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"Los que tenían que cuidar, muchas veces, no estuvieron a la altura"

El profesional repasó en visita a Chiloé los cambios en protocolos de prevención y denuncia de abusos sexuales infantiles en establecimientos educativos. Tuvo masivos encuentros en las comunas de Castro y Quellón.
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Eduardo Burgos Sepúlveda

José Andrés Murillo es una de las caras más visibles de las víctimas del bullado caso de los abusos del extitular de la parroquia El Bosque, Fernando Karadima.

El doctor en Filosofía y Ciencias Políticas, magister en Sociología del Poder, como también creador y presidente del directorio de la Fundación Para la Confianza, estuvo nuevamente en Chiloé donde realizó varias actividades con la comunidad.

En su paso por Chiloé, el experto insistió en la importancia de los protocolos de prevención y denuncia al interior de los establecimientos educativos, además de incluir a toda la comunidad en esta tarea.

Una de esas reuniones fue con estudiantes del Liceo Galvarino Riveros de la capital provincial, con quienes dialogó sobre la confianza, la confianza lúcida y compartió con ellos su historia.

"Hablamos de cómo transformar las comunidades educativas en comunidades protectoras y comunidades de confianza lúcida", señaló.

Un encuentro similar realizó con la comunidad de la Escuela Luis Uribe Díaz, también de Castro y estudiantes del Liceo Rayen Mapu de Quellón, siempre centrado en la prevención y denuncia de los abusos sexuales infantiles y adolescentes.

-Desde que estuviste en el seminario "No enmudecer" del año pasado hablando sobre los protocolos, ¿crees que ha cambiado eso para mejor en los establecimientos educativos?

-Yo creo que todavía falta muchísimo en que se tome consciencia, de que los protocolos no son documentos que deben estar guardados en un cajón, sino que son dinámicas constantes de formación, capacitación y tomar consciencia en la comunidad, junto con las redes para poder generar contextos preventivos.

Los protocolos por sí solos no previenen, son las comunidades que a través de los protocolos lo hacen.

-Mencionas varias veces la palabra comunidad ¿cuál es la importancia de ésta en esa tarea preventiva?

-Así es y eso incluye a los estudiantes. Conversamos harto con los alumnos del Galvarino, de cómo ellos son agentes de prevención, porque si bien son menores de edad, los más grandes del colegio a través de su empoderamiento han ido exigiendo en los colegios más acciones de prevención.

-¿Y ese empoderamiento ha ido cambiando?

-Creo que se ha ido dando vuelta la estructura de autoridad y poder, en el sentido que las personas que antes tenían menos poder hoy son las que están exigiendo los protocolos de prevención, porque se han dado cuenta que los que tenían que cuidar, muchas veces, no estuvieron a la altura. Por eso ahora se exige desde las bases que los poderes, las autoridades vayan generando acciones de prevención oportunas y adecuadas para el resto de la comunidad.

-¿Osea ese cambio está obedeciendo a la presión de los afectados o eventuales víctimas, de ser atendidos en sus necesidades?

-Muchas veces los cambios en la historia han sido en base a las bases. Por ejemplo, las mujeres han ido generando el cambio, porque han ido exigiendo que existan eso cambios y eso hay que valorarlo, reconocerlo e incluso fortalecer.