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"Me cambió la vida el trabajo por el centro de rehabilitación"

La comerciante ancuditana destacó el crecimiento de la iniciativa en toda la provincia, enfatizando que "la inclusión no es un regalo, es un derecho", premisa que fomentó en su gestión.
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César Cárdenas Ruiz

Convocada a unir a Chiloé en los últimos años a través de la Jornada por la Rehabilitación del Club de Leones, Leyla Yurie González, se convirtió en una verdadera articuladora público-privada dentro de la comunidad insular con esta cruzada, pacto con el que pudo establecer un gran consenso: la solidaridad es posible aportando desde todos los niveles sociales.

Con esta premisa, fue que esta comerciante ancuditana de 46 años, asumió el desafío que significa estar a cargo de la organización de las Jornadas por la Rehabilitación, transformándose así en el rostro de la iniciativa entre los años 2016 y 2018. No obstante, el idilio entre Leyla y el Club de Leones está en su ADN, dado que sus padres también formaron parte de la organización.

Para Leyla el tema de la discapacidad no es desconocido, pues hace algún tiempo debió encargarse de la rehabilitación de su madre por más de un año, cubriendo los gastos propios de la salud privada en Chile.

-¿Cómo llegaste a ser la coordinadora de las Jornadas por la Rehabilitación?

-La verdad es que llegué por una empatía desarrollada desde una experiencia personal, un familiar cercano muy importante para mí sufrió un accidente cerebro vascular, y me tocó a mí la rehabilitación en Puerto Montt con ella, porque aquí en la Isla no había posibilidades de rehabilitación.

Justo coincidió con la realización de las jornadas, entonces cuando retornamos a Ancud, empecé a trabajar en las jornadas como ayudante del coordinador y la verdad nunca imaginé quedar como coordinadora. Y empecé a trabajar por eso, por la necesidad de rehabilitación en la comuna y en la Isla.

-¿Qué le falta a las Jornadas por la Rehabilitación de Ancud para lograr la consolidación al nivel de lo que ocurre, por ejemplo en Punta Arenas?

-La gran garantía que tiene Magallanes es que todos trabajan por las jornadas, la región completa. Acá en un principio fue Ancud, donde ya trabaja la ciudad completa, ya todos sienten que el centro de rehabilitación es parte de cada uno de nosotros; el año pasado se logró incentivar a la gran mayoría de Chiloé, y yo creo que por ahí va la cosa, contar con las autoridades independientes del color político que tengan, y unirse durante el año en una causa que traspasa toda diferencia.

-¿Qué es lo positivo y negativo que puedes rescatar de tu experiencia de las Jornadas por la Rehabilitación?

-La verdad es que es un trabajo 24/7, en el que el 50 por ciento de lo que tú haces se te devuelve multiplicado. La mejor parte es trabajar con lo mejor del ser humano, porque es una causa que une a la gente, no hay diferencias entre nadie, y eso se palpaba todos los años en que me tocó trabajar, en la medida que íbamos avanzando era mucha más la gente que se adhería, y era difícil que alguien te niegue la ayuda para algo tan potente como esto.

Ahora la peor parte de las jornadas son los egos, es difícil lidiar con el ego del ser humano también, y cuando se pierde un poco el norte respecto a lo que se trata esta causa que es unir, y empieza la gente como a pensar más en sobresalir o en reconocimientos, o en usar este centro de rehabilitación para ganar algo específico, ahí se complica todo.

-¿Cuál es el mensaje para la gente que ahora está a cargo de la coordinación de las jornadas?

-Mucha energía para los nuevos coordinadores, la verdad es que no tengo ninguna duda que será un éxito, todos trabajamos de manera distinta, todos somos distintos, pero harta energía y a ponerle el hombro porque es una causa que finalmente terminas ganando mucho más de lo que tu das, porque a mí me cambió la vida el haber trabajado tres años por el centro de rehabilitación, el centro te demuestra que la inclusión no es un regalo, es un derecho, el centro te muestra que ellos no son sujetos de caridad o que te puedan generar lástima, ellos son héroes, y que al lado de ellos no somos nada, dan batallas diarias para dar un paso, para rehabilitarse, y los "comunes normales" como les llamo, nos complicamos hasta por una gripe.

Reconocimiento

-Gracias a esta labor, los lectores del Diario La Estrella de Chiloé te premiaron como la Mujer del Año 2018. ¿Cómo tomas este reconocimiento?

-Primero agradecer al Diario La Estrella por al apoyo indiscutible que tuve los tres años, y a cada uno de los periodistas que trabajan ahí también. Creo y voy a seguir pensando lo mismo, que este premio no es para la Leyla Yurie, es para la coordinadora, porque en el fondo ese premio lo recibí yo por el centro de rehabilitación, me hubiese encantado que la institución ganadora hubiese sido el centro de rehabilitación.

Pero lo recibo con mucha alegría y aprendiendo un poquito a valorar lo que uno es, y lo que uno hace; es un premio muy lindo y tuve la suerte de recibirlo con mi hija y con mi nieta, lo que para mí fue súper importante.

Cuando yo partí estaba este sueño que empezaba como a vislumbrarse, de la construcción de un gran centro, necesitábamos el apoyo de los consejeros regionales, de los políticos y de mucha gente a la que no teníamos acceso, ¿cómo se dieron las cosas? no sé, pero tuve la fortuna de cruzarme con un gran político como don Nelson Águila, y él estaba presentándose a core, nos conocimos y yo le propuse que de salir core, él apoyara a este centro, para tener los fondos para empezar la construcción; el día que fui a recibir el premio del diario salió la RS del centro, y ya eso no es un sueño, ya es prácticamente una realidad.