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El meteórico año de Nico Jarry

Hoy, cuando debute en el US Open, el "Príncipe" será el primer chileno en disputar los cuatro Grand Slam en una temporada desde González en 2009.
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Cuando Marcelo Ríos alcanzó el primer puesto del ranking ATP en 1998, el tenis vivió un boom nunca antes visto en nuestro país, fenómeno que posteriormente fue complementado con la hazaña olímpica de Nicolás Massú y Fernando González, quienes en 2004 ganaron doble oro olímpico en Atenas, ubicando al deportes blanco como una de las disciplinas deportivas más exitosas en la historia de nuestro país.

Algo pasó, sin embargo, cuando los únicos tres top ten que ha tenido Chile, colgaron la raqueta y decidieron retirarse. Años sin un nombre rutilante en el circuito ATP, lograron no solo que el país perdiera interés en este deporte (y con ello cediese el cupo para realizar un torneo en verano), sino que además el equipo chileno de Copa Davis llegó a a caer hasta la Zona II Americana, muy lejos de las posiciones que en un momento nos tuvieron como uno de los países considerados potencias en este torneo.

En 2018, sin embargo, un espigado jugador que debía cargar con un carnet de identidad que indica que es el nieto de Jaime FIllol (ex 14° del orbe mundial en el año 1974), logró no solo salir de la sombra de su exitoso abuelo, sino que también volver a poner el nombre de Chile en un papel protagónico el circuito del tenis.

Nicolás Jarry (42° del escalafón), de apenas 22 años de edad, ha vivido una temporada de explosión durante 2018, convirtiéndose en uno de los jugadores jóvenes más destacados del planeta.

Sus cualidades

Una de las principales razones por las que Jarry hoy se encumbra como el rostro del futuro tenis chileno, radica principalmente en su etapa de formación, cuando junto a su familia decidió mudarse a Estados Unidos para dedicarse de lleno al deporte que los apasionaba, siguiendo los pasos que unos años antes había realizado Fernando González. Su talento, de inmediato llamó la atención de los especialistas, quienes, no obstante, a principios de la década centraban más su atención en el promisorio Christian Garín (158° del mundo actualmente), de misma edad que Jarry, quien era por entonces sindicado como el rostro del recambio generacional del tenis. Años más tarde, el propio Jarry confesaría que ayudó mucho a su formación que los flashes se enfocaran más en otros tenistas que en él.

Cuando hablamos de las principales virtudes dentro de la cancha del "Príncipe", sus atributos físicos hablan por sí solos. El nacional impone su 1,98 metros al momento de ejecutar su fuerte saque y posteriormente subir a la red y atacar con su drive y potentes voleas. Su revés a dos manos no se queda atrás, siendo una herramienta que si bien no ocupa mucho, desconcerta a sus rivales al momento de desenvainarlo.

Su mentalidad es otra de sus grandes fortalezas. Durante su gran año, el espigado deportista ha sabido sobreponerse a marcadores adversos en variadas ocasiones, obteniendo además importantes victorias ante varios tenistas mejor rankeados que él (el 27 de julio venció en dos sets al top ten Dominic Thiem, en el mejor triunfo de su carrera), lo que, esos sí, se contrasta con su incapacidad de cerrar los partidos ante rivales abordables y que no le han permitido seguir escalando en el circuito.

Números formidables

Hoy, cuando a partir de las 13.30 Jarry debute en el US Open ante el alemán Peter Gojowczyk (47°), el capitalino se convertirá en el primer tenista nacional en disputar los cuatro Grand Slam de la temporada en un mismo año, desde que Fernando González lo realizara en 2009. El promisorio deportista cayó en las primeras rondas del Australian Open y Roland Garros, además de alcanzar la segunda ronda en Wimbledon, resultados prometedores si se tiene en cuenta que es el primer año de consolidación de la carrera de Jarry.

A pesar de no contar con títulos ATP en su palmarés, el nacional sí acumula dos semifinales de torneos 500 y una final de un 250 durante este año (todas en arcilla), lo que hace pensar que solo una buena semana, donde pueda por fin levantar un título, es lo que lo separa de meterse en anhelado top 30.

Los números del año, tienen al "Príncipe" como 34° mejor tenista del 2018, mientras que su ranking de 42°, lo encumbran como el séptimo mejor chileno de la historia, detrás de Marcelo Ríos (1°), Fernando González (5°), Nicolás Massú (9°), Hans Gildemeister (12°), Jaime Fillol (14°) y Pedro Rebolledo (36°).

Nicolás Arancibia Bórquez

cronica@laestrellachiloe.cl