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El extremo viaje que realizará una osada tripulación rapanui

El Kuini Analola se apresta para surcar los mares desde Chiloé hasta Rapa Nui. Ocho hombres y dos mujeres realizarán travesía para rescatar la navegación ancestral guiados por las estrellas, las mareas y el viento.
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Eduardo Burgos Sepúlveda

A solo un par de semanas de una travesía sin precedentes se encuentra la tripulación de una embarcación rapanui compuesta por 10 isleños que surcará el Océano Pacífico desde las costas de Quellón, en Chiloé, hasta el llamado 'Ombligo del Mundo'.

Son ocho hombres y dos mujeres que realizarán esta proeza en cerca de dos meses de navegación a la usanza ancestral de los rapanuis, guiados por las estrellas y las mareas, con el fin de recuperar esa tradición que los trajo desde otras partes de la Polinesia hasta su actual asentamiento.

El Kuini Analola iba a zarpar hace un mes desde el Hito Cero de la Carretera Panamericana, al sur de Chiloé, sin embargo, algunos inconvenientes obligaron a aplazar su partida hasta reparar uno de los cascos del catamarán construido en la Isla Grande por manos de carpinteros de ribera chilotes -pero con un diseño pascuense-, y realizar las pruebas correspondientes para concretar tan magno proyecto.

El astillero de Heriberto Quidiante es el lugar de reparación para este 'buque escuela', donde los rapanuis pretenden enseñar a las nuevas generaciones este arte ancestral de sus antepasados.

Los isleños han tenido que cumplir con una serie de exigencias de la Armada antes de su partida, ya que pretendían solamente usar el instrumental con el que se valieron sus antepasados cuando, supuestamente, viajaron desde la Polinesia a Chiloé y de ahí a la isla Mocha, pero la normativa les obliga a contar con herramientas de navegación actuales que, según advierten, solamente usarán de respaldo ante alguna emergencia.

En este sentido, estos aventureros cuentan con GPS y un motor fuera de borda que funciona con petróleo. "Nosotros queremos difundir también un mensaje ecológico, porque ahora todas las embarcaciones son con combustibles que van dejando huellas en la naturaleza, que van contaminando, por eso queremos rescatar la navegación a vela, que no afecta al medio ambiente", recalca Hoko Ika Melín, el segundo 'oficial' del Kuini.

Sobre la embarcación, ésta rescata la tradición náutica polinésica, sin embargo, se consideraron materiales locales y a los carpinteros de ribera chilotes, tras una búsqueda de elementos nobles y resistentes que pudieran hacer frente a una travesía como la emprendida, a lo cual la respuesta fue el ciprés y otras maderas de la zona, más la experiencia navegante de los especialistas de estas construcciones navales. El nombre Kuini Analola es en honor a la madre del impulsor de esta iniciativa, Lynn Rapu Tuki.

Sin totora

Contrario a la visión popular sobre las embarcaciones polinésicas, Lynn es enfático al desmitificar las naves de totora que supuestamente usaban: "Nunca se viajó con totora, siempre nuestros ancestros viajaron con embarcación de madera y lo de la totora lo inventó un español; nosotros no usamos balsa, sino catamarán polinésico y, en este caso, uno de estilo rapanui para navegar".

Todo esto se desarrolla bajo el alero de la Fundación Ao Tupuna, que es liderada por Lynn, en su lucha por recuperar la cultura de su pueblo. Fue allí que se forjó el proyecto "Vaka Chiloé".

Vaka es la nave polinésica parecida a un catamarán, usada por los ancestros de los habitantes de Rapa Nui, que fue recreada en las costas chilotas para la travesía y que se convertirá en una academia flotante de navegación, al estilo del Buque Escuela Esmeralda.

Es que navegar 6 mil kilómetros no es cosa fácil y de eso están conscientes los tripulantes del Kuini, de los cuales varios se han preparado en escuelas de navegación polinésica en Hawái y Nueva Zelandia y los demás, aclara el segundo a bordo del catamarán, "somos rapanui y hemos navegado toda nuestra vida, porque nosotros vivimos en el medio del mar y todos los días estamos con nuestros botes, salimos a pescar, así que tenemos una preparación buena".

Expedición

El primer tramo se realizará hasta Valdivia, donde los tripulantes descansarán y revisarán la nave, para evitar algún inconveniente de emergencia en la travesía mayor. De ahí partirán rumbo a Valparaíso.

Para este tramo llevarán 3 mil litros de agua en bidones y de respaldo la embarcación posee un desalinizador manual que es capaz de entregarles 5 litros del vital elemento por hora, usando el mar como insumo.

"La mayoría de los víveres que llevaremos son no perecibles, pero igual tendremos mucha verdura, considerando el tiempo de travesía y de esto nos reabasteceremos en Valdivia y luego en Valparaíso", agrega la fuente.

De Quellón a Valdivia navegarán entre 2 a 3 días, y desde ese punto a Valparaíso demorarán en promedio una semana. 12 mil litros de agua llevarán desde el Hito Cero al 'Puerto Principal' y cerca de media tonelada en víveres.

De Valparaíso a Isla de Pascua el tiempo estimado de navegación es de un mes, para lo cual los expedicionarios llevarán cerca de 50 mil litros de agua dulce y dos toneladas de víveres. "La duración del viaje dependerá del viento, porque a lo mejor puede ser menos, dos semanas o tres semanas", explica Hoko.

Sobre la preparación que han tenido los tripulantes, ellos han realizado cursos de primeros auxilios y de navegación con vela. "Por la costumbre que tenemos de navegar, aprendemos todo muy fácil", recalca el rapanui.

Lynn Rapu Tuki, el ideólogo de esta expedición que nació como un sueño hace más de 30 años y que costará más de 70 millones de pesos, subraya que "tenemos la misión de rescatar la navegación ancestral". Destaca que "nuestros ancestros pasaron por acá y luego por isla Mocha, donde hay vestigios".

Adelantó que "cuando llegue esta embarcación a Rapa Nui, hay que imaginarse cómo será, porque representa la navegación ancestral, después de 200 años que no navegamos", haciendo una reflexión sobre las similitudes entre su pueblo y el chilote, por su nexo con el mar e incluso la gastronomía, entre lo que destaca el curanto, con algunas diferencias referentes a los ingredientes locales de cada territorio.

También subrayó Lynn que el nexo con Quellón se debe a su amistad con Nelson Henríquez, quien vivió en la también llamada Te Pito o Te Henua muchos años y ahora es propietario del Parque Pudú, en el sur de la Isla Grande, y es el 'embajador' de los descendientes polinésicos en Chiloé.

La iniciativa es ampliamente valorada en Isla de Pascua, donde su gobernadora, Tarita Alarcón, señala que "nosotros como pueblos originarios venimos del mar y tenemos que volver al mar en algún momento, nos hemos demorado un tiempo, pero gracias a la ayuda de esto, otro pueblo originario y de toda esta comunidad de Quellón, hemos logrado volver al mar".

Lynn Rapu Tuki el reciente fin de semana junto a su gente realizaban los últimos preparativos para echar al mar la Kuini Analola. Desde el astillero de Heriberto Quidiante, donde se realizaron las reparaciones, menciona que "estamos reafirmando el casco y la fibra, porque la otra vez con la inauguración simbólica en la bajada se hizo una mala maniobra y se rompió la fibra y unas maderas y tuvimos ahora que volver a repararlo y don Heriberto y su señora Anita han sido un gran apoyo, igual que la familia de don Álvaro Antiñanco y su señora Irene, su hermano Pablo y don Mario Saldivia, de otro astillero, que igual nos ha brindado todo su apoyo en el enfierrado, para que se vaya más asegurada la embarcación".

De hecho, Quidiante y su esposa serán los padrinos de la Analola, cuando los rapanuis realicen una ceremonia ancestral en su lengua nativa.

El alcalde de Quellón, Cristian Ojeda, calificó la experiencia de la travesía y el vínculo con su comuna, como "un alto valor cultural", sumando que "es una tremenda aventura volver a navegar de manera ancestral y, sin duda alguna, el poder ser parte de este tema es importantísimo para Chiloé y para nosotros que somos de los pueblos originarios".

"Nunca se viajó con totora, siempre nuestros ancestros viajaron con embarcación de madera y lo de la totora lo inventó un español; nosotros no usamos balsa, sino catamarán polinésico y, en este caso, uno de estilo rapanui".

Lynn Rapu Tuki,, impulsor de la iniciativa."

"Queremos difundir también un mensaje ecológico (...), queremos rescatar la navegación a vela, que no afecta al medio ambiente".

Hoko Ika Melín,, el segundo 'oficial' del Kuini."