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Centros de cultivo logran certificaciones

ASC y BAP fueron las acreditaciones de los nuevos recintos de AquaChile.
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Visión Acuícola

AquaChile sigue trabajando para producir salmones bajo las certificaciones de los mercados más exigentes del mundo. En esa línea, Quilque Sur, en la comuna de Calbuco; Serapio, en la comuna de Cochamó; y Chauques, en la comuna de Quemchi, acaban de recibir la certificación ASC (Aquaculture Stewardship Council), los que se suman a los centros de cultivo de la compañía ya certificados.

La acreditación ASC, que es patrocinada por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), aborda el impacto social, medioambiental y productivo que tiene la industria salmonicultora, con indicadores específicos para su medición, integrando a la comunidad dentro de sus criterios. El sello ASC es demandado mayoritariamente por clientes en Europa y Estados Unidos, debido a la dificultad de sus exigencias.

"En AquaChile estamos muy contentos por haber sumado otros tres centros a la certificación ASC. La sostenibilidad de nuestra actividad se basa, entre otras cosas, en el manejo responsable de los recursos naturales y las buenas relaciones con las comunidades de las que somos parte", explica Agustín Ugalde, gerente general de AquaChile.

Suma: "Es por eso que nos adherimos a toda práctica o certificación que haga nuestra actividad más sustentable. En ese sentido ASC es un estándar que garantiza buenas prácticas en nuestras operaciones, considerando factores medioambientales, sanitarios, laborales y sociales. Esta certificación, además, es promovida por el GSI (Global Salmon Initiative), asociación internacional de la que AquaChile es socio y fundador".

Además, en enero de este año, 12 nuevos centros de cultivo de AquaChile obtuvieron la certificación BAP (Best Aquaculture Practices). En salmón del Atlántico se sumaron centros de las comunas de Puqueldón, Calbuco, Hualaihué, Puerto Montt, Guaitecas, Cisnes y Quellón. Mientras tanto, de la especie coho recibieron la certificación recintos de Puerto Montt y Calbuco.

BAP es una certificación acuícola que abarca toda la cadena de producción: pisciculturas, centros de cultivo, plantas de proceso y fábricas de alimento. Tanto ASC como BAP son estándares rigurosos con base científica y en constante mejoramiento para satisfacer los desafíos que presenta el sector acuícola.

COLUMNA DE OPINIÓN

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Más allá de la "urgencia" de la Ley de Pesca

Eduardo Riquelme P. Subsecretario de Pesca y Acuicultura

El Presidente Sebastián Piñera anticipó que perfeccionará la actual Ley de Pesca. Y ese compromiso se cumplirá.

Para avanzar en esa dirección, nuestra subsecretaría abrió sus puertas y está escuchando a las distintas voces del sector. Entre ellas, las correspondientes a las principales confederaciones que agrupan a los pescadores artesanales de todo el país, así como a representantes del sector industrial y ONGs.

El interés por conocer esas múltiples miradas constituye una evidencia palmaria de que estamos dando pasos concretos para modificar una ley que requiere de ajustes. En esa ruta avanzamos con ventaja, pues no partimos de cero. Seamos francos. Si el compromiso de modificar la norma fuese meramente retórico, lo más sencillo sería decir: vamos a redactar un proyecto de ley a partir de la nada.

Entonces, probablemente estaríamos uno o dos años escuchando opiniones y gastando tinta en redactar un proyecto que no llegaría a ningún lado. Porque casi con toda certeza, esa propuesta permanecería en los entresijos legislativos y su despacho pasaría como "herencia" a la siguiente administración.

Las modificaciones a la Ley de Pesca están hoy en medio de la contingencia y acaparan el interés de la opinión pública. Eso es válido. Pero lo anterior termina relegando a una segunda línea otros aspectos igualmente sustantivos para nuestra actividad.

Uno de ellos se relaciona con un reglamento que está pendiente: el de Ley de Caletas. Ese instrumento es necesario para que el nuevo esquema contemplado en la norma se materialice. Y los pescadores puedan desarrollar de mejor manera, por ejemplo, sus actividades productivas.

Otra materia relevante se vincula con un proyecto de ley que tramita el Senado. La iniciativa (modernización de Sernapesca) tipifica el delito de pesca ilegal y los distintos actores del rubro siguen con atención su itinerario en el Congreso.

Cuando esa propuesta se convierta en ley, los fiscales podrán investigar e ir sobre las redes criminales que están detrás de las capturas ilegales y que perjudican al pescador artesanal, quien sí respeta la norma.

También plantea un desafío la implementación del Indespa. Se le conoce como el Indap del Mar y su propósito es concentrar recursos, actualmente dispersos en distintos organismos públicos, para entregarlos al sector artesanal, así como a pequeños acuicultores. A través de esos aportes y beneficios, todos ellos podrán dar un valor agregado a su trabajo, mejorar su productividad y encaminarse a un pleno desarrollo.

La tarea que enfrentamos excede los límites de las modificaciones a la Ley de Pesca y de los demás aspectos reseñados, pero estamos optimistas: sin tener un color político, el mar debería convertirse en un espacio fecundo donde florezcan algunos de los acuerdos que el país necesita para seguir avanzando.