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Con radares anticipan la llegada de un tsunami a costas chilenas

Con equipos únicos en Sudamérica, el observatorio de la Universidad de Concepción tiene dos puntos de monitoreo en la Región del Bío Bío. Sin embargo, la continuidad del trabajo actualmente está en duda por falta de financiamiento.
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Alfonso Levet G.

Fue en 2011 que los investigadores del Departamento de Geofísica de la Universidad de Concepción se dieron cuenta de que los radares que tenían instalados para medir las propiedades del Océano Pacífico habían detectado la llegada del tsunami de Japón a las costas del Bío Bío.

En este sentido, el doctor Dante Figueroa cuenta que los equipos fueron adquiridos hace 10 años. "Son únicos y bien especiales, no hay otros iguales por lo menos en América Latina y al sur de México", explica a La Estrella.

El equipo de investigadores estaba interesado en estudiar las corrientes marinas y habían instalado un radar mirando hacia el Pacífico en la pequeña península de Rumera, al este de Punta Lavapié, en la comuna de Arauco.

Explica Figueroa que "son antenas de radio con las que se pueden medir las propiedades del océano, en particular las corrientes marinas, el oleaje y la velocidad del agua en la superficie, sin necesidad de meternos en el mar. Se hace todo desde la costa".

Cuando los académicos compararon las mediciones de velocidad del agua con el nivel del mar en Lebu, los datos se correspondían de una manera extraordinariamente precisa. "No nos quedó duda de que pudimos medir el tsunami y entonces nos pusimos en contacto con una agencia norteamericana que se llama NOAA, equivalente a una 'NASA de los océanos'", señala.

Observatorio marino

Conscientes del potencial de los equipos, surgió entre los investigadores la idea de poner en funcionamiento un observatorio marino. "Echamos a andar este sistema, que llamamos Chioos", dice.

La sigla nació de la idea de sumarse a la red de observatorios Integrated Ocean Observing System (IOOS). "A una colega se le ocurrió agregarle la CH de Chile y así quedó", cuenta como anécdota el investigador.

Para lograr un mejor rendimiento, los equipos fueron enviados a Alemania, donde les cambiaron prácticamente toda la configuración. Se les bajó la frecuencia de las ondas de radio, para que estas llegaran más lejos. "Antes llegaban a 50 o 60 kilómetros de la costa y ahora llegan a 80 o 90 kilómetros de distancia", detalla.

Alcance e información

El observatorio se compone de dos grupos de antenas, ubicadas en San Pedro de la Paz y junto al faro de Hualpén. Los equipos tienen un ángulo de 90° a 100° y tienen una alcance de entre 80 y 90 kilómetros de distancia en la medición de corrientes, y de unos 45 kilómetros de alcance en relación a la medición del oleaje.

"A cinco kilómetros de distancia ya se percibe la curvatura de la Tierra, pero la señal que envían las antenas se aprovechan de la salinidad propia del agua marina, que es conductora, y consiguen avanzar varios kilómetros más allá. En un lago, por ejemplo, eso no ocurriría", expone el doctor Figueroa.

Los datos van siendo registrados en la memoria de los propios radares y los datos básicos, que son muy voluminosos, quedan grabados en el mismo equipo. El consumo eléctrico de cada antena es, además, mínimo: apenas 7 watts.

El radar de Hualpén está apuntando hacia el noroeste, de manera de poder detectar tsunamis que vengan desde el norte de Chile y también desde Japón. El que está ubicado en San Pedro detecta maremotos que provienen desde el oeste y, en menor medida, desde el sur.

Condiciones especiales

Las costas del Bío Bío tienen además una particularidad que favorece el estudio de los tsunamis, y es que son de baja profundidad en comparación con otras zonas del país.

El investigador explica que la velocidad del tsunami no tiene relación con su propia magnitud, sino con la profundidad de las aguas sobre las que se desplaza, de tal manera que tales eventos son mucho más lentos en las costas de la parte sur del país. "Aquí se frena y aumenta el tiempo de reacción, y a nosotros nos da más tiempo para estudiarlo, hay más datos, es una oportunidad tremenda", confiesa.

"Este observatorio es único y el trabajo que estamos haciendo es de punta a nivel mundial. Estamos al mismo nivel de los mejores centros de detección de tsunamis en el planeta, por la calidad de los radares y porque tenemos eventos de tsunamis con cierta frecuencia", cuenta entusiasmado el doctor Figueroa, quien, sin embargo, no oculta su preocupación sobre la continuidad del observatorio.

Cuando aún era un proyecto, Chioos obtuvo su financiamiento a través de Innova Bío Bío. Figueroa rememora que "presentamos un proyecto al Gobierno Regional a través de una de las líneas de financiamiento de Innova Bío Bío, que existía entonces, y nos lo aprobaron".

Ahora que esa instancia no existe, y los recursos asignados solo aseguran la continuidad del trabajo hasta inicios de 2018, "estamos viendo qué mecanismo podría permitirnos seguir desarrollando estos estudios. Los radares son versátiles, tenemos varias posibilidades de estudios, pero por ahora estamos en serios problemas".

En efecto, varios profesores de la Universidad de Concepción están trabajando con los radares en el estudio de los más diversos temas. Mientras algunos indagan las corrientes marinas, otros aprovechan esas mismas mediciones para monitorear, por ejemplo, el derrame de combustibles en el mar, o el desplazamiento de la marea roja, de manera de poder determinar dónde orientar los esfuerzos.

Detección de tsunamis

Lo mismo podría ocurrir con el estudio de los tsunamis, luego de que se potenciaran los radares y se bajaran las frecuencias de las ondas de radio con que funcionan.

"Con la configuración actual, si detectáramos un movimiento anómalo, y 33 segundos después una nueva lectura confirma que es un tsunami, tendríamos un tiempo aproximado de reacción de unos 12 minutos, lo que no es poco para ciertas acciones, hay ciertos edificios que se pueden evacuar en 8 o 10 minutos".

La meta es mejorar aún más el sistema y llegar a un tiempo de anticipación por sobre los 20 minutos.

Sin embargo, por ahora esos datos son los únicos que no están disponibles para ser vistos en la página de Chioos, porque la única entidad autorizada para emitir alertas o avisos a la población es el SHOA de la Armada. "Estamos desarrollando un protocolo para determinar en qué formato se va a enviar la información, pero la decisión de cómo usarla es de ellos", consigna.

Hasta ahora, los estudios además han ido mostrando qué áreas costeras están más expuestas a la destrucción por causa de un tsunami. "En 2010, por ejemplo, la caleta Llico resultó con una destrucción muy grande, mientras que en San Pedro los daños fueron mucho menores".

El doctor Figueroa asegura que todo apunta a que los sistemas de monitoreo deberían irse masificando en los próximos años. "Por ahora, son los únicos dos que hay en América Latina, pero en 15 o 20 años más van a haber muchos en Chile y no se va a poder impedir que esta información salga públicamente", asegura el académico.

"De a poco, cada vez van a haber más agencias u observatorios para entregar estos datos", subraya.

"Estamos entre los mejores centros de detección de tsunamis".

Dante Figueroa,, encargado del Chioos."