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Sobre una cuerda, a 10 o más metros sobre el suelo y el mar

El deporte se llamaslackliney llegó a Chile en el 2000. Quienes lo practican afirman que es seguro y que no es difícil mantener el equilibrio en elhighline(más altura).
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Cinthia Matus O.

Cae la tarde y la gente que va en el Metro Valparaíso, en dirección hacia Viña del Mar, se queda con la mirada fija hacia el paseo Wheelwright. Entre los miradores y sobre una cuerda tensa, una joven intenta mantener el equilibrio a unos 10 metros de altura. Asombrados por la hazaña, algunos de los viajeros sacan los celulares para hacer fotos y grabar videos. No pocos temen que la mujer se desconcentre y caiga.

"Este es un deporte que se llama slackline. Llegó a Chile el año 2000 aproximadamente y la primera vez que se hizo un highline (instalar la cuerda de poliéster a una altura mucho mayor) fue el 2003, en el Cajón del Maipo. Después de eso, se masificó a todo Chile, constituyendo clubes deportivos en regiones", explica Isidro Rodríguez, presidente de la Federación de Slackline en el país y de "Libera Tu Mono", el club de esta práctica en Viña del Mar y Valparaíso.

Desde las alturas

María José Vega, la joven que todos miraban desde los vagones del metro, cuenta que entró al mundo del slackline y, recientemente, al del highline, por sus hermanos. "Yo vivía al frente de la playa y siempre me hablaban de esto. Hasta que un día me motivé y los acompañé. Así conocí al Isidro, que tiene una 'perso' muy simpática y me enseñó un par de cosas. Me gustó un montón y me compré una cinta", relata.

María José añade que, a diferencia de lo que muchos creen, a ella no le importa la altura ni menos el miedo. "Lo que más me gusta es la altura, me encanta, porque tiendo a buscar experiencias adrenalínicas, de mucha energía", asegura.

En noviembre de 2018, se constituyó la Federación de Slackline en Chile (Feslach). Gracias a esto, muchas personas pueden practicarlo, desde niños de 3 años hasta adultos de 70 o más. María José empezó hace seis meses practicando slackline, es decir, colocando la cinta a una altura no tan elevada (entre dos árboles) y sin usar implementos que le ayuden a mantener el equilibrio.

Sin embargo, hace dos meses, partió con el highline, como se le vio entre la estación Barón y Portales. "Lo que montamos (esa tarde) en el borde costero, fue solamente un ejercicio, una cinta iniciante de 10 metros de alto por 25 o 30 de largo. Actualmente hay equipos profesionales de highline que han montado desde 100 hasta 800 metros de largo, como en Curicó. Y desde 150 metros de altura, todo varía dependiendo el lugar", detalla Isidro Rodríguez.

"Es muy inspirador"

El presidente de Feslach, quien es psicólogo de profesión, afirma que cuentan con todas las medidas de seguridad para practicar esta disciplina, ya que se basan en un protocolo internacional para la instalación, a partir de los estándares de la International Slackline Association (ISA).

"Para nosotros es muy inspirador, porque hace poco las mujeres están practicando la modalidad en altura", menciona.

Y añade: "Es un deporte seguro, porque tiene dos cintas conectadas, una arriba de la otra. Por esto, aunque es improbable de que se rompa una, hay una segunda que resiste igual o más que la primera. Cada cuerda resiste en total dos toneladas y media. Además, en la cintura se coloca una línea de vida, que es una cuerda que se conecta con la cinta del highline, por lo que si se pierde el equilibrio, queda colgado y no hay riesgo de que se golpee".

Por los espacios públicos que utilizan, Rodríguez comenta que se basan en el derecho ciudadano de reunirse en espacios públicos, pero que de igual manera han sostenido reuniones con autoridades. "Llevamos muchos años haciendo esto, y en el proceso de oficialización de esta disciplina, hemos tenido reuniones con Capitanía de Puerto (de Valparaíso), el gobernador marítimo, el jefe de la Primera Zona Naval, Carabineros y el alcalde Jorge Sharp, con quien obtuvimos un permiso", detalla.

Los deportistas manifiestan que están tan motivados que todas las semanas realizan talleres. "En el slackpark de la Playa del Deporte, en la recta de Las Salinas, nos juntamos todos los miércoles y sábados de 17 a 20 horas. Ahí le enseñamos este deporte desde el nivel principiante al highline. Están todos invitados a participar", cerró Isidro Rodríguez.

Record guiness y estudio

Isidro Rodríguez cuenta que conoció este deporte en 2010 y que lo inspiró tanto, que llegó a participar en los Récords Guinness. "El slackline entró el año pasado a los Guinness y fui el encargado de certificar el deporte. Me mandaron el libro de regalo y el diploma de colaborador", afirmó.

Además, hizo su investigación de tesis en la Universidad Católica con tres fondos concursables. "Con ellos pude desarrollar un modelo educativo de este deporte en seis escuelas públicas (...), vimos cómo influía la práctica en el desarrollo cognitivo y socioemocional y descubrimos que la práctica de tres meses mejora la atención y concentración", explicó.