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"Habemos otros trabajadores que quedamos cesantes con el cierre"

Quien más conoce de este sumidero de desechos de Ancud, detalló cómo fueron las décadas de labor en este sector. Lamentó el término de faenas, pero espera que el problema de la basura en la comuna se solucione.
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Césdar Cárdenas Ruiz

José Sánchez tiene 62 años y pasó más de la mitad de su vida como trabajador del vertedero de Huicha en Ancud.

Con una velocidad pasmosa, Don José diariamente separaba el plástico del vidrio, cartón, tetra, entre otros residuos, en un océano de desechos que en los últimos años estaba recibiendo cerca de 70 toneladas diarias y que luego de casi cuatro décadas de funcionamiento llegó al límite de su capacidad.

En las 3,5 hectáreas aproximadas que contemplaba el vertedero de Huicha, este vecino prestaba servicios desde las primeras horas del día para separar la amplia variedad de residuos urbanos que iban llegando, además de una que otra labor algo más administrativa. Ingresó a este trabajo en el año 1987, donde gracias a los ingresos que percibió, pudo mantener a su familia y entregarles una digna educación a sus hijos.

Término

Su historia es similar a la de tantos otros recolectores que han hecho de este paisaje casi apocalíptico, donde abundan los pájaros y las jaurías de perros asilvestrados, su 'modus vivendi'. No obstante, este vertedero municipal dejó de funcionar de manera definitiva, dando término a una recepción de basura que se extendió por espacio de unos 40 años en la comuna de Ancud.

La medida de clausura se debe concretar luego de cumplida la prórroga de operación de un mes, dada a conocer por el municipio local y considerando que la administración consistorial fijó en el verano la fecha de término para febrero.

El cese fue confirmado en una visita al vertedero llevada a cabo por parte del Concejo Municipal de Ancud, además de algunos vecinos de Huicha que por años demandaron el término del recibimiento de los desechos.

Han sido variadas las consecuencias que este hecho ha acarreado para los vecinos ancuditanos; todas las miradas apuntaron hacia cuál sería el destino escogido para la disposición final de los desechos, una polémica donde se vio involucrada la comuna de Chonchi y que hace un par de días tuvo una solución medianamente definitiva.

Sin embargo, otras de las realidades que trajo consigo este cierre fue el destino laboral de quienes allí laboraban, como el caso de José Sánchez.

-¿En qué consistió su trabajo en el vertedero municipal de Huicha durante los años que allí trabajó?

-Fueron 32 años y medio. Yo aparte de ordenar vehículos particulares que llegaban, también descargábamos los vehículos municipales, camiones hidráulicos con doble entrada, ingreso de documentos, todo en el libro de registros. La rutina mía fue poner orden, porque a veces había que dar órdenes serías para no ser pasado a llevar, a veces la gente del campo o de la ciudad quería botar donde será su basura y había una obligación, de que eso no se podía hacer.

-¿Cómo fue la evolución de la cantidad de basura en los años que comenzó a trabajar, en comparación a lo que ocurría actualmente?

-Los primeros 25 años fue un vertedero industrial y domiciliario, todo era en un solo saco. Las empresas también botaban aquí, al igual que la municipalidad. Estos últimos años no se notó tanto el aumento, porque la población crecía cada día más.

-¿Cree que con el cierre de Huicha, pueda existir algún peligro al trasladar los desechos a lugares más lejanos?

-No sabría decirle, ahora hay más organismos técnicos que ven ese trabajo de que puede pasar con el vertedero que se cerró y que puede pasar con el que se tramita para otra ciudad.

-¿Con la clausura del vertedero de Huicha, en que queda la situación laboral de usted y de las demás personas que trabajaban en el lugar?

-Dos trabajadores se fueron a Ancud a trabajar con el jefe, quien es quien tiene la licitación del aseo y ornato. Y habemos otros trabajadores que quedamos cesantes con el cierre del vertedero, porque tenemos campito y animalitos que cuidar y no nos alcanzamos a preparar para viajar hacia Ancud, tuvimos que quedarnos en nuestra casita nomás. El sueldo tampoco nunca fue bueno para nosotros, y por lo mismo nunca pudimos irnos, nunca fue bueno, ni será bueno en el vertedero para los trabajadores.

"Los primeros 25 años fue un vertedero industrial y domiciliario, todo era en un solo saco"."