Secciones

Dictan 10 años de cárcel por bestial crimen de joven

Obrero forestal mató de 34 puñaladas a un amigo en Queilen tras "carrete".
E-mail Compartir

Pedro Bárcena González

Valorando al máximo la extensión del mal causado, un leñador fue sentenciado durante la tarde de ayer a 10 años de presidio efectivo, por su responsabilidad en el horrible asesinato de un amigo. 34 puñaladas asestó a la víctima tras una ingesta de alcohol en Queilen.

El magistrado Claudio Ayala fue el encargado de entregar la lectura resumida del fallo contra el isleño de iniciales P.A.T.M. (29), condenado por el homicidio simple de Diego Andrés Collao Cifuentes (18), la madrugada del 15 de mayo del año pasado.

Junto a la pena corporal, el juez expuso que se abonará el tiempo en que el encartado ha permanecido en prisión preventiva -desde el 16 de mayo del 2018-; además, ordenó "el comiso del cuchillo filetero" de 35 centímetros de largo con el cual se cometió el crimen. Agregó el ingreso de la huella genética del joven en el registro de condenados.

Luis Barría, fiscal de la causa, valoró el dictamen más allá que se bajara en un grado la pena con relación a lo que postuló. En definitiva, la diferencia fue un día con lo solicitado por el persecutor.

"Estamos satisfechos con la pena del tribunal, considerando la gravedad del delito", acotó el abogado, sumando que espera revisar el fallo para determinar cuántas atenuantes se acogieron. Es más, durante la audiencia incorporó la irreprochable conducta como aminorante objetiva y no se opuso a la petición de la defensa por la colaboración sustancial del imputado en el caso.

Ensañamiento

Asimismo, el jurista del Ministerio Público explicó que no se pudo configurar el ensañamiento en esta causa, pese a la cantidad de agresiones contra el adolescente.

"La prueba científica del Servicio Médico Legal estableció que la primera puñalada fue la mortal, por lo cual no se extendió el dolor de la víctima con el resto de las puñaladas. Por eso se acusó por homicidio simple", aclaró.

En tanto, el abogado querellante, Álex Contreras, resaltó que "la pena es similar a la que solicitamos, influyendo la extensión del mal causado, como lo expresó en el juicio la madre de la víctima revelando todo el dolor que han sufrido como familia por este crimen".

Un punto que también fue valorado por María José Collao, hermana del occiso, quien especificó que "era la pena que buscamos... la justicia siempre debe considerar lo que siente la familia por estos hechos".

Perito balístico describe evidencia clave en juicio por ataque armado

E-mail Compartir

Con la exposición de peritos y efectivos policiales presentados por la parte acusadora continuó ayer en el Tribunal Oral en lo Penal de Castro el juicio contra un joven sindicado como responsable de dos delitos de homicidio frustrado, uno de lesiones menos graves y porte ilegal de arma de fuego. Más de 25 años de cárcel arriesga por estos ilícitos.

La intervención de los especialistas buscó acreditar el eventual dolo de matar por parte del mecánico de iniciales N.R.B.M. (35), a quien se vincula como autor de los escopetazos contra los hermanos Juan Javier y Cristian Damián Coñocar Vargas, de 35 y 21 años, respectivamente. Todo ello en un confuso incidente registrado la madrugada del 10 de septiembre del 2017, en el sector de Guardiamó, comuna de Quemchi.

El fiscal de la causa, Javier Calisto, con estos medios de prueba intenta demostrar que el encartado disparó al menos dos veces contra los parientes y a una corta distancia. Por su parte, el defensor particular Andrés Firmani, pretende generar duda razonable en este accionar, sosteniendo que el arma utilizada no era portada por su representado y que era de fabricación artesanal.

Exposición

Una de las intervenciones clave de ayer fue la del perito balístico del Laboratorio de Criminalística (Lacrim) de Puerto Montt, Braulio Tapia, quien expuso sobre los proyectiles levantados en el sitio del suceso y la ropa que usaban las víctimas.

Sobre las vestimentas, el policía recalcó que "presentaban desgarraduras por el paso de perdigones", sumando que se hallaron residuos nitrados que dan cuenta de un disparo a corta distancia. Además, expuso que se encontró en el lugar "una vainilla percutada y un cartucho sin percutar", sin concluir si el armamento empleado era convencional o hechizo.

El juicio sigue esta jornada con el resto de la evidencia y un eventual veredicto de los sentenciadores.