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Estudiantes crean 3 aparatos que facilitan el trabajo a los bomberos

Futuros ingenieros explican los prototipos con que se impusieron en el congreso tecnológico de la UC.
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Leo Riquelme - Medios Regionales

La tarea era una: durante el primer semestre los estudiantes de primer año de Ingeniería de la Pontificia Universidad Católica de Chile debían idear un proyecto que resolviera un problema cotidiano de algún equipo de emergencia.

Luego de varios meses de trabajo y propuestas, esta semana se dieron a conocer las tres propuestas ganadoras, todas relacionadas con enfrentar situaciones con que se encuentran los bomberos de Santiago. Estos son los ganadores.

1Para los clavos. Tras una serie de entrevistas con bomberos, el grupo de jóvenes detectó un problema. Lo primero que deben hacer los voluntarios cuando atacan el incendio de una casa es subir al techo y abrirlo para que exista ventilación vertical del inmueble. Eso lo hacen sacando las planchas -habitualmente de zinc- y la manera tradicional en que quitan clavos o tornillos es a golpes de hachazos, lo que es lento y peligroso.

Carolina Montoya, una de sus integrantes, contó que pensaron en cinco ideas pero se quedaron con la más factible de concretar por su peso liviano para portar y bajo precio. Consiste en un pequeño tubo de acero templado con filo en la punta, que con un golpe de la misma hacha rompe solo alrededor del clavo y lo saca. Lo probaron en las Primera y Segunda compañías bomberiles de Ñuñoa y si antes tardaban uno a dos minutos con la herramienta, ahora demoran 30 segundos. Producirlo les costó a los jóvenes menos de 2.500 pesos y con ello se ganaron un 7, además del derecho a participar en el Demo Day UC, que reúne a grupos de estudiantes de los cursos de innovación y emprendimiento de la universidad. Quien lo gane acudirá a una feria en el Virginia Tech de Estados Unidos.

Además de Carolina Montoya, el equipo ganador lo integran María Fernanda Alarcón, Leonardo Bascur, Matías Díaz, Franco Montalba, Ignacio Wang y Ricardo López.

2Guantes. A través de sus conversaciones con Bomberos de las comunas de Lo Barnechea y Colina los integrantes de este grupo identificaron que un tema relevante en el trabajo de emergencias es que los voluntarios debían utilizar tres tipos de guantes: unos destinados para atender rescates de personas involucradas en accidentes vehiculares; otros para enfrentar incendios, y otros de látex desechables para atender situaciones particulares. La revisión les mostró que esta multiplicidad les obliga a andar quitándoselos frecuentemente en plena faena, ya que estos suelen ser tiesos y le quitan flexibilidad. Aparte de sumar utensilios al traje, al efectivo les resta tiempo que puede ser valioso para combatir la contingencia que tiene al frente.

Vicente Adauy, miembro del equipo, explicó que pensaron en proyectos complejos hasta que fueron decantando en soluciones simples. ¿Cuál fue? Transformaron el set de guantes en uno solo, porque se dieron cuenta que todos son necesarios y lo que requiere el voluntario es facilidad para emplearlos. Así surgió "Gloveshift", que consiste en una prenda mayor con un cierre, que deja al descubierto el que se necesita para actuar.

El guante elegido les costó 50 mil pesos, pero no alcanzaron a probarlo en terreno debido a la falta de recursos. Por ello es que sus creadores esperan seguir mejorándolo para postularlo a concursos que reparten dinero con esos fines. "Gloveshift" fue ideado por Adauy, Francisco Campos, Isidora Contreras, Francisca Gómez-Lobo, Thomas Robert, Lucas Salcedo y Sebastián Sánchez.

3Traje mojado. El diagnóstico que realizó este grupo tras consultar por cuarteles bomberiles de Santiago es que siete de cada 10 voluntarios dicen que acuden a una emergencia con el traje mojado debido a que no alcanza a secarse del procedimiento anterior.

La fuerte humedad con que quedan los equipos expone a los efectivos a enfermedades como resfríos, pero también los hace más incómodos, rígidos y, por ende, les resta la movilidad que podría requerir la situación que enfrentan.

Esta situación llevó al grupo integrado por Tomás Zehnder, Santino D'aloy, Vicente Herrera, Isidora Uribe, Amanda Varela y Rodrigo Pérez a pensar en alternativas para resolver el problema. Así fue como apuntaron a las propiedades del cobre, cuyos iones eliminan las bacterias, los virus y hongos al entrar en contacto, con lo que crean un ambiente que les impide reproducirse.

Para incorporar este metal en las condiciones requeridas idearon una especie de colgador al que le agregaron ventilación, para facilitar la filtración de humedad. El prototipo que crearon mide 50 centímetros de alto por 40 de ancho, respectivamente. Asimismo, aprovecha la resistencia que ofrece el cobre para sostener el peso de este tipo de chaquetas.

Según explicó Tomás Zehnder, en las pruebas el dispositivo mejoró el tiempo de secado en 88%, pasando de 24 horas a unas tres horas.

Las propiedades bactericidas del metal rojo han llevado a la Corporación Nacional del Cobre (Codelco) a estimar que en los próximos años podría añadir unas 500 mil toneladas a la demanda mundial.

"A los bomberos les gustó mucho nuestro dispositivo porque es funcional, es liviano y además es barato".

Carolina Montoya,, universitaria."