Diego Gotelli C. - Medios Regionales
Entre las piedras regadas por el suelo, Jimena Aburto caminó en la Plaza de Armas de Coyhaique, en la vecina Región de Aysén, lugar donde minutos antes hubo enfrentamientos entre manifestantes y Carabineros. Los disturbios, que se trasladaron a pocas cuadras, dejaron decenas de rocas que la joven de 23 años vio, a la distancia, cómo habían sido arrojados a un carro lanzaaguas. Eran las 20 horas del jueves 21 de noviembre y entre esos restos Aburto tomó una roca, la que -según pudo comprobar después- resultó ser un fósil con más de 66 millones de años de antigüedad.
"Yo lo miraba y les comentaba a mi prima y un amigo que me acompañaban que podía ser un fósil. Ninguno de los dos me creía", cuenta la estudiante que cursa segundo año de Medicina Veterinaria en la Universidad Austral de Chile (UACh).
El objeto no era desconocido para Aburto. Hace un año, la universitaria tomó un ramo optativo de paleontología como parte de su carrera, en el que, dice, vio un fósil con las mismas características. "Ese ramo fue uno de mis favoritos y encontrarme ahora el fósil ha sido una experiencia muy linda", comenta.
Al día siguiente de recuperar la roca se contactó con la profesora que le dictó el ramo, quien le confirmó que el fósil corresponde a un "amonite", cefalópodos que habitaron entre los períodos Jurásico y el Cretácico, por lo que datan de entre 200 millones a 66 millones de años atrás, siendo extintos junto a los dinosaurios.
El geólogo Sven Nielsen, investigador del Instituto de Ciencias de la Tierra de la Universidad Austral, explica que los amonites fueron un grupo de moluscos que habitaban en ambientes marinos, aunque sus fósiles suelen ser encontrados en los sectores cordilleranos.
"No es tan raro. En algunas zonas de Coyhaique se pueden encontrar con relativa frecuencia. Pero lo que no es tan común es encontrar los amonites relativamente completos como este ejemplar", añade el experto.
Donado al museo
Aburto cuenta que dudó en llegarse la pieza paleontológica desde la plaza, pues al tomarla vio a Carabineros acercarse y sus acompañantes le advirtieron que los uniformados podrían pensar que los atacaría con la roca. Sin embargo, decidió llevarla para que no desapareciera.
Su primera opción fue llevarla a su universidad ubicada en Valdivia, pero temió que en el aeropuerto se la incautaran, por lo que previa coordinación con su exdocente paleontóloga donó la pieza al Museo Regional de Aysén.
La entrega se concretó el viernes 22, a menos de 24 horas de recuperado el objeto. Según le dijeron, la idea sería exhibirlo en una colección. Este medio consultó al recinto sobre el futuro de la pieza, sin lograr una respuesta.
Nielsen destaca el actuar de la alumna, ya que si uno descubre una pieza paleontológica en un lugar donde puede ser dañado se debe poner a salvo y luego entregar a una institución para su preservación.