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"Este despertar nacional reafirma la defensa insular que se dio en 2016"

El investigador del Centro de Estudios Sociales de Chiloé analiza los orígenes y desarrollo del estallido social del país, incluyendo las semejanzas con el Mayo Chilote.
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César Cárdenas Ruiz

El estallido social que se vive en Chile hace más de una semana mantiene la tensión entre los manifestantes y el Gobierno, en plena efervescencia. Las protestas no se detienen e incluso han llegado a registros históricos de convocatoria en muchas ciudades.

Si bien han disminuido los incidentes y saqueos en varias partes del país, no ocurre lo mismo con las denuncias de violencia en contra de algunas personas que siguen evidenciándose en un sinnúmero de presentaciones, de acuerdo lo señalado por el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) y otras instituciones.

Las protestas tuvieron su preludio cuando un grupo de estudiantes secundarios llamó a no pagar el boleto del Metro de Santiago, en rechazo a un aumento de 30 pesos de la tarifa. "Evadir, no pagar, otra forma de luchar", fue la consigna en los inicios de un proceso histórico que alcanzó ribetes nacionales desde el 18 de octubre.

Así comenzó un verdadero terremoto social con un tema puntual que se expandió a una mirada mucho más amplia de la realidad social y política que se vive en Chile, con un denominador común para todos: la amplia desigualdad de este país, donde el 1% de la población toma más del 30% del ingreso nacional en comparación con la media de los países de la OCDE, que es de 15-20% máximo. Los chilenos expresan en la calle su hastío por la falta de acceso a salud y educación de calidad y el actual sistema de pensiones.

De acuerdo a lo señalado por el doctor en Ciencia Política de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, e investigador del Centro de Estudios Sociales de Chiloé (CESCh), Eduardo Mondaca, existe una consigna que resume en cierto modo el descontento que hay entre los chilenos.

Crisis nacional

-¿Cuáles son las claves para entender este estallido?

-Hay una frase que sintetiza de muy buena forma estas claves: "No son 30 pesos, son 30 años". Esto refiere a un profundo descontento acumulado que no tiene que ver necesariamente con el precio del transporte, sino con el trato a la gente en su vida cotidiana, que se siente abusada por un modelo político, económico e institucional guiado por una lógica de precarización o conculcación de derechos sociales (trabajo, salud, educación, jubilación, vivienda, cultura, entre otros) y sobreexplotación o incluso saqueo de sus entornos de vida (agua, bosque, suelo, territorios en general).

En síntesis, personalmente considero que este despertar tiene como principal sustento la defensa de la vida amenazada, no solo a nivel personal, sino también la vida familiar, social, cultural y territorial asfixiada por esta lógica.

-¿Qué tan desigual es Chile?

-Para medir la desigualdad, uno de los instrumentos más utilizados es el coeficiente de Gini. Este es un número entre 0 y 1, donde 0 refiere a la perfecta igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y donde el valor 1 refiere a la perfecta desigualdad (una persona tendría todos los ingresos y los demás ninguno). Pues bien, el Gini en Chile se mide con los datos de la Encuesta Casen, con esos datos el Gini chileno es de 0,55. No obstante, utilizando los datos del SII ajustados, el coeficiente asciende a 0,63, quedando como uno de los 15 países más desiguales del mundo, semejante a los del sur de África. Reafirmando esto, el último informe de la Cepal sobre el tema (2019) indicó que el 1% más adinerado de Chile se quedó con el 26% de la riqueza del país. Esto es algo que, sin duda, es parte de la indignación de estos días. Chile es uno de los países con mayor PIB per cápita de América Latina, pero casi el 27 % de los ingresos van a parar a manos del 1 % de su población. No obstante, el 48 % de ese PIB corresponde a deudas de sus ciudadanos. Chile es una olla a presión que recién comienza a estallar.

-¿Qué responsabilidad tiene el Gobierno de Sebastián Piñera en todo esto?

-El Gobierno de Piñera tiene la responsabilidad de extremar esta tensión con medidas que profundizan este modelo en extremo desigual. Incluso las medidas dispuestas durante estos días para salir de la crisis son en beneficio de ese 1% más rico, por ejemplo, el aporte estatal para el aumento de pensiones es más dinero para las AFP; el seguro para enfermedades y medicamentos es más dinero para las isapres; la ampliación del convenio con farmacias es más dinero para estas; el mecanismo de estabilización del precio de la luz es más dinero para las empresas energéticas. En definitiva, no son medidas que impliquen cambios en la estructura económica que ha despertado la indignación social, sino al contrario, sigue reafirmando este modelo en extremo desigual.

-¿Cuál es el rol de los estudiantes en las movilizaciones?

-Nunca hay que olvidar que fueron los estudiantes secundarios los que iniciaron las movilizaciones más grandes en toda la historia de Chile. Movilizaciones que se instalan como una insurrección popular que quiebra una lógica de reproducción monótono-continua e inaugura una nueva subjetividad histórico-política. Este nuevo ciclo político, esta nueva conciencia política fue facilitada, de manera importante, por ellos.

-¿En qué medida afecta lo que está ocurriendo en el territorio nacional a Chiloé?

-A mi parecer este despertar nacional tiene muchas similitudes con el Mayo Chilote de 2016. Si bien se dan en diferentes escalas, ambos acontecimientos marcan una ruptura histórico-política en una comunidad determinada (nacional en un caso, territorial o provincial en otro). De igual forma, como indicaba con anterioridad, ambos acontecimientos tienen como centro la defensa de la vida amenazada, no solo personal, sino también familiar, comunitaria y territorial. En efecto, este despertar nacional reafirma la defensa insular que se dio en 2016, instala criterios y valores similares a los establecidos en el Mayo Chilote.

Ahora bien, cuando a los acontecimientos insurreccionales no se les da respuesta política, solo se quedan en lo anecdótico. Aun cuando la sociedad transite hacia una nueva conciencia política, esta vuelve a quedar sofocada, muda, reprimida. Las respuestas políticas deben estar acordes a los nuevos criterios y verdades que emergen del acontecimiento. Lo que hace que este adquiera verdadera potencia para cambios estructurales es si existen sectores políticos que logren articular un compromiso, práctica y discurso de acuerdo a esa nueva conciencia.

Para el caso de Chiloé, el Mayo Chilote fue claro: "Chiloé está privao', por el saqueo de su territorio y la postergación de sus prioridades". Esto implica que las respuestas políticas deben reafirmar no solo la sustentabilidad ambiental en equilibrio con el bienestar económico-social del Archipiélago, sino también la democratización de la gestión territorial con mecanismos más soberanos.