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[Nuestro Patrimonio]

Sede de la Sociedad de Artesanos: testigo de la historia durante tres siglos

La agrupación fue fundada el 16 de noviembre de 1889 y su imponente edificio estuvo cerca de hitos históricos de la ciudad de Iquique, como la matanza de la Escuela Santa María y alegres celebraciones de la comunidad.
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Rodolfo Capino Valencia

Tres siglos han sido testigos del paso del tiempo del edificio de la Sociedad Internacional de Artesanos y Socorros Mutuos de Iquique, que fue fundada el 16 de noviembre de 1889.

Esta construcción ocupa un lugar importante en la historia de la ciudad y por ello Julio Pinto Vallejos, Premio Nacional de Historia 2016, en su libro "Desgarros y Utopías en la Pampa Salitrera" le dedica algunas líneas a la organización mutualista al señalar que desde 1880 hubo intentos de formar agrupaciones de Socorros Mutuos en el norte de nuestro país. Sin embargo, hacia 1889 desde el mundo artesanal surgió una organización explícitamente inspirada en una identidad de clase. Se trató de la Sociedad Internacional de Artesanos y Socorros Mutuos de Iquique.

Sus fundadores justificaron en un comunicado oficial su surgimiento "como una grande necesidad que se hace sentir en este pueblo para la clase obrera". El historiador agrega que la institución está destinada a convertirse en la más importante en su género durante los años venideros desde su nacimiento.

"La Internacional de Artesanos inauguró una etapa en que la Sociedad Obrera del Norte Grande, adquirió una autonomía orgánica y una afirmación clasista mucho más nítida que en el pasado", destaca Pinto Vallejos.

Espacio simbólico

Patricio Rivera, académico de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Arturo Prat, subraya que el histórico edificio -ubicado en la intersección de las calles Zegers con Barros Arana- fue parte de la frontera sur de la ciudad en 1883. "A la vez, se sitúa en un espacio simbólico que es la Escuela Santa María y la Plaza Montt (hoy Mercado Municipal) y como edificio es testigo de la matanza de la Escuela Santa María de Iquique. Además, es una de las primeras organizaciones de trabajadores con identidad de clase proletaria", comenta el historiador iquiqueño.

La construcción es también -a juicio de Rivera- un espacio simbólico de autogestión, ya que fue escenario de bingos, rifas, platos únicos bailables y fiestas estudiantiles. "Famosas eran las 'fiestas del Artesanos' en la década de los 80 y de gremios, como el Colegio de Profesores y otros. También es escenario de matrimonios de sus socios y en su gran espacio cobijó en los noventa a un fotógrafo local que inmortalizó momentos de Iquique y con un letrero ubicado en calle Zegers invitaba a verse en sus fotos de los años 70, 80 y 90; todas ellas de desfiles, navidades, brigadas premilitares, etcétera", manifiesta el académico de la Unap.

Por todo ello, Rivera argumenta que el local de la Sociedad de Artesanos es un espacio de soberanía del mundo obrero popular que ha sobrevivido a tres siglos, es decir, XIX, XX y XXI.

Socios

Freddy Olivares y Carlos Valenzuela componen la directiva de la Sociedad de Artesanos como presidente y tesorero, respectivamente. Ambos comentan que el edificio cuenta con tres casas habitación y un segundo piso habitable. En el primer piso se encuentran los salones, tanto de reuniones como de eventos, que tiene escenario, una cocina equipada, baños y un bar.

Añaden que el edificio se empieza a construir en 1892 y fue ahí cuando se compran los paños necesarios para ello.

Los dirigentes explican también que la organización -que tiene 110 integrantes- ayuda a los mismos socios, ya sea cuando están enfermos o cuando fallecen, pues tienen un nicho propio en el Cementerio 1. La viuda recibe una pequeña cuota mortuoria para pagar algunos gastos, mientras que los socios enfermos reciben ayuda por hospitalización.

Otros de los beneficios que aporta la Sociedad es proporcionar entretención a los integrantes, como almuerzos o comidas. Cada vez que se hace una reunión se entrega un agasajo, una cena bailable o almuerzo y se comparte con los socios.