Carolina Larenas Faúndez
Ya no es extraño que la acción de los perros genere graves daños en el ganado ovino en la provincia, pero que también ingresen a un predio que está debidamente cercado para proteger a los animales aumenta la impotencia de los agricultores.
En las últimas horas un vecino del sector Gamboa Alto en Castro sufrió la muerte de 6 corderos que solo había comprado hace 8 días. Pero eso no es todo: también perdió tres pavos comunes y un pavo real.
Hace 25 años que José Asencio tiene un predio en esa localidad, pero solo en los últimos años ha debido luchar contra el ataque de los canes. En 2014 perdió un plantel completo de 32 ovejas y corderos y, un poco más tarde, a tres terneros.
En más de 2 millones y medio de pesos avaluó el agricultor las pérdidas que hasta el momento ha sufrido debido a este tipo de ataques.
"Me encontré con la ingrata noticia de mi trabajador que amanecieron muertos mis corderitos que compré hace poco en Achao", afirmó el afectado.
Asimismo, expuso que cuando sufrió la mayor pérdida decidió no hacer ninguna denuncia y esta vez lo hizo público para llamar a los vecinos y autoridades a tomar medidas frente a esta problemática que afecta a los campos chilotes.
Para el castreño, muchas organizaciones que defienden los derechos de los animales se preocupan solamente por lo que pasa con los perros, pero con el resto, como en el caso de este tipo de muertes, no lo hacen.
"Esta vez atacaron a seis corderitos que los tengo en un patio donde están las gallinas que lo tengo súper bien protegido y, sin embargo, me los mataron igual los perros y me mataron tres pavos, entre esos un pavo real y la impotencia es tremenda", detalló Asencio.
Igualmente, mencionó que "en el invierno también tuve la pérdida de tres terneros que fueron atacados y muertos porque les mordieron las partes de las piernas, de las orejas y cabeza y si llevo a plata en lo que me han matado pasa lejos los 2 millones y medio de pesos".
Si bien es una pérdida considerable, el agricultor mencionó que "aquí para mí pesa más la vida, más que los pesos, porque yo los cuido y me preocupo por ellos y les tengo mucho cariño a los animales y me duele mucho que pasen estas cosas".
Tras el hallazgo de los animales muertos correspondió el proceso de enterrarlos y reparar los daños que los canes realizaron en algunos sectores del cerco.
Eso sí, Asencio descartó denunciar el hecho a los organismos respectivos, aduciendo que "nadie hace nada".
2,5 millones de pesos es el avalúo de las pérdidas del último ataque.