Experto explica que el sismo del 25/D fue una réplica del terremoto del '60
La investigación fue liderada, entre otros, por la Universidad de Chile.
Una publicación científica propone que el sismo del 25 de diciembre de 2016 que azotó a Chiloé y Melinka, podría considerarse como la última réplica del gran terremoto de 1960, ya que la energía que liberó fue superior a la acumulada sólo por la acción de los años.
La hipótesis plantea que lo que sucedió el 25/D, no se explica sólo por la acumulación energética y que la magnitud fue aún mayor debido a que existía una reserva o energía que había quedado pendiente de ser liberada por el movimiento de placas desde el terremoto de 1960, y que tardó 56 años en iniciar su desplazamiento.
La investigación fue realizada, entre otros, por Diego Melgar del Seismological Laboratory, University of California at Berkeley, USA; junto a Sebastián Riquelme, geofísico y jefe de operaciones del Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile, quien señala que "el terremoto de 2016 es importante porque es el primer evento significativo en el segmento Valdivia de la zona de subducción chilena desde el terremoto de 1960".
-¿Cómo se gestó y desarrolló la investigación?
-Tratamos de estudiar la mayor cantidad de terremotos posibles y fenómenos que se derivan de los mismos, esa es nuestra labor como Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile. Los terremotos grandes te dan la oportunidad de tener más y mejores registros de desplazamiento de placas, velocidad y aceleración, muestran registros más notorios.
El terremoto de Chiloé tenía un especial interés para nosotros por estar dentro del área de ruptura del terremoto de 1960 y porque efectivamente es el primero "grande" que había sucedido en el sector.
En términos comparativos, el sismo de Chiloé fue mil veces más pequeño que el de Valdivia, pero gracias a la gran cantidad y sensibilidad del instrumental que tenemos desplegado en la Isla, resultó natural para nosotros iniciar una investigación que tratara de entender las variables y particularidades que relacionaban ambos sucesos, con 56 años de distancia entre medio.
-¿Cómo se llega a la conclusión que el terremoto del 25 de diciembre es una réplica del gran sismo de 1960?
-Midiendo el acoplamiento sísmico durante 56 años estimamos que el slip acumulado (deslizamiento que aún no se libera) en esa zona debería ser de 3,8 metros. Y cuando revisamos lo que había sucedido en Melinka, nos percatamos de que en el lugar se liberó un poco más de 5 metros. Es decir, el sismo de Chiloé, en términos energéticos, fue entre 3 a 4 veces más grande de lo que se esperaba si la energía se hubiera acumulado sólo por el paso del tiempo. Y fue de esa magnitud porque en el lugar había una deuda sin pagar, un remanente de energía y desplazamiento que se había quedado pendiente desde el terremoto de 1960.
-¿Es posible que un nuevo movimiento telúrico como ese se vuelva a repetir en la zona?
Sí. Siempre es posible, por eso el monitoreo continuo del Centro Sismológico de Chile y su más de centenar de estaciones distribuidas a lo largo del país. En Chile debemos estar atentos en todas partes. Tenemos todos los tipos de terremotos y una zona de subducción muy larga.