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Marejadas, viento, lluvia y nieve afectaron a los chilotes

Diversos episodios en un invierno poco común enfrentaron los chilotes durante gran parte del 2017.
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Luis Contreras Villarroel

El invierno de 2017 será recordado por los chilotes como uno de los más prolongados y severos de los que se tenga memoria y que se plasmó en una espiral de fuertes temporales de viento, lluvia, marejadas e incluso nevazones.

Los fenómenos meteorológicos exigieron al máximo a los servicios de emergencia para atender la contingencia llegando incluso a solicitar que se hubiera decretado zona de catástrofe a la provincia.

Uno de los indicios de que la naturaleza sería inclemente con los habitantes se generó a principios de agosto, cuando las fuertes marejadas causaron destrozos en el borde costero de Queilen, siendo la antesala a lo que vendría dos semanas más tarde.

Otro episodio que volvió a poner en jaque la conexión interna se produjo en Huentemó, en la comuna de Chonchi, con el colapso de la pasarela (ver nota anexa).

Blanco

Uno de los fenómenos naturales de mayor crudeza registrados en la última década en el Archipiélago correspondió a la fuerte nevazón que afectó a gran parte del territorio causando serios estragos, sobre todo en materia de conexión interna de la Isla Grande.

La jornada del 15 de junio quedó grabada entre quienes sorpresivamente comprobaron cómo la precipitación de nieve pasó a convertirse desde un espectáculo a un problema de proporciones.

Uno de los principales problemas y de mayor significancia tuvo que ver con la interrupción de la conectividad terrestre en la Ruta 5 Sur, la que se extendió por espacio de 23 horas entre Pupelde en Ancud y Mocopulli en Dalcahue.

René Garcés, gobernador provincial que supervisó cada uno de las emergencias, resumía en aquel momento que "Vialidad estuvo trabajando con sus dos máquinas, más el aporte que hizo la Municipalidad de Ancud en el sentido de colocar máquinas en ese trabajo".

A las bajas temperaturas y la falta de conexión por la gran masa de nieve se agregó la caída de árboles que terminaron por agudizar el tránsito vehicular en la carretera que conecta a Degañ con Quemchi.

Esta condición trajo consigo la suspensión del servicio de transporte público desde y hacia Chiloé, dejando a decenas de usuarios varados en terminales de buses.

Treinta días más tarde un fenómeno similar gatillado por la precipitación de nieve volvió a afectar la zona centro de Chiloé, generando algunos problemas pero de menor significancia en comparación con la emergencia anterior.

Tempestad

Cuando aún se mantenía en la retina la caída de nieve dos veces en exactamente 30 días, la Dirección Meteorológica de Chile anunciaba un nuevo sistema frontal marcado por fuertes ráfagas de viento y permanentes precipitaciones.

Entre el 21 y 25 de agosto los embates de la naturaleza se dejaron sentir con toda su crudeza ocasionando la caída de árboles, cortes de energía eléctrica y destrucción de los bordes costeros.

Queilen dejó al descubierto una vez más los estragos por la destrucción de su costanera y el riesgo de derrumbe en que quedaron cerca de 15 viviendas en isla Acui. Una situación similar vivieron los habitantes de Cucao, en Chonchi, con el desborde del lago que invadió una explanada obligando a la evacuación de sus pobladores.

Una realidad no muy distinta se registró en el radio urbano de Castro, donde la saturación de agua provocó deslizamiento de material principalmente en barrios expuestos a este tipo de emergencias.

Las inundaciones de viviendas y calles no fueron la excepción al momento de realizarse el balance final de los servicios públicos.

Otra de las comunas dañadas por el sistema frontal correspondió a Quinchao sufriendo sus islas todo el rigor del viento y las fuertes marejadas que provocaron daños en su frágil infraestructura portuaria y la caída de postes. Una situación similar siempre en el bordemarino se registró en Pudeto Bajo y Villa Chacao en Ancud.

Recursos

La destrucción de los sectores costeros de Ancud, Dalcahue, Quinchao y Queilen redundó en la destinación de recursos económicos para efectuar las reparaciones por parte del Ministerio de Obras Públicas (MOP).

Previa supervisión en terreno, el jefe regional de la Dirección de Obras Portuarias (DOP), Matías González, comprometió en su minuto que "se tomó la medida inmediata de gestionar los recursos y comenzar estas iniciativas".

Es así que esta cartera ministerial y en función del balance entregado por los municipios asignó fondos por el orden de los $3.600 millones.

De esta partida, $900 millones fueron destinados a mejorar el borde costero en Pudeto Medio y Chacao cuyas obras consistieron en la construcción de muros de protección en base a rocas y gaviones.

Otros $1.200 millones fueron destinados a concretar faenas similares de mejoramiento en Calen y Tenaún en Dalcahue.

En Quinchao tres islas fueron beneficiadas con estas inversiones correspondientes a Lín Lií, Chaulinec y Quenac, con $400 millones.

En Queilen se aportaron $1.200 millones para reparar Acui y Lelbun.

"Vialidad estuvo trabajando con sus dos máquinas más el aporte que hizo el municipio de Ancud".

René Garcés,, gobernador de Chiloé."