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Patricio, el abuelo que canta y encanta al mundo con su lucha

El músico chileno de 50 años se estableció en Suecia muy joven. Se separó, quedó con la tutela de sus tres hijos: Amanda, Alba y Mío, y ahora pretende quedarse con sus 7 pequeños nietos. Una historia ejemplar en 'tiempos de cólera'.
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Erika Rojas Salazar

Como un ser mágico define su familia a Patricio González Gálvez. Noble de sentimientos, artista de profesión y con una sensibilidad a flor de piel, el abuelo chileno de los 7 niños rescatados en un campamento sirio se ha transformado en todo un ícono de lucha infantil.

"Los niños son la ventana al mañana, la que hay que abrir con sapiencia para que sus corazones siempre palpiten con la llama del amor que les dio la vida", son prosas escritas por el villalemanino que ya cumple 30 años viviendo en la ciudad de Gotemburgo, Suecia.

Su alma de poeta no deja de impresionar ante la crudeza de la guerra librada en Siria, lugar donde sus 7 nietos quedaron huérfanos este verano austral, invierno en esos lados.

Patricio, 'Patho Gálvez' en el ambiente artístico, no ha tenido una vida fácil. Músico desde la cuna, es compositor, intérprete, trovador, guitarrista y poeta.

Es bajista y corista en la banda sueca chilena Leche Burre, que principalmente posee influencia latina y aires folk nórdicos. Su formación fue autodidacta y luego se graduó de música en la Universidad de Gotemburgo, donde no perdió sus gustos por Violeta Parra, Víctor Jara y Silvio Rodríguez.

La tragedia en chile

Antes de conocer el trágico destino que tendría su hija y yerno luchando por el Estado Islámico, Patricio viajó a Chile para hacer algunos conciertos como solista y pasar las fiestas de fin de año en familia.

"Todo sucedió cuando el Pato estaba acá. Él llegó a Chile a mediados de diciembre del 2018 y se fue el 20 de enero. Él cuando supo que murió Amanda estaba acá y todo fue súper triste. Luego supimos lo de su pareja (Michael) y que los niños se habían quedado huérfanos. Todo eso lo vivió en Chile y fue demasiado triste. Los niños estaban solos y había que ir a rescatarlos. Yo presentí que Pato lo haría, es que es muy valiente y noble. El Pato es un ser mágico", confiesa Marcos González, sobrino del abuelo conocido en todo el mundo por su tenacidad y amor por sus nietos.

Patricio se mantiene económicamente gracias a la música, jamás ha renunciado a su vocación y cuando el trabajo escasea, hace pololos de intérprete, pues habla muy bien inglés, sueco y español.

"Mi hermano también tiene bajo su cuidado a sus otros dos hijos menores de edad (Alba de 16 y Mío de 13 años), quienes quedaron a su cuidado tras la separación de Patricio de su esposa sueca", relató Cenit González.

La espera

"Al Hol refugio de la infinita y amarga espera; jardín de sombras altivas, al son de la primavera; nido de la desesperanza, sin retorno ni tregua; ciudadela sin faroles, esquinas ni callejuelas; presidio sin muros ni alambres de trinchera; tierra acribillada por la usura y la demencia por culpa del oro negro que fluye por sus venas. Al Hol, caos sin nombre; oasis de pena y muerte, donde los niños y sus sueños se marchitan, se marchitan y marchitan...".

Patricio, ahora ya reunido con sus nietos en Irak, y a la espera de su recuperación física y trámites para retornar a Suecia y comenzar una nueva vida con sus 7 nietos rescatados y 2 hijos, no decae. Creó una página para que quienes deseen lo ayuden con la causa, mientras decide en qué lugar estarán mejor sus niños: Suecia o Chile.

Ayuda

"Save my grandchildren" es el sitio y grito de auxilio de Patricio al mundo, por los niños que viajaron junto a sus padres al Estado Islámico y terminaron huérfanos y dañados mental y físicamente. Por ahora no recibe donaciones, pero Patricio solicita crear una red de apoyo y difusión que masifique su llamado a actuar con artistas y celebridades en Suecia.

Con 9 menores de edad en casa las necesidades serán amplias y aunque no se define donde residirán de manera permanente, el principal objetivo es devolverle a los pequeños su infancia.

"Patricio se metió en un país lleno de conflictos y pudo pasar cualquier cosa, pero él es mágico y logró el objetivo", advierte Marcos, uno de los sobrinos del músico, que vivió en Suecia algunos años y ahora posee un grupo musical en la Región de Valparaíso y le sigue los pasos al guitarrista de 50 años.

Grabó su odisea

Retratado por Rena Effendi, fotógrafa de National Geografic y contratada por The Wall Street Journal, en los primeros días de abril, cuando se veía complicada la vuelta de los niños a su lado; Patricio comenzó a grabar su odisea con su celular. Con 30 días de visa, el villalemanino inicia su ofensiva por convencer a los gobiernos sueco y chileno para rescatar a los niños. Ya con prensa de por medio, Patricio recuerda cómo su hija le contó su decisión por quedarse en Medio Oriente.

"Después de tres meses me manda un mail explicando la verdad, diciendo: 'Padre, estoy súper avergonzada porque te he mentido durante todo este tiempo'", detalla Patricio sobre el correo en el que ponen fin a la mentira que le hicieron creer durante meses, ya que le habían dicho que se habían ido de vacaciones a Turquía y que habían conseguido un trabajo.

"Fue muy terrible saber que se habían ido a esta guerra con niños chicos", le contó Patricio a un equipo de televisión chilena que lo siguió hasta Irak.

"Los niños no tienen ninguna culpa, ellos son víctimas de lo que ha ocurrido, estoy convencido de que esto es un error. Decir que estos niños puedan ser un peligro para la sociedad es totalmente estúpido. No me cabe en la cabeza que puedan llegar a ser futuros terroristas", reflexiona Patricio sobre las reticencias iniciales que tuvo Suecia para involucrarse en el caso.

"Siento la presencia de ella (Amanda), como que también me ha ayudado mucho para llevar a cabo todo esto", ha confesado el músico estos días.

El deseo de Patricio y la familia González Gálvez en Chile es traer a los niños a nuestro país. La familia acá es extensa y todo depende de la forma en que el país pueda ayudarlos a sanar de cuerpo y alma. Por ahora lo más seguro es su retorno a Suecia, pero no se descarta un futuro cercano con los pequeños en tierras villalemaninas.