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Mamá e hijo van juntos a clases para sacar la enseñanza media

Ingrid y Matías son un caso digno de ejemplo entre los muchos adultos que están terminando sus estudios en sistemas de educación integral en el país.
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Alfonso Levet G. - La Estrella de Concepción

En marzo de este año, pocos días antes de empezar las clases, Matías Ormeño se enteró de algo que le resultó extraño, pero que hoy no solamente acepta, sino que se toma con mucho humor: iba a ser compañero de curso de su mamá.

"Decidí, sin que él supiera, inscribirme en el instituto y en el mismo curso", cuenta Ingrid Ormeño, madre de Matías y, por estos días, también su compañera de curso en el primer nivel del Centro de Educación Integral de Adultos (CEIA) Janequeo, establecimiento que es gratuito y se ubica en Concepción.

Ingrid comenta que la afición de Matías por la música lo había distraído de sus obligaciones académicas. "La verdad es que no estaba en mis planes, pero a él le estaba costando mucho completar su enseñanza media", manifiesta.

Alumna y apoderada

Por ahora, la relación en la sala de clases ha dado frutos. "Matías se ha sacado las notas que nunca antes se sacó", dice, y ambos se apoyan bastante para preparar las pruebas o para hacer trabajos.

Matías, percusionista en un grupo cristiano, reconoce que Ingrid "me llama la atención en sala, porque reconozco que soy bien desordenado".

Aun así, menciona que "en nuestra relación madre hijo hemos tenido harto fiato y ahora aún más, porque estamos estudiando juntos, es una experiencia de vida".

Entre las anécdotas están las reuniones de apoderados: "Es súper distinto y curioso compartir sala con mi mamá, pero ha sido muy bueno, porque, por un lado, ella se quiere superar y, por otro, nos ha unido aún más".

Seremi de educación

De acuerdo a datos de la Seremi de Educación del Bío Bío, la modalidad regular para educación de adultos suma a 9 mil alumnos entre las tres provincias y entre las instituciones hay siete establecimientos con modalidad para reclusos, en cárceles.

El secretario regional ministerial Fernando Peña consigna que hay otras tres modalidades para adultos: "La modalidad flexible es la que tiene mayor matrícula, con 12 mil alumnos, que estudian en 46 entidades ejecutoras en toda la región y está pensada para personas adultas que ya trabajan o tienen familias y requieren de facilidades para estudiar".

Además, existe la validación de estudios para exámenes libres, con 4 mil 662 alumnos en la provincia de Concepción en 2018, 743 en la de Arauco y mil 600 alumnos en la provincia de Biobío.

Finalmente, casi mil alumnos en esa zona participan del programa Contigo Aprendo, el que tiene como objetivo que los alumnos aprendan a leer y escribir, para validar cuarto básico.

"Estos programas los vemos desde el punto de vista de la autoestima, el reconocimiento y las proyecciones personales de vida; y eso no invita a poner todo nuestro esfuerzo porque las personas puedan terminar de manera exitosa su escolaridad", acota el seremi.

A la universidad

El subdirector del establecimiento, y uno de los sostenedores del CEIA Janequeo, Braulio Bravo, detalla que el grueso del alumnado, unas 500 personas en total, están entre los 17 y 19 años, y provienen de contextos vulnerables del Gran Concepción.

Destaca que en el primer nivel (primero y segundo años medios) hay jóvenes a los que todavía les cuesta motivarse para el estudio, pero en el segundo nivel ya se los ve más maduros.

"El tener o no la enseñanza media marca una diferencia muy grande, y ellos terminan entendiéndolo, incluso algunos llegan a la educación superior", expone Bravo, y afirma que aproximadamente un 70% de los alumnos culmina su ciclo con éxito. El año pasado, cerca de 300 alumnos egresaron de cuarto medio, "lo que se ve en las licenciaturas es mucha alegría en los alumnos y en sus familias".

Segunda oportunidad

Es lo que Patricia Ilabaca busca desde este año, motivada en parte porque su hija optó por retomar los estudios secundarios el año pasado: "Fue algo totalmente personal; hace tiempo lo había dejado atrás y no pensé que me influiría, pero finalmente este año tomé la decisión".

Confiesa que las primeras semanas le costó retomar el ritmo, ya que por años "en mi familia me decían que siguiera mis estudios, pero no lo tenía como prioritario; ahora que me decidí, mi prioridad son mis hijos y el estudio, y mis notas hasta ahora han sido excelentes".

"Muchos de los chicos son un poco díscolos, pero afortunadamente cuando pasan a un segundo nivel la cosa cambia, ahí ya tienen otra mentalidad", reafirma el profesor Héctor Ríos, cosa con la que ayudan los mayores de la sala.

"Pensé que yo no iba a durar mucho, porque me costó inglés y matemáticas", reconoce Ingrid, la mamá de Matías, y cierra: "Al final me entusiasmé y ahora estoy barajando la posibilidad de estudiar una carrera universitaria".