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"Necesitamos la información pasada para predecir el futuro"

La doctora en Ecología y Ciencias Medioambientales en la Universidad de Montana ganó premio internacional y estudia hielos de glaciares que puedan dar pistas a la humanidad para estar mejor preparada ante el cambio climático.
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César Cárdenas Ruiz

La bióloga marina y doctora en Ecología y Ciencias Medioambientales Pamela Santibáñez obtuvo recientemente el reconocimiento "Fellowship Awards 2018", del Comité Científico para la Investigación Antártica (SCAR, por sus siglas en inglés), adjudicándose de este modo un financiamiento de 15 mil dólares (más de 10 millones de pesos chilenos) para continuar con el desarrollo de su indagación.

La vinculación de la científica con Chiloé es directa, puesto que es oriunda de la comuna de Ancud. La profesional es experta en el estudio de testigos de hielo, fundamentalmente de los microorganismos presentes en él y de la forma como estos interactúan con el medio ambiente. Asimismo, la isleña formó parte del equipo del Instituto Nacional Antártico (Inach), que patrocinó su postulación a la beca.

Santibáñez permaneció por un poco más de cinco años en Estados Unidos terminando su doctorado en Ecología y Ciencias Medioambientales en la Universidad de Montana. Además, es bióloga marina de la Universidad Austral de Chile (UACh) y se define como ecóloga microbiana de la criósfera. Por estos días la chilota ha regresado a Norteamérica, donde se encuentra realizando un postdoctorado; su labor se basa en un trabajo con microorganismos de hielo, cuya finalidad es conocer el estado de los medio ambientes pasados y cuál es su serie temporal.

Esta beca recibida obedece a un trabajo sostenido en el tiempo. Solamente este 2018 fueron 49 los investigadores que postularon a dicho beneficio, otorgándose cinco becas. Dentro de este top five aparece Santibáñez, siendo la primera chilena en obtenerla.

Cooperación

-¿Cómo toma en lo personal esta beca recibida?

-Con esperanza y tranquilidad. Por un lado, este premio significa la validación internacional al trabajo de investigación que hemos estado realizando en los últimos años. Por el otro lado, la tranquilidad se debe a que para poder continuar con este proyecto, tuvimos que postular a una serie de fondos nacionales e internacionales, ya que los equipos están en Estados Unidos y tuvimos que agruparlos en un solo lugar, yo tenía que regresar a EE.UU. por un período de uno a dos años, ya que me encontraba trabajando en Chile. Hasta ahora todas las jugadas han funcionado, estamos trabajando desde septiembre, y están todos los equipos en un mismo sitio desde noviembre. Para que este proyecto se lleve a cabo hay mucha cooperación internacional, algo natural en las ciencias antárticas, pero también "la cooperación" es algo muy natural en Chiloé, las mingas, el trabajo en equipo.

-¿Cuál es el aporte que este estudio sobre testigos de hielo que se encuentra realizando hace a la sociedad actual?

-Los testigos de hielo son cilindros de hielo que se obtienen en la zona de acumulación de un glaciar, casquete o capa de hielo a través de un tomatestigos. Estos testigos de hielo guardan información de las condiciones climáticas y medioambientales pasadas como temperatura, concentración de gases atmosféricos, concentración de aerosoles, intensidad de vientos, condiciones hídricas, aridez, etcétera. Son como máquinas del tiempo, ya que nos permiten mirar hacia el pasado, conocerlo y describirlo. Nosotros como humanidad necesitamos la información pasada porque esta información nos permite predecir el futuro, a través de modelos matemáticos. Mientras tengamos más y mejores datos del pasado los modelos, predicciones y proyecciones del futuro serán más certeras y, por lo tanto, podremos, como humanidad, estar mejor preparados para los cambios que en este minuto son inminente debido al cambio climático de origen antropogénico.

En lo particular, yo estudio a los procariontes, microorganismos, que quedan atrapados en el hielo. Los procariontes (bacterias y arqueas) son los más abundantes en masa y abundancia en el planeta, como también los más diversos metabólicamente; por ejemplo, nosotros solo podemos usar en la respiración oxígeno, sin embargo, los microorganismos pueden usar sulfatos, nitratos, hierro, dióxido de carbono, entre otros; otro ejemplo, nosotros solo usamos materia orgánica, glucosa (azúcares) como fuente de energía, ellos pueden obtenerla de una roca. Gracias a esta diversidad metabólica los microorganismos son componentes claves de los ciclos biogeoquímicos (carbono (C), nitrógeno (N), azufre (S), etc.), los cuales permiten la vida en el planeta, por eso los procariontes han sido llamados los "bioingenieros de la vida" en la Tierra.

Agregó la científica que "no existían registros continuos de procariontes a escalas temporales del orden de cientos y miles de años para conocer qué ha ocurrido con los bioingenieros de la vida durante cambios climáticos y medioambientales pasados. Sin embargo, recientemente hemos publicado el primer registro de procariontes desde un testigo de hielo profundo en Antártica entre 27.000 y 9.600 años atrás (entre el Último Máximo Glacial y el Holoceno temprano), demostrando que el hielo polar es el lugar para obtener registros pasados de procariontes, ya que estos son preservados, pero también que los procariontes responden a los cambios pasados".

Cerró: "Ahora esta otra parte del proyecto busca desentrañar la respuesta de los procariontes a los distintos cambios medioambientales y climáticos a través de biología molecular".

"Hemos publicado el primer registro de procariontes desde un testigo de hielo profundo en Antárctica entre 27.000 y 9.600 años atrás".

Pamela Santibáñez,, bióloga marina."