, periódicamente enormes manchas de color blanco flotan sobre las costas chilotas, algo que se acentúa en días de intensas precipitaciones, donde gran cantidad de poliestireno expandido (plumavit) llega procedente de instalaciones acuícolas. Un material muy liviano, que los vientos chilotes se encargan de esparcir en distintas direcciones y el cual puede tardar hasta 500 años en degradarse, siendo un componente ajeno al ecosistema, por lo que produce un disturbio en sus funciones.

Preocupados por la presencia del material sintético en las aguas, Muñoz cuenta que los pobladores de la localidad ancuditana han ejecutado con mucho esfuerzo algunas acciones de limpieza en las playas más cercanas, pero sin mucho éxito pues esta es un problema reiterativo, que se complementa con la amenaza permanente de los perros asilvestrados y domésticos.