Vecinos de Caipulli acusan múltiples complicaciones por su puente dañado en 2017
Generaciones de pobladores de la zona esperaron para contar un viaducto luego del terremoto y maremoto de 1960. En 2013 se inauguró un viaducto, pero diversas causas lo malograron apenas cuatro años después, situación que se mantiene.
Si bien no han existido retrasos en los plazos para el levantamiento de una nueva infraestructura, el no contar con su puente 100% transitable ha originado más de algún problema para los vecinos del sector rural de Caipulli, en la comuna de Ancud, quienes vieron en octubre de 2017 que el viaducto por el que debieron esperar más de medio siglo cedió ante el ataque de una plaga del molusco llamado broma, un xilófago (come madera), evidenciada en los pilares de las cepas de la estructura.
También incidió en el deterioro del puente inaugurado en diciembre de 2013 el tráfico de camiones de alto tonelaje, además de que el viaducto se habría construido pensando en un flujo de 50 vehículos diarios, cuando en la práctica se llegaron a constatar alrededor de 500 por jornada.
Para los residentes de dicha localidad distante a 6 kilómetros del centro de la ciudad de Ancud, la siniestrada obra les ofrecía la posibilidad de realizar sus actividades diarias en el sector urbano de manera mucho más expedita, algo que por estos días es imposible. Ante este escenario, la principal vía de acceso actualmente es un camino rural cuyas condiciones no son del todo óptimas, además del tiempo de demora que significa el desplazamiento por esta vía.
Según cuentan los mismos lugareños, a diario deben caminar una considerable distancia entre el cruce de San Juan, último lugar donde llega el transporte para acceder a sus viviendas. Una complicación mayor, sobre todo para aquellos que habitan cerca del viaducto, pues para poder salir de la localidad deben recorrer mucho más.
Con estas dificultades geográficas y la precaria conectividad, el principal objetivo de estos pobladores es buscar una solución definitiva para el damnificado viaducto, que permita poder recuperar parte de la comodidad y rápida conectividad que se tenía hasta antes del colapso. Un último año complicado para las siete comunidades rurales que habitan el lugar, distribuidas en a lo menos medio millar de familias que ahora se ve en la obligación de desplazarse hacia algunas vías alternativas.
lugareños
"Ha sido un desastre esto aquí, nosotros estamos aislados, en caso de una enfermedad no podemos salir, ahora tenemos prohibido pasar por el puente (caminando) pero igual tenemos que pasar porque no tenemos otra opción. Ha sido bastante complicado quedarnos sin el puente nuevamente, aparte de quedar aislados para salir con un niño, para uno mismo que de repente tiene que viajar a los consultorios, a los hospitales; cuesta mucho para salir" comentó Virginia Castro, tesorera de la Junta de Vecinos de Caipulli.
En esta misma línea la isleña recalcó los difíciles momentos que han debido vivir luego que el viaducto quedó inhabilitado, sobre todo por los años que debieron esperar generaciones de lugareños para volver a contar con un puente, pues el terremoto y maremoto de 1960 arrasaron con otro.
"Para nosotros fue bastante doloroso, qué quieres que te diga, cuando se nos cayó el puente fue igual que se nos hubiese caído el mundo porque nosotros estábamos contentos, teníamos cercanía con la llegada a la ciudad, aparte de batallar tantos años para tenerlo, y después que lo habíamos logrado la falta de criterios de muchas personas que no piensan en el mal que van a hacer por pasar cargados con tanto peso, porque no era para resistir tanto este puente. Nos sentimos bastante mal, pero hay que seguir luchando y en eso estamos, y ojalá, Dios quiera, tengamos nuestro puente otra vez", mencionó la dirigenta.
Misma sensación es la de Rubén Mansilla, quien ha residido gran parte de su vida en esta localidad ancuditana. "Esto ha significado una pérdida para toda la comunidad, principalmente por las personas que se movilizan a sus trabajos; en cuanto al mismo turismo, la gente visita menos el sector, es un problema que ha traído muchas consecuencias", esgrimió.
Por su parte, el presidente de la junta vecinal, Claudio Mansilla, hizo hincapié en las características de construcción que deberá tener el futuro puente. "Caipulli no quería reparación del puente Caipulli y no quería reparación porque nosotros en julio del mismo año que cayó (2017) pudimos constatar en terreno que las cepas tenían un daño bastante importante producto de la broma", recordó.
Sumó: "Se destinaron casi 1.200 millones de pesos para la construcción (de la nueva obra), Vialidad se puso a trabajar de inmediato en un diseño, es un diseño bastante más sólido con tubos yoda, acero inoxidable, que va a conservar la belleza que tiene la carpeta de rodado que es de madera. Un puente que va a mantener características bastante importantes pero que va a ser un puente mucho más firme con estándares superiores".
De igual modo el comunicador social se refirió a la preocupación que existe debido a que aún hay personas que siguen transitando por la dañada estructura. "Lo único que nos preocupa hoy día es que hay personas que siguen pasando por el puente y el puente está colapsando definitivamente, y la gente hace caso omiso y sigue pasando a pie y nosotros creemos que esto es poco prudente porque el puente está a punto de caer, al menos en la mitad de las cepas que resultaron dañadas", explicó.
Mop
El Ministerio de Obras Públicas (MOP) se encuentra revisando las ofertas técnicas y económicas de cinco empresas interesadas en reponer el puente Caipulli en Ancud. Esto, de acuerdo a lo asegurado por el jefe provincial de la Dirección de Vialidad, Percy Ojeda, este servicio está evaluando las propuestas de aquellas firmas interesadas en la iniciativa.
"Desde que se produjo esa falla en el puente nos pusimos a trabajar en un proyecto de solución más definitiva del puente, y en ese sentido se desarrolló un proyecto que fue presentado a la dirección regional a principios del año 2018 y ese proyecto fue licitado. Lo bueno de esa licitación es que los oferentes ofertaron a un costo cercano, o bien parecido al presupuesto oficial, por lo que no debería haber problemas para su adjudicación, pero hoy en día nos encontramos en esa etapa de adjudicar la obra", esclareció el funcionario público.
En cuanto a los plazos, el personero comentó que "yo estimo que una vez que salga la adjudicación podamos entrar a terreno. Si la adjudicación sale ahora por enero, en marzo se podrían ejecutar las obras".
De igual modo y de manera extraoficial, se indicó que los vecinos podrían eventualmente contar con su nuevo puente durante este 2019, información que no ha sido confirmada.
Historia
El puente Caipulli fue construido en 2012 y 2013 bajo el carácter de provisorio en un área que conecta con dos caminos vecinales, recuperando de este modo la conectividad perdida en 1960 por el cataclismo que en aquel entonces afectó duramente a la zona, trayendo como consecuencia la desaparición de la emblemática infraestructura que se emplazó sobre el río Quempillén.
El puente dañado de madera se edificó para tránsito liviano, con una extensión de 128 metros, con dos estribos y 15 cepas, separadas entre sí cada 8 metros, un ancho de calzada de 3,60 metros, con pasillos peatonales por ambos lados. Permitía antes de su deterioro transitar a un vehículo a la vez.
Los trabajos estuvieron a cargo de la empresa contratista Ingeniería y Construcción Muñoz y Salazar Ltda., con un presupuesto que bordeó los 390 millones de pesos. Inicialmente el Gobierno destinó 325 millones de la moneda nacional para la construcción, pero se debieron solicitar al MOP $65 millones adicionales para que la única firma que se presentó en la licitación -en 2012- materializara la iniciativa vial.