Impasse entre el MOP y el Consorcio Puente Chacao tambalea la megaobra
La iniciativa que siempre ha dividido a los chilotes y que para muchos se desarrollaba sin grandes contratiempos, está en la incertidumbre ante el anuncio del CPC de parar faenas si el Estado no accede a cancelar dineros por "mayores costos asociados a los cambios ordenados".
Si bien para algunos siempre han existido dudas acerca de la concreción del Puente Chacao, el 2019 se despide para toda la comunidad chilota con más incertidumbre que certeza respecto a la obra de ingeniería contemporánea más importante del país.
Y es que quizás el viaducto entre la Isla Grande y el continente, al menos respecto a los últimos plazos contemplados, no vea la luz y no se instale junto a otras grandes construcciones aún existentes y que revolucionaron al país en su tiempo, como el Estado Nacional o el Viaducto del Malleco.
Un verdadero misil es el que lanzó este lunes el Consorcio Puente Chacao (CPC), encabezado por su accionista mayoritaria, la surcoreana Hyundai… casi como un regalo de Navidad. A través de una carta enviada al ministro de Obras Públicas, Alfredo Moreno, el titular de CPC, Dongjin Lee, alegó la imposibilidad de seguir con las labores del megapuente.
El Gobierno, tanto a nivel regional como nacional, reaccionó recién un día después, el 24, desestimando los argumentos del grupo y aseverando que las faenas no han parado en el canal de Chacao.
No obstante, las razones expuestas por el consorcio se ampliaron en Navidad. Desde las iniciales "falta de seguridad jurídica", "trato abusivo del MOP", "mala fe" de la cartera e "incumplimiento de los compromisos contraídos", en alusión a compensar "costos asociados a cambios ordenados", el discurso de CPC se endureció.
El consorcio insistió en que el nuevo diseño del puente fue aprobado en 2018 y que OO. PP. no ha efectuado tanto la modificación del contrato como los "mayores costos del proyecto". Incluso el grupo empresarial alega que no ha recibido dinero alguno del Estado de Chile en 5 años.
Cierto es que la relación contractual entre las partes estableció, a suma alzada -es decir, el que construye debe entregar la obra lista y en funcionamiento-, un adjudicación tanto para el diseño como la construcción misma de la megaobra. El monto fijado de inversión fue de 360 mil 134 millones de pesos reajustables solo a IPC, nada en dólares, como muchas veces se informa.
Petición/modificación
CPC, consorcio que alguna vez integró OAS, salpicada de escándalos de corrupción como su par Odebrecht, igual brasileña, esgrime que tales cambios pedidos por la autoridad chilena se vinculan a modificaciones a normas japonesas, ajustes de diseño, adecuaciones en fundaciones a pilotes de la pila sur (la única en tierra de las tres) y factores de seguridad referidos a sismicidad.
Ese es el meollo del impasse: ¿Merece CPC un pago por lo que, en la práctica, denuncia hubo cambios en las reglas del juego? ¿Se pasa de listo el MOP o es, como la cartera enrostra -y exministros también-, un aprovechamiento del grupo en medio de la crisis social del país? Un tiempo en que, dicho sea de paso, el peso chileno -la moneda del contrato- se depreció bastante ante el dólar, aunque ahora el escenario tiende a revertirse.
Todo esto y más están en la nebulosa, incluso con la posibilidad de judicializar el embrollo -con la consiguiente tardanza de la iniciativa-, lo que temen las voces que están a favor del puente, porque hay que recalcar: siempre el tema ha dividido aguas en Chiloé.
Así lo ha sido... desde inicios de los '70 cuando lo planteó el decé Félix Garay, cuando volvió a hablarse en serio en los '90 y el respaldo que le dieron Frei y Lagos, cuando se pensó que el puente celebraría el Bicentenario de Chile (2010), cuando Bachelet decidió cancelarlo en 2006 y lo cambió por el Plan Chiloé, cuando lo revivió Piñera en su primer mandato (lo adjudicó en 2013) y Bachelet después sí lo respaldó en su segunda administración. Y también, cuando en este segundo período de Piñera todo parecía que iba en marcha… hasta esta semana.
Un fin de año que abre la posibilidad de que el puente que iba a estar listo el 2019 o el 2020, después el 2023, quizá tampoco sea realidad el 2026, en el (verdadero) Bicentenario de Chiloé.
"Después de tres años de conversaciones, espera y reiterados compromisos incumplidos, la empresa se ha visto en la imposibilidad de continuar las obras".
Hyundai, accionista mayoritaria del Consorcio Puente Chacao."