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Corroboraremos el mito acerca de cuántos kilos se sube el "18"

¿Se sube o no se sube de dos a tres kilos producto de las generosas celebraciones de las Fiestas Patrias? Medimos y pesamos a un joven chileno promedio para que, una vez finalizados los días feriados, podamos ratificar o no el popular temor.
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Nicolás Arancibia B. - La Estrella de Valparaíso

Algunos le echan la culpa a la secadora, ya que supuestamente les achicó la ropa, otros a que al acercarse la primavera se hinchan por las alergias y unos pocos aseguran que a ellos simplemente no les entran balas durante estos días. Lo cierto es que es común ver, una vez finalizados los días feriados producto de las Fiestas Patrias, que las camisas "slim fit" de algunos transeúntes tienen botones que están por reventar y generar un presunto homicidio, o bien que algún "rollito" extra se escapa de un pantalón.

Ni siquiera el más antipatriota se la puede ante la tentación dieciochera, y es que mientras la cueca del "Guatón Loyola" suena en las radios, casi como por impulso biológico, el chileno siente la necesidad de tener una empanada de pino en una mano, y el terremoto o cerveza en la otra, mientras el amigo parrillero hace magia con unos contundentes cortes sobre el fuego.

El sentimiento de tentación, emborrachado por el nacionalismo desmedido que generan estas fechas, donde hasta los más "fashions" se dan en el lujo de probarse una chupalla y bailar con el pañuelo al aire cual gallo conquistador, se convierte en una culpa infartante cuando ya por el 20 de septiembre el estómago pide a gritos no consumir más carne.

Los carniceros celebran, pero los habituales en los gimnasios reclaman por el nuevo mar de inscritos que prácticamente deben dejar de respirar para poder abotonarse el pantalón que hace dos semanas les encajaba a la perfección, debido a las tristes secuelas que dejó una celebración en que la mayoría de los chilenos no sabe medirse.

La medición

Es normal oír entre amigos, compañeros de trabajo, o gente en la calle, que uno suele engordar de dos a tres kilogramos producto de los anticuchos, empanadas, carne y tragos que se consumen en estas fiestas. Por ello es que, en un esfuerzo humano y de producción del diario La Estrella, decidimos comprobar qué tan cierto es este mito.

Para ello, requerimos de un modelo que estuviera dentro del perfil del chileno promedio. 25 años, trabajador, bueno para la piscola, que juega una pichanga a la semana con los amigos, y lo más importante: que tiene una importante cuota de sed y hambre acumuladas que espera saciar durante los casi seis días de celebración, partiendo el viernes con una suculenta empanada.

Asesorados por una experta en nutrición deportiva, decidimos que nuestro modelo de "chileno promedio" fuese sometido a una serie de evaluaciones, con el fin de comparar cómo estaba su físico antes del "18" y cómo terminará una vez finalizadas las fiestas. Lo pesamos, lo medimos, y verificamos la circunferencia de su cintura, pasando la cinta métrica por la zona más angosta de su tórax, revisando con exactitud los parámetros arrojados.

Los resultados fueron los siguientes: nuestro modelo parrillero mide 1.65 centímetros y pesa exactamente 73 kilos. Su índice de grasa es del 15,8% con 11,5 kilogramos de misma, mientras que su cintura mide 84,1 centímetros.

Ahora, en una investigación digna de cualquier centro científico, nuestro hombre ejemplo se dedicará a celebrar, bailar cueca, comer y beber como si no hubiese un mañana. Una vez terminados los días de celebración, serán publicados en este mismo matutino los resultados del experimento.

Tips para cuidarse

La nutricionista Natalia de la Horra, de todos modos, nos entregó algunos importantes tips para quienes quieran prevenir desde ya los "michelines", relatando en base a su experiencia que "bien es sabido que en Fiestas Patrias los chilenos exceden su consumo de calorías respecto a su dieta habitual, razón por la cual una gran parte de la población sube de peso, por lo que disfrutar sin descuidarse puede ser una excelente forma de mantenerse".

Suma: "Esto se puede realizar eligiendo alimentos típicos en diferentes tiempos de comida, y no comerlos todos de una vez. Por ejemplo, un trozo de asado al almuerzo, una empanada en la tarde, y esto en reemplazo de las comidas habituales", haciendo un llamado a evitar los comestibles y bebestibles más calorías, grasas y azúcares, como son el choripán y el terremoto.

En la misma línea, y enfocándose de lleno en los bebestibles, la profesional nos recalca que "una forma de consumir menos calorías a partir de alcohol es elegir vino y derivados o cerveza, pero siempre regidos por la premisa del consumo moderado".

La nutricionista aporta además un dato no menor, al sostener que el excedente calórico y el alza de peso en estas fechas no es el único riesgo.

"Las intoxicaciones alimentarias aumentan de sobremanera, por lo que comer en lugares autorizados es la forma de protegerse. Por ejemplo, el consumo de mayonesa no solamente aumenta la densidad calórica de los alimentos, sino que también significa un riesgo microbiológico alto de salmonella, cuando es casera", recalca la profesional, quien asegura además que mantenerse hidratado y convivir con una vida saludable previa también son claves.