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Mil y una razones para abrir el verano en el Parque Tricao

Imposible contar todas las posibilidades que ofrece el lugar; no obstante, se puede resumir en solo un concepto: contacto con la naturaleza mediante el estímulo de la capacidad de asombro.
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Fernanda García

Hay que ir temprano para intentar aprovechar todas las posibilidades que, en poco más de 600 hectáreas, ofrece el Parque Tricao, un enclave de la naturaleza a cuatro kilómetros de Santo Domingo, donde cada paso es un descubrimiento. Inaugurado y abierto al público a fines de febrero del 2019, la historia del lugar se remonta a 13 años, con la construcción de un tranque agrícola. Como medida de mitigación de se creó un humedal que poco a poco se convirtió en lugar de acogida de aves migratorias que paraban antes en El Yali, hoy seco por la escasez de lluvias.

La vegetación propia de la zona se fue recuperando prácticamente sola, al hacer un profundo y minucioso trabajo de extracción de zarzamoras dejando en libertad para respirar y recuperar la luz a diversas especies arbóreas -boldos, peumos, molles, lingues, maitenes y petras, entre otros- que permanecían ocultas bajo la maleza. "Mucha gente las compara con la vegetación del sur de Chile, pero son propias de la zona", aclara Bastián Bustos, guía del parque, oriundo de San Antonio, que con sus conocimientos y cercanía con el entorno alienta a saber cada vez más de este espectacular lugar.

Operaciones

El centro de operaciones del Parque Tricao es Plaza La Virgen, desde donde se accede a cada una de las atracciones. Ahí es la primera aproximación a una jornada de aventura y sorpresas, con juegos para niños, muro de escalamiento, espejos de agua y un pump track para bicicletas. También hay espacio para un momento de introspección en una pequeña capilla construida entre los árboles.

Un gran mapa da cuenta de las distintas posibilidades, entre ellas las 15 hectáreas de esta laguna artificial que da vida al parque y a su biodiversidad de cisnes, patos, garzas y peces. Puede transitarse vía kayak, si no, abordar las balsas para 20 personas; el trayecto demora unos 35 minutos y conduce al humedal Giverny, uno de los escenarios naturales más impresionantes y que acoge al llamado Jardín Giverny, inspirado en los jardines que inmortalizó el impresionista francés Claude Monet.

Este lugar invita a detener el tiempo para observar cada una de las especies que ahí habitan. Se aprecian desde puentes y senderos sobre el agua. Los campos tapizados de flores de colores y distintas tonalidades de verde, terminan por difuminarse en un sector llamado La Catedral, una formación arquitectónica natural de troncos que le imprime a ese espacio abierto un solemne carácter religioso.

Ya son 76 mil visitas desde que se inauguró el Parque Tricao, nombre que deriva del loro Tricahue. "Estamos orgullosos de lo que se ha avanzado y se ha hecho. Como uno trabaja aquí todos los días, no se da cuenta de lo bonito que es. Pero toda la gente que viene nos lo recuerda", confiesa Nicolás Vicuña, director ejecutivo de la Fundación Parque Tricao.

Sobre la base de tres pilares esenciales: conservación, educación y turismo, se creó este gran circuito medioambiental que en su programa incluye el acceso gratuito a otras fundaciones sin fines de lucro, colegios particulares subvencionados y municipales. También el impulso turístico ha mirado hacia el mercado de los cruceros. Ya algunos lo contemplan en su ruta.

Resaltar el bosque

"Estamos inmersos en un lugar de la quinta región que tiene una diversidad de árboles poco reconocida o que no se le ha dado el valor que merece. Este parque siempre ha estado en esa línea, tratando de recuperar el entorno para que la gente pueda darse cuenta de ello y observar la naturaleza en su magnitud", remarca Vicuña, sin omitir que la "guinda de la torta" es el aviario. "Es lo que más llama la atención pero nos identificamos y queremos resaltar el bosque de la zona", acota.

Naturalmente el espacio se fue llenando también de chillas, huiñas, coipos, liebres, todo tipo de animales y pájaros. Incluso una vez divisaron un gato colo colo que es bien difícil de encontrar.

Parque vivo

"El Tricao es un parque totalmente vivo, crece para distintos lados siempre respetando la línea de conservación. La idea es que esté en movimiento, trayendo cosas nuevas para el visitante", dice el director ejecutivo. Y habla de los "milagros" que ocurren en el parque. "Teníamos árboles totalmente secos, que los sacamos de dónde estaban y los instalamos en lugares estratégicos como hitos o esculturas. Misteriosamente empezaron a brotar de nuevo", dice con evidente entusiasmo. Claramente un boldo en el acceso al parque es una muestra del relato que hace Vicuña.

El artífice de este santuario natural es Eduardo Fernández León, empresario inmobiliario que prefiere no aparecer en prensa. Pero sí visita el Tricao todas las semanas para que este legado sea apreciado y preservado para estas y las generaciones futuras. En principio no tenía pensando hacer un parque, menos abrirlo al público, pero cuando vio lo que pasaba cuando apenas rescató un pequeño pedazo de la quebrada, decidió seguir avanzando hasta que dimensionó la noble belleza de lo que estaba pasando. Y quiso compartirla.

En el lugar trabajan 70 personas, hay equipos de construcción, de servicio, mantenimiento, veterinarios y ornitólogos. La mayoría, prácticamente el 80%, viven o son de la Región de Valparaíso. Es importante relevar el nombre del constructor y escultor sanantonino Narciso Cabrera, que junto al arquitecto paisajista norteamericano Stuart Moore, han logrado dotar al parque de instalaciones totalmente a tono y en armonía con el entorno.

También se han preocupado de proyectarse ante los desastres que está dejando el cambio climático, más aún en nuestra zona que, ya se sabe, es una de las más afectadas por el fenómeno. "Tenemos matrices de riego por goteo para todos los árboles que se han plantado. Nuestro compromiso es real con la reforestación".

Un día no es suficiente para conocer y reconocer el parque. No es posible acampar pero sí hay más de 10 quinchos que se arriendan, con asadera, mesas y reposeras, algunos con playita, que permiten pasar el día entero. Son cerca de 10 kilómetros de senderos para caminar, en especial los que recorren lado y lado de la laguna. También hay una cafetería y un circuito para bicicletas de 30 kilómetros. Ya comenzó la temporada de lunes a lunes en que el parque abre sus puertas (precios y horarios en: tricao.cl). El panorama es completo, para todos los gustos y edades.

Si prefiere, basta llevar un libro o un mat de yoga; lo esencial es ir con respeto y no perder la capacidad de asombro ante esta experiencia.